En los próximos 12 y 13 de enero se estrenará en el Teatro Central (Sevilla), A€RÓBICA: Gestión Corporal de Aporías Verbales, de la mano de Silvia Balvín / Rosa Cerdo.
Antes que nada, les dejo con unos trazos de la trayectoria de los profesionales que han impulsado a este proyecto:
SILVIA BALVÍN PAREDES (Almonaster la Real, Huelva, 1985)
Bailarina y creadora afincada en Sevilla. Formada y titulada en danza contemporánea por el Conservatorio Profesional de Danza de Sevilla y el Centro Andaluz de Danza. Entre 2006 y la actualidad participa en talleres intensivos de técnica, improvisación y composición con coreógrafos como David Zambrano, Meytal Blanaru, Rasmus Ölme, David Hernández, Sandy Williams, Gabriela Carrizo, Horacio Macuacua, Martin Kilvady y Guillermo Weickert, entre otros.
En los últimos años ha trabajado bajo la dirección de artistas como Miguel Marín, Teresa Navarrete y María Cabeza de Vaca en Welcome to the Montgomery Experience, Juan Luis Matilla/Mopa en Error o Alberto Cortés en Jornada Espiritual. Como asistente de movimiento ha colaborado con La Ejecutora/Fran Pérez y Julio León en Las Dependientas y con Mopa en Da Mopa.
En 2014 funda su propio colectivo de creación, Rosa Cerdo, dirigiendo varias piezas de distinto formato, siempre en colaboración con Alberto Almenara.
ALBERTO ALMENARA SÁNCHEZ (Sevilla, 1984)
Licenciado en periodismo por la Universidad de Sevilla. Alberto comenzó en el mundo de la música hace quince años, cuando se compró su primer bajo y montó una banda de rock con varios compañeros de la universidad. Pasada esta etapa se incorporó a Hiroshima Atomic Garden, grupo de punk y hardcore con el que autoeditó tres EPs (‘Guitars Dans the Floor’, ‘Safe & Sound’ y ‘Violenta oscuro’), pudo compartir escenario con una de sus referencias musicales (Lisabö) y amplió su repertorio de sonidos, lanzándose incluso a cantar (siendo la voz principal del conjunto en su última etapa). Simultáneamente comenzó a tocar con otras dos formaciones. Por un lado, Salieri, cuarteto de pop con quienes giró por toda España (junto a Sr. Chinarro, Refree o los suecos Jeniferever) y grabó un LP en el estudio de Paco Loco (‘Frogs, Lemons, Sea’, 2008, Discos Lilliput) y un EP en el Estudio Pancake de Fernando Zambruno que nunca llegó a ver la luz. Por otro, Trisfe, grupo de pop y post-rock con quienes publicó un EP y un LP (‘Conciliar el sueño’ y ‘Quema cosas’, 2010, Sello Salvaje) y compartió escenarios junto a bandas como McEnroe, la chilena Soledad Vélez o los daneses Efterklang.
Una vez terminados todos estos proyectos decidió lanzarse en solitario al mundo de la música improvisada y experimental, primero bajo el nombre de Kathmandu y, luego, como Veronal. Tiene publicados un single (‘Pocket Calculator -Kraftwerk cover-’), tres EPs (‘Im’, ‘Swan’ y ‘La nueva carne’) y dos discos. El primero de ellos, ‘La cabaña en el bosque. Canciones para Maclein y Parker’, es una recopilación de canciones con las que Alberto participaba mensualmente en el blog de la editorial Maclein y Parker. El segundo, ‘La vida a 5 nudos’, es la banda sonora del documental del mismo nombre y que trata sobre la vida de los tripulantes del buque escuela Juan Sebastián Elcano, dirigido por Alejo Moreno para Telemadrid y que se presentó en el Festival de cine de Málaga.
En el terreno de las artes escénicas, conoció a la bailarina de danza contemporánea Silvia Balvín, fundadora de la compañía Rosa Cerdo, con quien comenzó una fructífera relación profesional que a día de hoy se traduce en una pieza larga (‘ALF’, estrenada en el Teatro Central en el contexto de la 23ª edición de la muestra internacional Mes de Danza de Sevilla), otra en proceso (‘h o v e r i n g’, en la que trabajarán con varios ilustradores) y varias piezas cortas para espacios singulares (‘Ya si eso’, ‘Thinking Putty’, ‘Sangre, brócoli, Acapúlco’, ‘Tangram’ y ‘Necesita Mejorar’ con las que han participado en iniciativas como Encuentros Concentrados o el Room Art Fair de Madrid). En todas ellas, además de componer la música, Alberto se implica como intérprete junto a Silvia. Además, compone la música de la obra performática ‘Un viaje’, de Iván Vergara y Sandra Carvajal, así como para ‘Invisibles. La ciudad de Asterión’, de Teatro A Pelo, obra con la que se inauguró el nuevo Espacio Turina de Sevilla y que más tarde se representó en los andenes del metro de la capital hispalense dentro del marco del décimo aniversario del Festival de Artes Escénicas de Sevilla.
