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Desde el 2017 el Festival Trayectos y el centro ETOPÍA llevan colaborando bajo la finalidad de crear un espacio en el que profesionales y estudiantes de distintas disciplinas, tengan una residencia en el que pongan en común sus conocimientos para dar inicio a proyectos en el que se aúnan la danza y las nuevas tecnologías. De tal manera, que lo que se vio, no es más que una muestra y sondeo ante el público, para que dichos proyectos puedan seguir avanzando de cara a una creación que, posteriormente,  esté dispuesta para estar de gira, o a saber si de aquí se consolidan colaboraciones y líneas de trabajo de los involucrados.

Una de la cosas en las que coincidieron todas las representaciones es que todas de un modo u otro tuvieron su presentación, en la que se daba constancia de cuál ha sido hasta aquél momento la trayectoria del proyecto en juego. De tal forma que lo que se representó, muchas veces más que esclarecer del todo lo que se vio, invitaba a la reflexión de lo complejo que es para un grupo de creadores materializar lo que están buscando. Al mismo tiempo cabe decir, que proyectos como este El Laboratorio de Danza y Nuevos Medios dan margen a creadores jóvenes o tan consolidados a adquirir más experiencias que les curtan, dado que no sólo son escasas las convocatorias que ejercitan estas funciones en España; sino que además, sacan a relucir todo el talento que espera más oportunidades para demostrar su valía ante los programadores, profesionales, personas que escriben de danza o estudiantes.

Así tenemos en nuestras manos una evidencia más, de lo impreciso que es afirmar de que la danza no tiene futuro, y más en especial si hablamos de gente que está investigando con las nuevas tecnologías. Terreno en el que se lleva explorando en las últimas décadas, y es cuestión de tiempo para que quede mucho más integrado más allá de ser percibido como el producto de alguien muy ducho en este campo: personas que experimentan con otros medios para sus piezas, o por qué no decirlo, de personas que se creen que basta  usar estas herramientas, para dar la imagen de que se estarían saliendo de lo más convencional. Sin más que añadir, les dejo con mis comentarios sobres los trabajos que protagonizaron esta primera jornada de la 19º edición del Festival Trayectos:

 

Foto: Marta Aschenbecher MIMÖI

Foto: Marta Aschenbecher MIMÖI

 

“DANZARE A MONTE” Lorenzo Morandini (Italia)

Lorenzo Morandini nos expuso mediante una sucesión de diapositivas sus exploraciones en el Parque del Agua (Zaragoza), lugar  en el que los accidentes geográficos propios del borde de un río como lo es el Ebro (en lo que se refiere a su orografía y lo que correspondería a sus fenómenos demográficos). Le daba acceso a ir constituyendo un trabajo que aunque en su resultado final poco tenga que ver con las imágenes que se nos proyectaron a nosotros los espectadores, el caso es que seguro que le impulsarán a transcender del horizonte al que le dirigen sus premisas, o incluso una más profunda búsqueda que la que se limita a trabajar en un aula de danza.

Quizás lo que ha hecho este profesional italiano no nos resulte del todo novedoso, pero no se ha de negar que él recurrió a  recursos que tenemos a nuestra disposición en las localidades en las que residimos. Y recordárnoslo en medio de la presentación de trabajo en proceso, nos ha de servir como confirmación de que para ser una creación de artes escénicas no se precisa, necesariamente, ensamblar un “cosmos” lleno de una multitud de formalidades para alcanzar un marco conceptual sólido, que sostenga una pieza dispuesta a ser representada ante un público.

 

Foto: Marta Aschenbecher MIMÖI

Foto: Marta Aschenbecher MIMÖI

 

“LIVE PLAY” Arnau Pérez (Comunidad de Madrid)

Jorge Bergua Ciriano (técnico superior de sonido) y Jorge Martínez Casasnovas (músico y compositor).

Probablemente la presentación de Live Play fue de las complejas de seguir, dado que los integrantes de este proyecto apostaron por una serie de artilugios que ameritan poseer un  conocimiento sumamente especializado para su uso y comprensión. No obstante, la posterior demostración ayudó a que a nosotros los espectadores, nos quedase claro que todo ese tiempo de formación e investigación que habrán invertido cada uno de ellos desde la interpretación de su rol, se tradujo en primitivas muestras de las cuales se podrá extraer algo que situaría el papel de la música y el bailarín en otro lugar. Casi como si alguien pusiese del revés un calcetín, de tal forma que los movimientos que iba interpretando  Arnau López, se recodificaban musicalmente mediante el uso de los instrumentos que estaban a cargo de Jorge Bergua Ciriano y Jorge Martínez Casasnovas.

