En el cierre de su gira mundial de apoyo a su último trabajo discográfico, Bebel Gilberto deleitó a su fiel público. En un nostálgico homenaje a su padre, João Gilberto, la antidiva de la bossa nova electrónica también tuvo hermosas palabras para otras del universo femenino: Sinéad O’Connor, Astrud Gilberto, Marisa Paredes, la Casta Diva… y su perrita Ella.
Bebel Gilberto brilló en Villanos del Jazz, en los madrileños Teatros del Canal, escoltada por dos músicos de primer orden: Guilherme Montero (guitarra) y Dennis Boolyoins (batería y percusiones). La intérprete apareció, maravillosa y sensual como siempre, para cantar Adeus America, tema que abre su último álbum, Joao (2023), ese tributo a su progenitor, el padre de la bossa nova. Con su voz aterciopelada de siempre, y ese encanto de los brasileños, contó la anécdota de cómo Iberia casi la deja sin vuelo hacia Madrid, porque no aparecía en la lista de pasajeros, y porque no podría volar con su perrita. La primera de muchas anécdotas compartidas, que la antidiva estaba generosa, plena, parlanchina. Y llegó Desafinado, indiscutible perla de la música del país del sol. Y el público, regalándole la primera tanda de aplausos sinceros. Ela e Carioca y Eu Vim da Bahia son, según la Gilberto, dos caras de una misma moneda que es ella misma: hija de cariocas y bahianos. Y la otra anécdota: que había preparado proyectar unas imágenes de su infancia, su padre, su proceso de crecimiento como mujer y artista, pero “no pudo ser, por culpa de.. muchas cosas” dijo, y sonrió. Y bebió. Cosas del directo. Sentada sobre una butaca, con Guillerme a su derecha y Dennir a su izquierda, daba sorbitos a un vaso cuyo contenido era de todos desconocido, pero que nos acercó a la mujer sencilla, bailonga y medio cabaretera (esto, dicho con respeto) que no tuvo reparo en enseñar; tablas, esta mujer ya tiene muchas.
Entonces, la noche adoptó por primera vez un tono de tristeza. Dedicó E Preciso Perdoar a “una mujer enorme, una guerrera de la música”. Y se quedó corta: Sinèad O’Connor, que desde el cielo nos observaba, fue la única mujer, el único artista que se enfrentó al poder hegemónico, al patriarcado intocable de Juan Pablo II a quien acusó de callar ante centenas de miles de casos de pederastia en la iglesia de la que era responsable. Y el techo del teatro que casi se viene abajo del aplauso ensordecedor. Bebel Gilberto terminó su dedicación con la rodilla izquierda hincada en el suelo, la cabeza gacha, su hermoso pelo negro rozando el escenario. Muy emotivo.
Madrugada já rompeu, vocè vai me abandonar.
Y Sinéad, cansada, decidió irse con su soledad, poemas irse a buscar.
Lee aquí el artículo sobre el documental Nothing Compares que publiqué en ACHTUNG!
Todas las canciones anteriores hacen parte del álbum Joao, que ha gozado del favor de la crítica especializada. Con la siguiente, la sensual Baby (Bebel Gilberto, 2004) comenzaba una peculiar excursión a otros discos suyos. La anti-diva seguía compartiendo datos curiosos sobre su familia, su arte, su amada Brasil. Apuraba su copa y llegó el turno de O Pato (Joao, 2023) , divertida canción de tono infantil que puso al respetable a cantar y aplaudir, transportados todos a la infancia, habláramos portugués o no. Y la artista siguió iluminando los rostros de los allí presentes con la deliciosa So Nice, primer corte interpretado del decisivo Tanto Tempo (1996), un disco que representó el matrimonio entre bossa nova y la electrónica / chill out cuando llegaba el nuevo milenio y al mundo le dio por relajarse un poquito, que los 90 fueron duros también. En August Day, la Gilberto bailaba entre sus músicos, y para nosotros, extasiada, pero pausada, como si estuviera en su habitación de adolescente. Y la oxitocina volaba por encima de nuestras cabezas,
só quero estar com seu cantar, la, la, la, la.
Y la intérprete girando sobre su eje, los flecos de su vestido negro (prestado porque Iberia le perdió la maleta) metiéndonos a todos en un remolino de buen rollo que solo se puede describir con música. “No hay nada como indicarle a los de Iberia que yo soy la hija de João Gilberto y que tengo que dar un concierto”, confesó.
El cover de Neil Young, Harvest Moon (Tudo, 2014), le sirvió para saludar a la diosa luna,
la guardiana del sueño, la madre universal, espejo de luz y energía solar, la dueña de las mareas.
Mais Feliz, la utilizó como excusa para dedicar el concierto entero a Marisa Paredes, “mi amiga de hace tanto tiempo, una mujer que me ha hecho tan feliz, que me ha apoyado siempre». Y la diva de la actuación española, acompañada de Pedro Almodóvar no pudo resistirse (egos mediante) a levantarse de su silla y disfrutar de su baño de masas. Con Sem Contençao y Samba da Bençao terminó de enamorar a su público.
Porque é melhor ser alegre que ser triste; alegria é a melhor coisa que existe, é assim como a luz no coraçao.
Termina el concierto, la sala rebosante de luz y música suave, exquisita. “La vida es una sola. Es importante tener conciencia del planeta y del amor”, nos instó.
Y cuando pensábamos que todo había terminado, entra triunfante la perrita de la Gilberto, hace la croqueta, se rasca contra la madera del escenario, va de izquierda a derecha, casi humana. Y la peña, botando la baba. Así se allanó el camino para el regreso de los músicos y la cantante, que bebida secreta en mano, entona su bis: Aguas de Março de Regina y Jobim y la francesa A 200 à l´heure de la película Un hombre y una mujer.
Gilberto es hija de João Gilberto y sobrina de Chico Buarque, y es conocida como la reina de la bossa nova electrónica desde hace dos décadas. En 2023 lanzó su último álbum versionando las composiciones de su padre; una carta de amor a su progenitor, con quien empezó a cantar cuando era una niña. Gilberto actuó en Teatros del Canal dentro del ciclo Villanos del Jazz, integrado en la programación de JazzMadrid. Junto a la Gilberto, otras grandes figuras femeninas como Patricia Barber, Corinne Bailey Rae, Kaki King, Sarah McKenzie, Stacey Kent, Samara Joy, Mayra Andrade, Fatoumata Diawara, Cécile McLorin Salvant, María Gadú, Andrea Motis, Ángela Cervantes, Irene Reig, Martirio o Eva Catalá.
Gracias a Maite Moreno de Villanos del Jazz.