La buena dirección en artes escénicas consiste, entre otras cosas, en que los espectadores tengan claro a qué lugar han de fijar sus miradas en cada instante. Lo cual lleva consigo que, según cómo sean emitidas las acciones que se estén desencadenando en escena, los integrantes del público van desarrollando su intuición para saber regularlas por sí mismos.
Claro que las personas que estén más acostumbradas a ver trabajos de artes escénicas contemporáneas, entrarán en el “juego” mucho más rápido; sin embargo, en DIEstinguished a todos se nos desafía a adentrarnos en sus contenidos desde innumerables “rutas”, esto es: desde el principio los intérpretes están poniendo en funcionamiento diversas pautas que se proyectan a los lugares más dispares de la sala, y en ocasiones “colisionan”, generando interacciones que abren caminos a su permanente retroalimentación. Y aunque esto sea tentador calificarlo como “caótico”, lo más útil es entenderlo como un trabajo que exige a, nosotros los espectadores, una actitud activa y autónoma capaz de tomar decisiones y reflexionar in situ cuál es la mejor forma de lidiar con cosas de esta índole.
Les invito a buscar mejor metáfora de cómo la suma de varios “ingredientes” puede ir constituyendo un nuevo “cosmos”, que a poco que se vayan asentando una suerte de “leyes de la Naturaleza” en su interior, éste no hará más que evolucionar hacía un nuevo estadio, y así sucesivamente. Y a si ello le incorporamos el factor, de que lo que está sucediendo puede ser percibido/analizado, también, a través de planos cortos y demás cosas por el estilo que se están retrasmitiendo a tiempo real desde los móviles que portan algunos de los intérpretes, entonces, sin apenas darnos cuenta, estamos ante problemáticas propias de la epistemología.
Ahora bien, ¿Cómo seleccionar la perspectiva adecuada para responder a nuestras inclinaciones interiores? ¿Cómo formular a nuestras preguntas en un escenario en el que nada se quedaría en suspensión? ¿Es posible descifrar los patrones que sustentan el libre funcionamiento del “cosmos” que estamos observando/estudiando? ¿Bajo qué criterios hemos de seleccionar las herramientas adecuadas para avanzar en nuestras lecturas? Y si uno no quiere hacer “ciencias naturales” o filosofía de lo que se está enfrentando, ¿de cuáles posturas disponemos para sacarle provecho a semejantes experiencias?… Estas y más cuestiones, son las que nos “arrinconan” cuando nos sumergimos en un marco en el que nuestros respectivos cotidianos, se quedan entre paréntesis. Revelándonos que, de un modo más o menos consciente, estamos escogiendo, permanentemente, cómo ajustamos nuestros puntos de vista con lo que somos en el mundo.
Como si ello no fuese suficiente, los integrantes de La Ribot Ensemble, se valen de lo anterior para plantearnos que la sofisticación de los nuevos dispositivos tecnológicos se ha acelerado más rápido que nuestras capacidades de asimilación. De tal manera que, la absoluta integración en nuestras vidas de los mismos y de las interacciones que se han hecho posible con las redes sociales, han sacado a relucir que, nosotros los seres humanos, nos mueve un afán de supervivencia a través de reproducir la “mejor versión” de nosotros mismos, en paralelo que garantizamos que nuestro legado dejará alguna “huella” en el mundo. Lo cual, entre otras cosas, entra en contradicción de que estamos en un mundo en el que la percepción del tiempo y el espacio se han hecho más estrechos, derivándonos a confundir el renovarse con un simple “cambio de piel”.
Esto se abordó con ironía e inteligencia en el último tercio de DIEstinguished. Momento en el que los intérpretes formaban pequeños grupos que se desplazaban a la vez que cogían y se despojaban las prendas que se encontraban por delante. Y de repente, congelaban la imagen en la que habían quedado sus cuerpos, haciendo una frontal alusión de lo lejos que han llegado las dinámicas a las cuales nos sometemos para con la manera en que nos mostramos al mundo. Afortunadamente, estos profesionales condujeron esto hasta la caricatura, no a una especie de “manifiesto performático” que se muestra tras una manifestación por tal o cual causa. Recurso con el que lo uno pone un reflejo de los puntos tan ridículos e insustanciales que se han alcanzado, de aquello que, sin ninguna duda, son cosas que pueden ser de lo más útiles a la hora de buscar trabajo, exponer los bienes y servicios que ofrecemos a través de nuestros emprendimientos, mantener el contacto con personas que viven en localidades diferentes a las nuestras, etc.…
Mientras tanto, los roles que interpretaban los bailarines cada vez quedaban más acotados a algo que se camuflaba con el “paisaje”, en donde éstos iban soltando frases con o sin sentido. Así, era difícil distinguir en medio de tanto ruido y distorsión, si quedaban “restos” de lo que fundó una forma de pensar y estar en el mundo. Como si ya casi todo de los que nos rodea, hubiera quedado anacrónico y todavía no hemos encontrado el portal que nos sacará del “limbo” en el que nacemos, vivimos y morimos en esta edad contemporánea. Sin embargo, había tantos colores en escena, la actitud de los personajes era fresca y magnética…, en fin cosas de las cuales, eventualmente, resulta “natural” engancharse como quien se refugia en sus adicciones con fines “recreativos”.
En definitiva, DIEstinguished es una pieza impactante, elegante, divertida, y montada a raíz de enlazar un conglomerado de improvisaciones pautadas: ¡así es cómo se puede llevar a escena una pieza compuesta improvisaciones pautadas, sin faltar el respeto al público! Algo que a uno le mantiene con la mente despierta, al mismo tiempo que apetece “arrojarse” al escenario y preguntar por cuál es la pauta para saber uno cómo empezar a “fundirse” en ese “cosmos”, que no es más que el fruto de la impecable elaboración de un marco conceptual, que ayudó a que DIEstinguished no se limitará a ser un mero “reflejo” de lo que han observado y viven en sus propias carnes estos profesionales.