Imaginar el futuro para reconstruir el pasado. Cuba, Haití, República Dominicana, Jamaica (todas las islas del mar Caribe), Colombia, Venezuela y Brasil son los países con mayor población afrodescendiente según el censo de Lena Andrews para la Universidad de Carolina del Norte, Estados Unidos.
Cumbia, vallenato, bachata, samba, bossa nova, capoeira, mambo, cha cha cha, merengue, reggae, etc., son todas versiones de un mismo gran cuadro: la música como paisaje más benevolente.
Ana María González Mafud y Carlos Martí Brenes, catedráticos de la Universidad de la Habana, Cuba.
Las nuevas generaciones de la diáspora Caribe y Brasil recogen el testigo de lo que observan en Norteamérica y añaden su riquísimo abanico de posibilidades sonoras. El número de géneros y subgéneros musicales que América ha parido en los últimos quinientos años es apabullante, por no hablar de los que ya existían antes de Cristóbal Colón, que han terminado fusionándose en mayor o menor grado. Los comunes denominadores que actualmente se asocian al afrofuturismo de esta área del planeta son: educación sobre su historia, crítica y militancia para reclamar el sitio que las oligarquías blancas les han negado sistemáticamente, autocrítica y propuesta de un cosmos afrodescendiente alternativo para resignificarse en la dignidad y la intimidad; y rechazo de la romantización de la pobreza.
Mención más que especial a Bob Marley, otro Moisés del éxodo de regreso al paraíso, que es África para los seguidores de los rastafaris. Bob fue uno de los más efectivos en transmitir al público internacional la filosofía y el estilo de vida de esta religión o forma de vida, que promueve la supremacía negra y las raíces africanas, y cuyos seguidores se identifican por sus «dreadlocks» (trenzados del pelo conocidos popularmente como rastas) y el uso sacramental de la marihuana. El sentido del vuelo y la libertad son transversales en toda la obra de Marley y, aunque carece del elemento sci-fi, sí que remite a la religión y el mito. Mientras vivía en Londres, Marley trabajó en el proyecto Exodus (1977), un hit en Gran Bretaña, al igual que “Redemption Song”, que muestra de su talento como compositor, con una letra poética, social y política. Libérate a ti mismo de la esclavitud mental, nadie más que nosotros podrá liberar nuestras mentes. La premisa es llegar a un lugar mejor, un lugar personal llamado Zion.
Orishas
Orishas es una banda cubana formada por Hiram Riverí Medina (Ruzzo), Yotuel Romero (Guerrero), Roldán González Rivero, Roldán y Flaco-Pro junto al productor francés Niko Noki, los integrantes originales, por allá en 1999. El poderío de la idea inicial fue la fuerza que les hizo seguir adelante: mezclar hip-hop con música tradicional cubana, unir sonidos rituales y el latido de las calles de La Habana, Cuba.
Los Orishas, figuras clave de religión afrocubana, son las potencias elementales que integran el panteón yoruba. La crítica dedicó a estos músicos y rappers profusos elogios que los calificaban como “dioses del hip hop latino”, el grupo que sentó las bases de un estilo en el que se hacen evidentes sus orígenes: el son montuno, el guaguancó, el yambú, la cumbia, el bembé. Es precisamente la divulgación del panteón yoruba desde una plataforma urbana europea lo que los propulsa a la categoría de constructores del tejido artístico afrofuturista.
Dawer x Damper
Los hermanos Luis y Edwar Vergara, de 27 y 28 años forman el dúo Dawer x Damper que propone transformar la música urbana, combinando rap, cumbia y marimbas con sonidos electrónicos, reevaluando la masculinidad tóxica y las narrativas paternalistas y condescendientes sobre los barrios más pobres de Cali, Colombia. Buscan resignificar la música urbana con el afrofuturismo, cargados de una paleta ambiciosa de sonidos afro, funk y dembow. En ese país, Dawer x Damper son los primeros artistas en promocionarse en el mercado musical como tal; su utopía apunta a reescribir el futuro en varios frentes: primero su ciudad natal y luego la música urbana latinoamericana.
La pobreza de este lugar se ha romantizado y nosotros queremos hacer algo distinto, no ocultar la realidad negativa, ni la positiva, no contar desde lo ajeno sino desde la intimidad. Cuando pensamos en afrofuturismo en América Latina pensamos en encontrar nuevas narrativas, y hacerlo desde el lugar que da vergüenza.
O, como ellos cantan, ¿Vos crees que soy un alien, o qué?
