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Largo Alcance es una obra que narra la experiencia de Azad Cudi (nombre de guerra) en la lucha contra Estado Islámico (EI – Estado Islámico de Irak y Levante) como francotirador kurdo. El libro ofrece una mirada detallada de la resistencia kurda y su lucha por la libertad en el contexto de una región asolada por la guerra.

 

El árbol de la libertad se riega con sangre, dicho kurdo al que hace referencia Azad Cudi, como si de una premonición se tratase, su devenir como francotirador en una guerra, en principio fratricida y al fin liberadora del pueblo kurdo.

 

Y decimos que en principio fue una guerra fratricida porque, de joven, Azad Cudi, natural de Sardasht (Irán), formó parte también como francotirador del ejército de Irán, hasta que descubrió la sutil hipocresía del pueblo iraní: “somos hermanos y vosotros sois los más ancianos de la familia”, decían. Pero todo era mentira: la policía religiosa de Irán fusilaba a los disidentes, beneficiando a los persas y excluyendo a los kurdos para dividir y gobernar a los que oprimían. Azad, no sin asumir enormes riesgos en su viaje clandestino, desertó y pidió asilo en Gran Bretaña.

En Leeds y más tarde en Estocolmo encontró un nuevo hogar y una vida libre y empezó a interesarse en los escritos de Abdalá Okalá (alias APO), líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán PKK (Partiya Karkeren Kurdistyan), que en principio recomendaba la violencia para acabar con siglos de represión turca, pero tras su paso por la cárcel y una temporada de profunda reflexión sobre los problemas en Oriente Medio, cambio su filosofía acogiendo la diversidad y preconizando la creación de una sociedad igualitaria y democrática basada en el respeto a todas las razas, religiones, comunidades y géneros y argumentando que “la razón de que Oriente Medio estuviese asolado por las guerras y crisis constantes se debía a la ausencia de un ejemplo de sociedad pacífica, estable, libre y justa”.

 

Rojava sería ese ejemplo.

Rojava es la región a la que pertenece Kobane, una plaza de gran importancia estratégica: una pequeña ciudad de cuarenta mil habitantes, donde los kurdos se alzaron por primera vez en la guerra civil siria, a través de numerosas victorias en dicha guerra y en el conflicto de Rojava, estableciendo y expandiendo gradualmente una Administración Autónoma basada en los principios del confederalismo democrático: la igualdad de género, la descentralización, el desarrollo ecológico y la tolerancia a la diversidad de religiones, etnias y culturas.

Nos cuenta Azad la importancia histórica y cultural de Kobane, y cómo los kurdos fueron uno de los primeros pueblos en abandonar la vida nómada en los alrededores de la ciudad, situada entre el Tigris y el Eúfrates, hace trece mil años. La diversidad de la población en Kobane se reflejaba en la convivencia pacífica entre kurdos, armenios, asirios y árabes, cristianos, musulmanes suníes, chiitas y sufíes, judíos sefardíes, judíos arabizados e incluso zoroástricos.

Sobre la resistencia kurda, Cudi comenta que una de las cosas que más llama la atención a los forasteros es su insistencia en que hombres y mujeres son iguales en todo, incluyendo la guerra. Los hombres y mujeres luchan juntos en entidades separadas: la YPJ (Yekîneyên Parastina Jin – Unidades Femeninas de Protección) para las mujeres y la YPG (Yekîneyên Parastina Gel – Unidades de Protección Popular) para los hombres, creando, además, un sistema de justicia que prohibiría el matrimonio con menores de edad y la poligamia y del que en todos los casos hubiese igualdad entre hombres y mujeres.

De Estado Islámico (EI), el autor explica que era una evolución de Al-Qaeda, pero cuando invadió el norte de Siria ya era un poderoso ejército de decenas de miles de voluntarios que avanzaba imparable por Irak, Libia, Yemen, Afganistán y Pakistán, y crecía rápidamente en otros países.

En resumen, Largo Alcance es un libro que combina la narración de la lucha contra el terrorismo con la historia y la cultura del pueblo kurdo y su visión de una sociedad igualitaria y democrática basada en la diversidad y el respeto. La historia de Kobane se convierte en un símbolo de resistencia y esperanza en una región marcada por la inestabilidad y la guerra. Allí, unos dos mil hombres y mujeres detuvieron a los doce mil combatientes de Estado Islámico entre septiembre de 2014 y enero de 2015.

 

A menudo me han preguntado a cuántos matamos. Siempre me he negado a responder. Solo un hombre débil se mediría en muertes. Solo un tonto trataría de describir todo el odio, la pérdida, el sacrificio y el amor de la guerra con un número. Aunque solo sea para dejar de lado el asunto, permítanme decir de entrada que en ocho meses nuestros francotiradores los diezmaron […]. Mi tarea en estas páginas es explicar cómo acumulamos estas terribles cifras de forma que puedan entendernos.

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