Coincidiendo con el Día Internacional de las personas no binarias, se ha presentado el Estudio sobre las Necesidades y demandas de las Personas No Binarias en España, de la mano del Ministerio de Igualdad del Gobierno de España y 4motion systematic. Proyecto que ha sido desarrollado por los investigadores Isabel López Gómez y Gorka Tobalina Pardo, y que gracias al apoyo a la Dirección de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI, a su Directora General, Boti García Rodrigo, a la Subdirectora General Mar Fernández Saburgo, este estudio ha sido más factible de realizarse.
Antes que nada, cabe aclarar que este estudio no posee un espacio muestral lo suficientemente representativo, como para llevar a cabo conclusiones de carácter demoscópico. No obstante, los investigadores se encontraron en las dos mil personas que participaron, una sorprendente necesidad de colaborar y expresarse, a través de las entrevistas, cuestionarios y demás dispositivos de los cuales se valieron los mismos, con el fin de recabar la información adecuada para aportarnos los datos que ya están publicados en la web del Ministerio de Igualdad.
He allí que se pueda afirmar, que este estudio está dotado de un peso cualitativo importante como para tomarlo como una aproximación, al servicio de quien precise ahondar en sus investigaciones en torno a las experiencias no binarias en España; como también, sacar a la luz un precedente difícil de localizar en otras partes del mundo. De tal manera, que su propósito es dar mayor visibilidad y conocimiento sobre este colectivo que aunque hace alrededor de ocho años está siendo más conocido en España, el caso es que su heterogeneidad de las personas que se identifican como tal, como el desconocimiento de quienes integran a la comunidad LGTBI+ en general, mostraba una necesidad que no cabía ignorar más tiempo. Más aún si con investigaciones como esta, se pueden emprender más legislaciones que respondan a las diversas realidades de las personas que componen a la población LGTBI+ que reside en España, restringiendo el terreno a las violencias estructurales que han tenido que sortear las minorías de este país.
Antes de comentarles parte de los contenidos del Estudio sobre las Necesidades y demandas de las Personas No Binarias en España, considero importante aclarar una serie de conceptos básicos. Esto es: en cada ser humano se ha de diferenciar lo que es su identidad de género (mujer, varón, persona no binaria…), su inclinación afectivo-sexual (homosexual, heterosexual, bisexual, asexual…), su expresión de género (el cómo nos expresamos y nos mostramos ante el mundo. Ello incluye al cómo nos vestimos, como gesticulamos con nuestro cuerpo, etc.) y nuestra condición biológica al nacer (si tenemos los cromosomas XX, XY o XXY). Por tanto, hemos de partir de la idea de que cada persona es fruto de una combinación específica, compuesta de estos cuatro elementos que les acabo de enumerar. En esta línea se ha de distinguir en el campo de la identidad de género, a las personas cis (personas que se identifican con el género que les asignaron al nacer), con las personas trans (personas que no se identifican con el género que les asignaron al nacer).
Para muchos resulta de lo más intuitivo situar a las personas no binarias como personas trans (pero sin que ello implique mezclarlos con aquellas que son trans-binarias. Es decir: mujeres trans y hombres trans. Por tanto, el uso del prefijo “trans” es un término “paraguas”, que aglutina a varios tipos de personas por su identidad de género). Aún así en este estudio, salió a relucir que el 63% de los consultados se consideran personas trans, cifra que aunque denote una mayoría nada desdeñable, es uno de los tanto datos que vislumbran que no hay una idea homogénea sobre este colectivo, dentro de las personas que integran al mismo. Ello se articula, por ejemplo, con el uso de los pronombres y morfemas gramaticales por parte de quienes conforman a este colectivo. Esto es: Elle (-e) 9,0%, Ella (-a) 5,7 %, Él (-o) 6,0%, Elle/Ella 18,9 %, Elle/ Él 14,9 %, indiferente 34,7%, otros 10,8%.