Ghetto Kumbé
Los Ghetto Kumbé explotan como el necesario siguiente paso en esa invocación a la raíz africana que Colombia, un país pluri-musical lleva años ejercitando a fuego lento. Juan Carlos Puello “Chongo”, Edgardo Garcés “Guajiro” y Andrés Mercado “Doctor Keyta/ DocKey» emanan un poderío que es irresistiblemente carismático e hipnótico. Sus letras son comprometidas, directas, viscerales, sin rodeos ni complejos, peligrosas y necesarias. Su estética en directo haría palidecer a Keith Haring, Björk o Grace Jones. Y su alma ha sido hábilmente parida para honrar una de las grandes bazas de la exquisita (y resiliente) cultura afrodescendiente: su capacidad para exorcizar el dolor hasta transformarlo en danza y catarsis.
La mitología Wayuu es el tema principal de su primer videoclip, “Chilá Kilé” que narra el origen del mundo a cargo de Mma -La madre tierra- y Juya -El gran señor de las lluvias-. La tambora es el sonido del trueno que llama a las lluvias sobre la tierra.
No se puede entender la letra gramaticalmente, pero sí es posible hablar con el tambor y los idiomas ancestrales.
Los Kumbé irrumpieron después de la pandemia con un llamado a la dignidad y resistencia de los pueblos en el convulsionado panorama político que vive Latinoamérica, especialmente el desierto de la guajira. Con invitados como el grupo de rap Kombilesa Mí, que canta en palenquero (la variante lingüística hablada en la zona de San Basilio de Palenque), la intérprete Melanie Bourire de las Islas Reunión y el productor The Busy Twist sellan discos y EPs sin fisuras, donde estos tres mosqueteros ceden el papel protagonista al tambor. Cultura, mitología, musicalidad afroindígena, valentía y futuro afroindígena.
Nidia Góngora
Nidia Góngora, la perla cantora, está considerada una de las grandes exponentes de la música del pacífico latinoamericano. Esta exmaestra de guardería -y madre de dos hijos- lleva años imbuida en una travesía que va desde lo folclórico (con su proyecto ‘Canalón de Timbiquí’) a la música electrónica (con el productor británico Quantic). Esa dualidad la hace musicalmente fascinante. Y, en persona, su discurso humanista resulta tremendamente carismático.
Nidia Sofia Góngora Bonilla nació en la ciudad costera de Timbiquí, una comunidad afrocolombiana del pacífico suramericano. Sus canciones están impulsadas por la percusión y las melodías hipnóticas de la marimba; sus mensajes son una embriagadora mezcla de creencias indígenas amerindias, misticismo africano y normas católicas.
Quiero que vuelva esa vida que viví de niña, una vida tranquila donde se respetaba la humanidad; que vuelva el valor de la vida traducida en las cosas simples, pero significativas. Que vuelvan las sonrisas, el respeto. Que la dignidad se vuelva costumbre.
La música nos ha servido históricamente, nuestros antepasados la usaron como salvavidas, un escudo protector.
Hoy Nidia y sus mujeres quieren continuar con ese legado desde la memoria viva, la de la selva, los pueblos y sus saberes de poder llevar la música como bandera de visibilidad. Construir futuros posibles desde el presente.
Dj Guitto
DJ Guitto es Diego Ramírez, un músico e investigador con más de quince años de trayectoria en la escena de la música underground. Su obra dibuja paisajes electrónicos que sintetizan los sonidos de la cordillera de los andes y el mar Caribe con la contundencia del EDM y el trance con el objetivo de compartir con el mundo cantos y saberes de comunidades afroindígenas. Retumban tamboras, llamadores, maracas, guaches, chuchos, palo de agua, bongos, marrana y su emblemático instrumento: el kuisi (mal llamado ‘gaita). El arte como canal para lanzar un mensaje de paz medio ambiental, inclusión social y enaltecimiento de lo local.
En su visión del futuro caben las comunidades afro indígenas a punto de extinguirse, por ello recoge canticos en lenguas minoritarias. Por ejemplo, en “Baudó” una matrona indígena Emberá relata en su lengua madre lo que tuvo que vivir cuando llegaron los paramilitares, las autodefensas Unidas de Colombia, a desplazarlos. Se narra su éxodo a lo largo del río Baudó, lo que su comunidad sufrió hasta encontrar un emplazamiento medianamente parecido a donde vivían para empezar de nuevo. Guitto ha traído la selva a las pistas de baile de Europa; su voz ha hecho famoso el grito: ¡El pueblo no se rinde carajo! ¡El pueblo se respeta, carajo! Un profeta de mejores tiempos por llegar para un país que está a las puertas de un cambio sociopolítico del que el mundo está muy pendiente.
Afrosideral alias Kumar
El productor, vocalista y multi-instrumentista cubano Afrosideral (alias Kumar Sublevao Beat) ha creado lo que él llama el Afrocuban Electronic Ensemble: un híbrido entre producción electrónica moderna y sensibilidades dub. Sus ritmos y melodías están inspiradas en (y son un homenaje a) el legado del magnífico pueblo Yoruba de donde proviene buena parte de los seres humanos esclavizados de Cuba. Su obra es una oda al universo, pero no la ejerce su voz, sino la voz de sus ancestros; es invocación a las almas no presentes en el plano físico. El dembé, el trance y la meditación convergen en melodías que muestran y modulan el ADN cultural de Kumar: sanación y santería, empoderamiento, orgullo e identidad.
