Tras la primera jornada de la presente edición del Festival trayectos en el centro ETOPÍA, este festival retoma su programación de piezas hechas para “espacios no convencionales”, de las cuales unas cuantas, fueron seleccionadas dentro de la convocatoria abierta en diciembre del año pasado por la Red Acieloabierto.
Así que estaros atentos, que hasta el próximo domingo 26 de junio, la ciudad de Zaragoza estará llena de danza contemporánea de la mano de compañías de España y otros lugares del mundo.
“ÍNDICO” Cía. Daniel Abreu. (COMUNIDAD DE MADRID)
Ya el pasado 14 de mayo a través de este medio, publiqué una serie de comentarios sobre esta pieza tras verla dentro de la programación del ciclo Ahora Danza! que se lleva a cabo en el CICUS (Sevilla). Lo más sugestivo de haber podido ver este trabajo hace relativamente poco, es que lejos de reconocer varios de los segmentos en los que se divide Índico, asistí a la representación de una suerte de “anexo” (en mi caso estrictamente personal) de lo que vi aquél día en la capital de Andalucía.
Por tanto, me encomiendo a compartir con ustedes lo que he visto dentro de este trabajo de naturaleza tan abstracta. En el que aunque su punto de partida de este profesional canario proviene de sus experiencias de un viaje a la India, más un proceso de profunda investigación basado en no juzgar, en evitar ser narrativo, entre otras tantas cosas (que como dije en mis comentarios publicados del pasado mes de mayo). Demostraron que Daniel Abreu es de los pocos profesionales e intérpretes de este país que se pueden permitir “arrojarse” a semejantes retos, sin parecer un bailarín y creador poco experimentado con un exceso de ambición (persona que se terminaría quedando en un bien intencionado intento).
Dicho esto, he de decir que Índico es un trabajo que se puede analizar desde diversos puntos de vista a la vez, o incluso asentándose en uno en concreto. Pues, la forma en cómo están entrelazados los movimientos de Daniel Abreu con la composición musical escogida, nos facilita a nosotros los espectadores, a dejar entre paréntesis su sinopsis o lo que fuese que le haya dado lugar. Siendo que al mantener su rostro cubierto de manera entera o parcial durante la representación le deshumaniza. Esto es: Aunque su silueta nos remite a un ser humano, su comportamiento es tan extra cotidiano que como mínimo hemos de ubicarle a un lugar establecido en un plano paralelo al nuestro.
He allí que defienda que cualquier asociación de sus acciones con algo propio de nuestro cotidiano provendría de una estilización, de lo que a este profesional le habrá ido emergiendo a lo largo del proceso de montaje de esta pieza. Por ello invito a que si se tiene más de una oportunidad de ver a la misma, dedicar una de esas veces, a sólo atender al cómo se mueve y a lo que le produce a Daniel Abreu interpretar lo que él está interpretando durante la representación de Índico. Así tendríamos la oportunidad de ser unos testigos privilegiados, de cómo un artista de lo contemporáneo ha sido capaz de transcender a través de una serie de cosas determinadas, hacia un mundo en el que nosotros los espectadores sólo tenemos acceso a ver el producto de sus manifestaciones.
De esta manera, considero que lo más operativo es decantarse por dejarse hacer por el juego de volúmenes y vectores que va dibujando Daniel Abreu con su cuerpo en el espacio. Sí es que era fascinante la exhaustividad, la elegancia y el grado de consciencia con el que este profesional emitía cada movimiento ¡Así es como se defiende un montaje! ¡Así es cómo se justifican cada uno de los movimientos que conforman una pieza escénica!
“JUPITER+JAGUAR” EYAS DANCE PROJECT. (Comunidad Valenciana).
Coreografía: Carlos González & Seth Buckley Intérpretes: Paula Montoya Lozano y Seth Buckley.
Me encanta cuando vuelvo a encontrarme con piezas de danza contemporánea cuya sensualidad y erotismo, no hay forma de relacionarlas con la vulgaridad o el desfogue contenidos en parte de la sexualidad humana. Pues, sus idas y venidas en la intensidad con la que interpretaban estos profesionales sus respectivos roles, nos desvelaban a nosotros los espectadores, el cómo ellos fueron disociando lo explícito de lo pornográfico. Que dicho sea de paso, Júpiter+Jaguar es un trabajo que iba dejando atrás temáticas como la sexualidad, lo primitivo, lo visceral, lo incivilizado, lo emancipado, lo abyecto; entre otras tantas cosas, que están relegadas a la alteridad bajo una serie de pretextos que nos permitirían organizar las cosas de tal modo, que los fenómenos que se suceden sean considerados como posibles (con todo lo que ello supone en nuestra civilización occidental).