Es relativamente reciente que, la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales de la Junta de Andalucía ha echado andar un programa de residencias artísticas, en el que los proyectos que han sido seleccionados, no sólo disponen de un espacio bien equipado para seguir montando la pieza en juego; sino que además, hay talleres gratuitos que la comunidad escénica puede acceder, a modo de que los profesionales compartan sus líneas de investigación. Y así ir caldeando el que los mismos lleven a cabo una muestra con entrada libre de lo que hasta aquél momento habrán avanzado.
Todos estos pasos lo han hecho los integrantes de Rosa Cerdo. Compañía andaluza que he oído hablar muy bien de ella, más no he tenido la oportunidad de conocer su trabajo, pues, qué mejor manera de introducirse en su imaginario que yendo al estreno de su creación más reciente. Sin olvidar que, una manera de poner en valor este proyecto venido de la Junta de Andalucía, es que el público llene cada vez que se represente la obra en cuestión. Así, se darán cuenta sus responsables que esta inversión para con el patrimonio cultural andaluz precisará llevarlo a par de escalones más, con el fin de que continúe su desarrollo. Sin más que añadir, les doy paso a sinopsis de A€RÓBICA: Gestión Corporal de Aporías Verbales:
“INTELIGENTE, DISCRETA, CURIOSA, OBSERVADORA SILENCIOSA Y POSEEDORA DE UN INSTRUMENTO —SU CUERPO— BIEN AFINADO.
SILVIA BALVÍN Y ALBERTO ALMENARA, SU COMPAÑERO DE NARRATIVAS IMPROBABLES, NOS RECUERDAN QUE EL CUERPO ES CABEZA, PENSAMIENTO, PALABRA… Y QUE, POR TANTO, UN TEXTO INTELIGIBLE PUEDE ENCARNARSE Y ESCRIBIRSE SIN PALABRAS.
Según la coreógrafa: A€RÓBICA: Gestión Corporal de Aporías Verbales es un plan de entrenamiento y composición basado en la convicción de que lo intelectual y lo físico (o lo racional y lo sensible) conviven en continuo conflicto, como dos planos contradictorios e inseparables que comparten una línea en común; una bisagra irrompible que comienza a oxidarse en cuanto dejamos de engrasarla. El cuerpo y el verbo tienden siempre a abatirse el uno sobre el otro, pero solo excepcionalmente llegan a coincidir.
Podemos peguntarnos, como hace Balvín: ¿bajo qué forma vamos a plantar esto encima del escenario? Pues en un formato que, si no fuera porque consiste en una representación en vivo en la que no se va a pronunciar una sola palabra (ni cantada ni hablada), podría definirse como un videoclip de 55 minutos debido a su ritmo y estructura.
El universo del videoclip está repleto de mezclas anacrónicas que, vistas desde una cierta perspectiva, tomando distancia en el tiempo, acaban resultando ser fácilmente localizables en una época concreta; es decir, las estéticas y los sonidos que, por ejemplo, en el 2000 se inspiraban en la década de los 80 ahora no nos suenan a los 80, sino a los 80 del 2000 o, sencillamente, al 2000.
Pocos estímulos tienen tanto poder como la música para remover, recuperar, desordenar y volver a ordenar el pasado, activando interruptores de la memoria que nos hacen viajar en el tiempo. Y si existe ese tiempo inefable, un tiempo subjetivo, este debería ser elástico, poroso, permeable y hackeable a través de cualquier filia que nos conecte con el pasado vivido y con el futuro deseado.
Junto a la creadora, nosotros pensamos igualmente que el cuerpo en escena tiene también el poder de convertirse en imagen-frasco para llenarse de las pócimas vertidas por los espectadores cómplices y, una vez lleno, devolverles el reflejo de un mundo común. No creemos que ocurra siempre, ni mucho menos, pero puede pasar, y es un objetivo que, Silvia, ni como bailarina ni como espectadora, pierde de vista, aunque a veces lo sienta lejano y pequeño, como una estrella en el cielo o como un píxel muerto. Ese es el reto”.