Seductor de auras, Afrosideral es un letrista profundo, compositor y percusionista digital. Cajas de ritmos, samplers, synthes combinados con instrumental acústico que te sumergen en una jungla con los orishas danzando a tu alrededor. Afrosideral realiza ritos de sanación y calibrado de frecuencias antes de cada concierto, inspirado por Yemayá, la orisha del Mar; y mezcla elementos de la capoeira con cantos afrobrasileños para venerar a Arayé, Oggun y Olodumaré. Ha trabajado con algunos de los productores y músicos más reconocidos de Cuba, como DJ Jigüe, Leonardo De Cuba, Wichy de Vedado, BJDC, Afrokinetic de NYC y Chris Annibell.
Princess Eud
Enide Edouarin es una rapper, cantante, diseñadora de moda y actriz de Pétion-Ville, Haïti, y desde los tres años está inmersa en el mundo de la música. Es la reina del hip hop, un género que ha sido ejercido mayoritaraimente por hombres; se describe a sí misma como una yon fanm solid (una mujer fuerte) que busca cambiar su comunidad y mostrar a todas las mujeres que, si quieren algo, pueden conseguirlo. Princess Eud cree que los artistas son «mensajeros orishas», y deben compartir mensajes inspiradores, brindar esperanza y sanar heridas emocionales.
Incluso en un país como Haití, con una población de mayoría afrodescendiente, el ciudadano afro está atrapado en niveles jerárquicos, dependiendo de si eres mujer u hombre, rica o pobre, liberada o subyugada por las normas sociales impuestas por el heteropatriarcado.
Cuando una tiene un micrófono en sus manos, debe transmitir cosas poderosas. Canto para quienes no tienen voz, canto para las mujeres, quiero empoderarlas, hacerles sentir lo fuertes que pueden llegar a ser. Que son hermosas, que son inteligentes.
Luedji Luna
Luedji Luna es una embajadora musical muy peculiar que llega a la raíz de lo que realmente son Brasil y su gente. Combinando bases de percusión fuerte y variadas con melodías inquietantes y spoken word, Luedji canta sobre amor, feminidad, identidad, ascendencia, infancia, maternidad, amor, espiritualidad y la jungla de concreto de que es su São Paulo natal. Su versátil repertorio se mueve entre hermosas baladas al piano, fusión de jazz, pop brasileño inspirado en el candomblé y polirritmos africanos respaldados por guitarras de África Occidental.
Luna dice no enarbolar ninguna bandera política, a pesar de que es innegablemente político hacer referencia al candomblé en un país que históricamente ha perseguido y rechazado las religiones provenientes de los países africanos, por irónico e injusto que esto parezca. Su hit «Banho de Folhas» (Baño de hojas) trae esos elementos al primer plano e invoca a Oxalá, una deidad muy venerada en Candomblé, del que ella es practicante, y en el que inició hace seis años.
Tasha & Tracie
Las gemelas Tasha y Tracie Okereke son conocidas como las “It-Girls” de las favelas. Criadas junto al río de Jardim Peri, a las afueras de Sao Paulo, comenzaron como DJs y se convirtieron en influencers en redes sociales. Artistas polivalentes, descubrieron que con la música podían hacer mucho más y ahora cantan sus orígenes ante audiencias multitudinarias en los principales festivales de samba y bossa nova. Sus fans son mayormente chicas que ven en ellas una historia de superación en un contexto deprimido socioeconómicamente como las favelas brasileiras, reino del hombre machista.
Cada flash es una nueva referencia; en su concepto de la moda entra la iconografía heredada de la cultura maternal afrobrasileira que llevan con orgullo. Rapean sobre el candomblé, culto de los orishas, de origen totémico y familiar.
Una de las grandes bazas de la nueva generación de rap actual es la naturaleza colectiva del género: es intensa y fluye a través de la sangre,
afirman. Tasha y Tracie llevan haciendo ruido con colaboraciones con gigantes como Gloria Groove, MC Nick en un ejercicio de sororidad muy interesante que refleja el escenario de la música actual en buena parte del mundo.
Ana María González Mafud y Carlos Martí Brenes,grandes camaradas,buenos patriotas,sacrificados,humildes,son un ejemplo para los que sufren,gracias a una vida entregada a la pobreza,sin vanidad,ayudando a todos,un perfecto ejemplo de comunistas y revolucionarios.Jamás vivirán fuera de su país,sufren junto a su pueblo.Verdaderos ejemplos,son consecuentes con sus principios.Es «El español en cuba»,que ellos promueven.