Ahora bien, estos profesionales localizaron que lo más disruptivo en este caso, era interpretar un montaje desde la contención y la minuciosidad de cada una de las acciones que se reproducían. De lo contrario, se hubieran quedado a las puertas de demostrar que esto era practicable de un modo performativo. Y aún así, no faltará aquél que les desafíe epistemológicamente hablando, con que este trabajo no es más que un acto escénico: “algo que ha de estar reservado al campo de la ficción y la sugerencia”.
Por ello afirmo que Júpiter + Jaguar es un trabajo equilibrado, en tanto y cuanto que estos dos profesionales no se dejaron tentar por “traducir en danza” sus premisas. Siendo que aunque siempre he defendido que a través de las artes escénicas se pueden desarrollar temas a la altura de cualquier tesis académica sobre lo humano, es un hecho que como estas disciplinas se desenvuelvan en el campo de la abstracción, ello les da paso a estadios a los que habría que superar muchas fronteras para si quiera asomarse a ellos, y sacarles el partido necesario para que el ser humano pueda expandirse como un ser de suma inteligencia y de inagotable creatividad.
Todo esto se fue introduciendo, con un montaje cuya expresividad corporal conseguía, que a nosotros los espectadores, no nos fuese posible descifrar en que espectro se estaban moviendo los integrantes de Eyas Dance Project. De tal manera, que nuestro imaginario compartido como seres pertenecientes a la civilización occidental, apenas nos valía para orientarnos en la incontable cantidad de alusiones, que hicieron de Júpiter + Jaguar una pieza digna de ser estudiada en una clase de estética. Ya que en los tiempos que corren donde están en permanente confrontación dialéctica lo deconstruido con lo reaccionario, ejemplos como esta pieza nos pueden ayudar a reorganizar nuestros conocimientos e impresiones, sobre una realidad que nos condiciona y nos define en tanto seres políticos.
Desde luego, Júpiter +Jaguar me pareció un trabajo espectacular, impecable y fresco en sus modos de exponer sus contenidos. Y lo esperanzador, es que este tipo de líneas de trabajo ya llevan un tiempo adquiriendo la suficiente influencia, como para que los bailarines actuales y los más jóvenes, tengan buenas referencias en las cuales mirarse a sí mismos.
“MANBHUSA” IVONA. (Italia) Coreografía: Pablo Girolami
Interpretación: Guilherme Leal, Pablo Girolami
Cuando veo piezas interpretadas por bailarines cuyas expresiones de género me remiten a lo Queer, pues, ya han ganado mi atención y afecto durante el resto de la representación en cuestión. Y si además, nos es expuesto desde la vulnerabilidad y la entrega total a lo que se está haciendo, ya estamos dentro de un contexto en el que no ampliaremos nuestros conocimientos propios de las ciencias humanas o naturales; sino más bien, nos podríamos acercar a comprender la condición humana a través de una interacción entre un locutor y un interlocutor. En este caso, nosotros los espectadores, somos meros receptores de una emisión que precisa que sea captada desde cada una de sus dimensiones, para poder dilucidar cuáles son las cosas que le sustenta, facilitando que nuestra definición de un ser humano se vea amplificada.
A partir de una inocente y bucólica imagen de dos niños jugando en un arrozal (como entre otras cosas, lo indica la sinopsis de esta pieza), nos valdría de base para ir constituyendo un marco en el que su educación y socialización como “seres civilizados”, se iría moldeando al mismo tiempo de que ellos van interactuando con todo aquello que les excedería en tantos sujetos. Lo cual implica poner el foco sobre una serie de dispositivos disciplinarios que nos “encarrilarían” en un sendero en que las oposiciones binarias presidirían, generando que cualquier cosa que se salga de los márgenes predeterminados, han de ser redirigidas para que así uno se haga con las competencias con las cuales uno se terminaría “autovigilando”.
