Castillo emociona en Madrid con un viaje honesto hacia el corazón del country folk. El músico vigués deja sin palabras a su público en un concierto acústico en solitario, celebrado en la Sala Cadillac Solitario.
La noche del pasado jueves 8 de mayo, la Sala Cadillac Solitario de Madrid se convirtió en el refugio sonoro para un puñado de almas que, en silencio casi sagrado, acompañaron al músico vigués CASTILLO en un concierto acústico cargado de verdad, nostalgia y country. Un público muy distinto al de Querido, grupo que le habría llevado a recorrer las principales salas de España en 2024, se conglomeraba aquella noche para escuchar por primera vez al músico y todo su repertorio a viva voz.
Para CASTILLO era una oportunidad perfecta para presentar el adelanto de su nuevo álbum de estudio y poner a prueba algunos de los temas inéditos que albergará LISTEN (2025).
Descalzo y con un leve atisbo de nervios, el artista apareció puntual a las 21 horas, armado únicamente con su guitarra y su armónica. La atmósfera íntima del local coqueto y acogedor, encajaba a la perfección con el espíritu del concierto: un espectáculo sincero y cercano, dirigido a ese tipo de público que viene a escuchar de verdad y a dejarse emocionar.
En el ambiente flotaba un respeto mutuo: del artista hacia un público casi familiar, y del público hacia cada una de las canciones, escuchadas en absoluto silencio, solo interrumpido por los aplausos, los rasgueos de la guitarra y la voz cálida y vibrante del músico. A ratos, la voz cedía su protagonismo a una armónica cargada de emoción, que se fusionaba con la guitarra en las distintas fases de la velada.
El repertorio, marcado por la melancolía y una crudeza emocional palpable, arrancó con Listen, rindiendo homenaje al título del nuevo álbum. La pieza, con aires de western, abría la noche con la promesa de un viaje hacia las entrañas más profundas. A partir de ahí, el recorrido sonoro transitó entre el rock, el grunge, el indie y un country folk que iba desde lo más áspero hasta lo más delicado. Temas como Make this world stop turning, Monsters, I would like to know o Thunder fueron cayendo como confesiones profundas. La emoción latente obligaba a Castillo a afinar su guitarra entre canción y canción, una parada casi obligada y también una dulce excusa para recomponerse tras cada desgarro.
El espectáculo fluctuaba entre temas de su álbum anterior LET THE MOON KILL THE SUN (2023) y las nuevas composiciones de LISTEN, cargado de matices y arreglos que reflejan una madurez musical evidente y una gran riqueza y complejidad sonora.
Tuvimos la suerte de poder escuchar el tema ‘35′ , recién publicado ese mismo día como su último sencillo. Una composición preciosa y honesta que llegó como un regalo inesperado con sus melodías frescas e intensas, que eran un claro tributo al sonido folk de raíces. Otra sorpresa fue Witness of the rain, un delicado solo de guitarra que funcionaba como paréntesis antes de regresar a las viejas canciones rockeras y eléctricas como Wasted Life. Solo se echaba de menos la presencia del banjo, sustituido por una guitarra afinada al más puro estilo country, que reforzaba esa estética desnuda que caracteriza su propuesta acústica.
Uno de los momentos más especiales de la noche llegó con Threats, uno de sus temas más potentes y consolidados, o con 3GDW, una canción inédita que formará parte de su próximo álbum, aún sin publicar pero con lanzamiento previsto próximamente. Ambos temas, ya en directo, suenan sólidos y prometen un éxito casi asegurado. También en primicia tuvimos la suerte de poder escuchar otros adelantos como I’m sorry, Here I am o I would like to know…que evidencian una evolución musical prometedora.
En cada canción, CASTILLO se mostraba poderoso y demoledor; pero, cuando la última nota se desvanecía, el músico regresaba al presente, frágil y vulnerable, como quien ha perdido no solo la ropa, sino también la piel cubierta de tatuajes y se siente, en ese instante, desnudo en alma.
El concierto cerró con Love & Run, un tema perfecto para la despedida, con un aire de optimismo y esperanza al más puro estilo country folk que cerraba la noche del mismo modo que había comenzado. Una ovación sincera despidió a un CASTILLO que supo conmover y conectar de forma directa con su público, en un formato que le permitía mirar a los ojos a quienes le escuchan aquella noche y ver su reacción después de cada verso.
Y aunque esta noche fue de recogimiento y emociones contenidas, nos quedamos con ganas de ver a CASTILLO con banda completa, donde su música toma otra dimensión: más eléctrica, más potente, con una energía arrolladora que pide a gritos festivales y grandes escenarios. Para eso habrá que esperar al 20 de junio, cuando el artista actuará en su ciudad natal, en la Sala Kominski de Vigo con la banda al completo