Asimismo, he de detenerme en el hecho de que la condición de una persona no binaria no sólo es algo en afirmativo (por más que su “etiqueta” aparente lo contrario, remitiéndose a su oposición formal, a quienes estarían dentro del binario mujer/varón); sino que además, existen una serie de subgrupos que nos advierten que lo no binario, también es un término “paraguas”. Esto es: de las personas consultadas para el desarrollo de este estudio utilizan con más frecuencia no binarie el 70,1%, Queer/cuir un 27,9%, género fluido el 13,3% (personas que oscilan dentro de un espectro, en cuyos extremos figura lo femenino y lo masculino), agénero 11,9 % (personas que se sitúan fuera del binario mujer/varón, a la hora de hablar de sí mismas), mujer no binarie 7,7%, varón no binarie 2,4%, chico/ hombre trans 7,7%, chica/mujer trans 2,6%, mujer cis 1,8% y hombre cis 0,8 %.
Muchos de estos términos son recientes en lo que se refiere al nombre de su “etiqueta”, lo que no es lo mismo a asumir, que las realidades no binarias hayan existido desde que el ser humano es lo que es. O dicho de otro modo: el que se estén visibilizando con mayor emergencia estas realidades, ello no implica que sea una “moda”, un “disparate” propio de las redes sociales, “cosas de un puñado de jóvenes que quieren llamar la atención”, “esas son cosa del autoritarismo de la ideología de género”, etc… (como bien versan los discursos de odio que se vierten sobres estas personas en un 83%, y un 21%, se traducen en hacer preguntas incómodas que incluso, llegan a vulnerar la intimidad de estos individuos). A dónde quiero llegar, es a que estas “etiquetas” (que dicho sea de paso, éstas van a la par con las numerosas banderas de los colectivos contenidos en lo LGTBI+) a veces nos pueden parecer confusas y artificiales, pero desde mi punto de vista, entiendo que facilitan a aquellos que estén buscando algún marco que se adecué mejor a sus vivencias personales, para ir definiéndose a sí mismos a lo largo de su tránsito. Por ello las “etiquetas” y las banderas han de ser usadas, fundamentalmente, para visibilizar la gran pluralidad que tanto caracteriza a la condición humana. Para que así sea más evidente, que un varón cis, heterosexual, de expresión de género masculina y de cromosomas XY, es una forma más de ser un ser humano: no una más válida, ni cosa que se le parezca.
De cualquier modo, hay que convivir con que dentro las personas que participaron en este estudio, son mayoritariamente menores de los treinta cuatro años. Vamos a los datos: menores de 17 años 12,8%, de 18 a 24 años un 56, 8%, de 25 a 34 años un 25,4%, de 35 a 44 años un 3,2%, de 45 a 54 años 1,2%, de 55 a 64 años un 0,6% y más de 65 años un 0,1%. Lo anterior, creo que como poco, nos ha de invitar a reflexionar la enorme cantidad de variables que están operando en el entorno de las personas de este colectivo, para sacar alguna traducción de estos datos. En ellas, destaca el tema del passing (en resumen, ello está relacionado con valerse en la vida diaria de una expresión de género propia de una persona cis, sea de manera voluntaria, o para evitar situaciones de violencia que entorpezcan que un individuo pueda llevar a cabo su proyecto de vida), que implica, entre otras cosa, el uso de una suerte de “estrategias” en todos los ámbitos (salvo el ocio y relaciones interpersonales íntimas) de un 60% de los consultados, mientras en el ambiente familiar, lo usan un 80% al pensar de que se encuentran en un ambiente de hostilidad o incomprensión. Asimismo, se ha mencionar que el 55% de los consultados ha rechazado o ha retrasado el uso de los servicios sanitarios, para evitar situaciones en las que se ejerzan algún tipo de violencia.