O dicho de otro modo, estos tres profesionales montaron un circuito que posibilitaba que Arnau López sea “la persona instrumento musical”, lo cual nos daba la oportunidad a aproximarnos a cómo se “oiría” el movimiento. Por tanto, las recodificaciones de los encargados del espacio sonoro daban pie a un diálogo interno entre Arnau López y su propio movimiento, como si a través de ese juego de estímulo/respuesta actuase una suerte de “especulo” para que dicho profesional pudiese profundizar en la pregunta de si sus movimientos eran armoniosos en lo visual y auditivo. Esto me conduce a afirmar que el uso de todos estos nuevos medios tecnológicos, lo que ayudan es a sacar a relucir lo que siempre ha estado operando. Pero al tratarse de artes escénicas, su presencia en escena va adquiriendo una consistencia que lo puede cambiar todo en el proceso de transmisión de información al público, que al fin al cabo, de eso se ocupan dichas disciplinas.

 

Foto: Marta Aschenbecher MIMÖI

Foto: Marta Aschenbecher MIMÖI

 

“MATERIA” José Inerzia + Nanuk   (Aragón)

Intérpretes: María Ganzaraín y Yeiner Chicas

Desde luego el género de los videodanzas está más que integrado en la danza contemporánea, y era cuestión de tiempo para que el espíritu aventurero de un puñado de profesionales de diversas disciplinas, se pusiesen a sacarle partido a cosas que quizás hace pocos años no hubiesen sido posibles de hacer. Me refiero a grabar un videodanza  con una cámara 360º, llevando a sus espectadores a una experiencia mucho más inmersiva a través de su visionado con unas gafas de realidad virtual, de lo que supone estar viendo una pieza de artes escénicas desde una butaca de un teatro. Aún si que quede por delante, que uno de los valores de las artes escénicas es que sus espectadores han de dar parte de sí mismos, para que el proceso de transmisión que están iniciando los intérpretes en juego, se consuma del todo.

No con ello quiero dar a entender que Materia  desvirtué a las artes escénicas, sino más bien que ahonda aún más en el campo de los videodanzas (con todas implicaciones que ello llevan consigo). Ampliando las posibilidades de una revolución que ya está aquí para introducirnos en una serie de códigos que se están asentando mucho más rápido que nuestras capacidades de adaptación (y más si se trata de las personas más experimentadas en las artes escénicas). Lo cual no entra en contradicción, con que con esta apertura de las artes escénicas,  se atraiga a profesionales  y jóvenes en proceso de formación de los medios audiovisuales, para mezclarse más con los creadores de lo escénico.  Perfilando un futuro para todas estas disciplinas prometedor, si se deciden a colaborar con el afán de que las mismas sigan creciendo y conociéndose entre sí.

En definitiva, trabajos como Materia dan cabida a que sus involucrados y quienes lo conozcan, cojan las claves necesarias para que la innovación sea entendida desde el mostrar y colaborar, más que el competir por “superar” los resultados de aquél  que ejerce su profesión en terrenos similares a los que uno se suele desenvolver.

 

Foto: Marta Aschenbecher MIMÖI

Foto: Marta Aschenbecher MIMÖI

 

“Rituales” FABRY PÁEZ + TANIA COVARRUBIAS (México).

 El campo de la iluminación escénica  ha ido incorporando en los juegos de graduaciones y de cambios de luces, un elemento que es relativamente reciente en las artes escénicas, que son las proyecciones. Las cuales se han hecho su merecido lugar en el mundo de la escenografía, e incluso hasta llegar a interpretar un rol que podría emparejarse con el que se manejan los intérpretes. Y de un modo u otro, se podría decir que Rituales nos mostró como una bailarina se puede camuflar, entrar en diálogo dialéctico o articularse, con la iluminación y las proyecciones que se hayan diseñado para el trabajo en cuestión.

Me pareció hermoso e inteligente plantear que el intérprete, en ocasiones, se convierta en un elemento más de un espectáculo visual. De tal manera, que una pieza de artes escénicas se pueda permitir dejar entre paréntesis abordar la condición humana, para plantearnos un paisaje cambiante mediante el uso de un juego de luces y proyecciones, donde el intérprete asumiría el papel de aquello que dotaría de mayor volumen a lo expuesto en escena.