Ello sitúa en el campo de la disidencia a las expresiones de género que procuren emanciparse a través de hacer practicable “lo inapropiado”, entorno a aquello que se nos ha asignado a cada ser humano bajo régimen de este sistema cisheteropatriarcal. Por tanto, no es de extrañar que la estética de esta pieza, la interpretación de estos dos profesionales y demás cosas que han compuesto Manbhusa; cuanto menos no nos resulten indiferentes. Este tipo de “estímulos” (si se me permite la expresión), también nos están dando la oportunidad de repensar en dónde está nuestro lugar en mundo, en lo que se refiere a que ello pondría en entredicho el cómo nos presentamos ante los demás y a nosotros mismos.
Mientras tanto, hay dos bailarines italianos cuya técnica depurada e inclinaciones aborda lo que les rodea a través de la danza, exponiéndonos un trabajo que al contrario de lo que podrían pensar las miradas más reaccionarias, era enérgico y alegre. Porque a pesar de todo lo que les he aproximado con este texto, Manbhusa era una especie de ceremonia de celebración a la vida, a lo que a uno le dota de combustible para seguir ahondando en lo que nos mueve como personas. Y como si eso fuese poco, la interpretaron valiéndose de un imaginario que dignifica lo que se ha asociado con lo mundano.
Les reconozco que me gustaría volver a ver esta pieza para logar extraer todos los detalles que me hacen decir, que Manbhusa es un indicio de que a estos dos profesionales les espera un futuro brillante como profesionales en la danza. He allí que les anime a los mismos a que no bajen la guardia (incluida esta pieza, que es susceptible de ampliarse o reforzarse en diversos ámbitos), porque tengo la intuición de que ambos están en la frontera entre el lugar en el que se alcanza una madurez que les mantendrá con la cabeza en orden de aquí en adelante, o conformarse con que lo que tienen hasta ahora, que les será suficiente para descuidarse en lo más laborioso de esta profesión.
“SOMOS” LOOKATHINGSDIFFERENT. (Cataluña).
Coreografía: Carla Cervantes Caro y Sandra Egido Ibáñez
He de confesarles que Somos es un trabajo que me costó entrar en él, dado que su estética y la mayoría de los recursos referidos a la ejecución de movimientos a los cuales se debieron estas profesionales, me llevaba al mundo de los reels de danza contemporánea en Instagram. Y sí, ese tipo de cosas son muy vistosas, digeribles, y en ocasiones, caen el efectismo para que los menos versados queden impresionados. Sin ánimo de desmerecer el hecho de que sus protagonistas poseen una serie de recursos técnicos nada desdeñables, sí que es cierto que carecen muchas veces de una visión escénica en la que el comunicar algo ha de estar por encima de demostrar lo depurada que tiene uno su técnica.
Dicho lo anterior, he de aclarar que para mí Somos me resultó ser un trabajo valiente, hecho con mimo y convicción a lo que se estaba haciendo. Dado que Carla Cervantes Caro y Sandra Egido Ibáñez se decantaron por habitar en una línea en la que su belleza ha sido vulgarizada (por ejemplo, a través de esos reels de Instagram antes mencionados), lo cual les pone ante la tesitura de tener que evitar ser sustituibles ante una multitud de piezas que recurren hasta la banalización, a fórmulas que más que malas, denotan una falta de empuje y ganas de innovar.
Me pregunto seriamente el cómo se las irán ingeniando estas dos profesionales, para seguir buscando el lenguaje propio de cada una de ellas, en medio de un contexto en el que existen “extravagancias” nacidas de un pensamiento basado en que se alcanza ser «especial», porque se ha hecho una combinación de cosas de “maneras diferentes”. No obstante, allí estuvieron en el patio interior del Museo de Zaragoza desplegándonos un variado repertorio de movimientos, de los cuales podrían extraer material suficiente para crear una nueva pieza, o dado el caso, profundizar en los mismos tanto como asignarse la tarea de entregar todas sus empresas en ello, para el desarrollo de sus respectivas carreras profesionales.
Por ello, personalmente, Somos me parece un trabajo que da mucho más de lo que aparenta ser. Y si encima, volvemos a consultar la sinopsis después de ver la misma, uno se da cuenta que el marco conceptual en cual sustentaron esta pieza las integrantes de LOOKATHINGSDIFFERENT, estaba bien enraizado como darse cuenta que no importa que tanta danza se hayan visto. Siempre estará esa pieza hecha por dos jóvenes bailarines con unas ganas de comerse el mundo y una frescura, que te dejarán reevaluando sobre que el criterio de uno a la hora de calificar una pieza de danza, no se ha de desatender nunca.
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