Rituales es una pieza que aunque se valga de un texto para explicitar lo que se quería contar, el hecho es que personalmente, es que estas profesionales mexicanas pudieron haberse decantado para esta breve representación,  a centrarse por entero a lo visual. Y luego tras esta experiencia, embarcarse a montar una obra de más de cuarenta cinco minutos con textos y demás elementos que consideren que enriquecen a la totalidad de este trabajo. De cualquier modo, recuérdese, que todas estas piezas están aún en un proceso de maduración, he allí que confíe que el resultado final de lo que han estado investigando estas profesionales será magnifico.

 

Foto: Marta Aschenbecher MIMÖI

Foto: Marta Aschenbecher MIMÖI

 

“Atonal” CARLA SEGOVIA + GUILLERMO AGUILAR ( México).

Atonal es un trabajo hecho con mimo, madurez, elegancia y rigor. Pues, estos profesionales mexicanos nos expusieron un dúo que indagó sobre el qué pasaría si un par de intérpretes bailasen una composición musical, hecha mediante el uso especializado de dispositivos que distorsionaban sus propias voces grabadas y demás cosas por el estilo. Así, nos enfrentaríamos ante un trabajo que aunque a nivel escénico pueda parecer de lo más convencional de aquella tarde/noche de junio del presente año, el caso es que sus investigaciones les condujeron a transitar por un sendero en el que no hubiesen pisado con firmeza, si no se hubieran  articulado todos estos elementos de la manera en que lo hicieron en esta pieza.

Por tanto, estamos ante un trabajo que da mucho más de lo que queda señalado en su sinopsis, siendo que no consigo forma de que se pueda pronosticar tal resultado con anterioridad. En tanto y cuanto que el carisma y el magnetismo con que salieron a escena Carla Segovia y Guillermo Aguilar fueron adquiriendo un peso en Atonal tan grande, que sin ello, la obra se hubiera quedado en una buena intención que precisa una mirada externa, que les diese unas sugerencias para que la misma vaya lo lejos que pretende. Y no, Atonal está tan bien hecha que a nosotros los espectadores nos tenía cautivados, porque todas las acciones que se fueron sucediendo  en escena estaban justificadas y bien hiladas a nivel dramatúrgico y formal.

Es impresionante lo fecundo que es que dos profesionales del nivel de Carla Segovia y Guillermo Aguilar, se proponga a materializar una idea más o menos ingeniosa. No me queda que ninguna, de que Atonal es un buen ejemplo de que trabajando desde el compromiso a lo que se hace, más disponer de un bagaje suficiente que permita sacarle partido a unos recursos determinados, se pueden hacer cosas que darían fe de que la creatividad no se limita a combinar una serie de cosas de modos “poco frecuentes”.

 

Foto: Marta Aschenbecher MIMÖI

Foto: Marta Aschenbecher MIMÖI

 

“SULL’IRREQUIETEZZA DEL DIVENIRE” Elisa Sbaragli (Italia)

Fabio Brusadin (proyecciones, diseño de iluminación), Edoardo Sansonne (investigación sonora).

Este trabajo se desenvolvió con suma inteligencia por los terrenos que se propuso. Esto es: por un lado, fue de lo más sugestivo que nosotros los espectadores hayamos visto la pieza desde una ventana de ETOPÍA. Así estábamos situados desde una altura superior a la que estaba la Elisa Sbaragli bailando, lo cual le daba un cierto aire de anecdótico a lo que estaba sucediendo. Es más, me atrevería a decir que casi era irrelevante lo que fuere que hiciese esta profesional italiana, pues, ya el contexto era lo suficientemente desconocido para que se diese lugar a diversas reflexiones.

Ya en la presentación de la pieza, nos comentaron Elisa Sbaragli y Edoardo Sansonne que ellos buscaron investigar sobre los espacios urbanos que se quedaban en desuso, y ello les conducía un proceso de “deshumanización”. En el sentido de que ya fueron despojados de su “estado natural”, y con el tiempo, terminaron siendo desechados a su suerte dadas unas serie de aventuras y desventuras. Por tanto, cabe preguntarse sobre si se representa una pieza en dichos espacios, entonces de qué manera habrá que recalificarlos; y más aún si estamos hablando de algo tan efímero como es la representación de una pieza escénica.

He allí que el programar piezas en lo que se suele llamar “espacios no convencionales”, nos induzcan a hacernos preguntas que difícilmente nos haríamos desde la butaca de un teatro. Así, este tipo de experiencias nos ayudan a entender mejor cosas como ¿Cuál es la función de  la arquitectura en cuanto nos centramos en el uso que se le da? ¿Qué implicaciones tiene un acto escénico? ¿A qué podemos llamar “escenario”? Etc.

 

 

 

El Museo de Zaragoza acogió una memorable jornada de danza gracias a su colaboración con el Festival Trayectos

 

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