Pasar por estas situaciones en un mundo en el que las personas no binarias no son posibles, no existen, o es algo que “merece algún tipo de aversión”…, a muchos les aboca al aislamiento social, poniendo en juego su salud mental y calidad de vida. En paralelo, hay personas no binarias que declaran que han encontrado un “refugio”, en espacios donde se han constituido redes de apoyo entre “iguales”, o entre personas que estarían dentro de la “disidencia” de lo normativo. He allí la aparente paradoja del uso del passing para “protegerse” a ellos mismos de los riesgos que les rodean, y al mismo tiempo, brota en sus interiores la necesidad de ser percibidos tal como ellos mismos se identifican a niveles generales.
Los investigadores, Isabel López Gómez y Gorka Tobalina Pardo, han finalizado la presentación del Estudio sobre las Necesidades y demandas de las Personas No Binarias en España, con unas recomendaciones para sacarle el máximo provecho a esta investigación. Esto es: Procurar tomar decisiones que estén informadas sobre el tema en cuestión, para así evitar dejarse llevar por la “urgencia”, sino habrá quien se quede atrás en la medidas adoptadas. Ello ha de materializarse mediante el ejercicio de tareas de información y prevención en los ámbitos de lo público, generando un debate sosegado. Lo cual se podría traducir, en un seguir avanzando hacia una mayor igualdad de en el disfrute de los servicios públicos e identificaciones.
Al final, lo que nos quieren fomentar estos dos profesionales, es que si el Estado aporta su ayuda por la causa, entre otras cosas, lo que está haciendo es legitimarla, mientras se fortalecen los valores democráticos de este país. No obstante, hay que tomar en cuenta que esto es un horizonte al cual apuntar, siendo que asechan en el camino una multitud de desafíos capaces de poner entredicho, incluso las premisas que dieron razón de ser a iniciativas como este estudio. Concretamente, estoy pensando en el qué supone el que vengan gobernantes que no sólo no tengan la intención de profundizar en el reconocimiento de derechos de las personas de las minorías más desfavorecidas (como es el caso de las personas contenidas en los colectivos LGTBI+); sino que encima, se propongan a arremeter contra estos avances, que en realidad no están cuestionando a nadie por individual, aunque si están problematizando los esquemas tradicionales a los que nos hemos regido en asuntos de género. Por ello invito a que esto se debería tomarse como una manera de ampliar las fronteras de lo que entendemos por un ser humano.
Lo recorrido hasta ahora es irreversible, y para recordádnoslo estarán alertas las personas pertenecientes a estos colectivos y plataformas de la sociedad civil, para que mantengan en el eje a las Instituciones Públicas en lo que se refiere a seguir ahondando en estas causas, que no hacen más que intentar garantizar los Derechos Humanos de todas las personas de este mundo. Los activistas, personas de estos colectivos o profesionales especializados en estos campos, no pararán de señalar y alzar la voz todo el tiempo que dure esta batalla cultural en la que estamos inmersos. En donde siguen en pie envalentonados, los sectores más reaccionarios dispuestos a deshumanizar y denigrar a seres humanos como ellos, sólo porque hay quienes no están dispuestos a volver a los armarios.
Celebro que a pesar de que sean conocidos los pulsos entre los dos socios del gobierno de coalición que ejercen el poder ejecutivo actualmente en España, se le ha dado lugar a estas investigaciones. No con esto quiero decir que no sean loables las discusiones entre dos posturas confrontadas, más bien me alegro de que después de que las partes en disputa hayan puesto en valor sus inquietudes y proyectos, han encontrado puntos de encuentro. Ejemplos como los avances reflejados en la reciente Ley Trans o el encargo y posterior publicación de este estudio, dan margen a pensar que el progreso en el reconocimiento de las personas LGTBI+ sigue ganando terreno. Las nuevas generaciones nos están enseñando que estamos sobre un paradigma en el que no basta conformarse con cosas que hace décadas eran impensables, aunque siempre legítimas e indispensables (como la legalización del matrimonio entre dos personas del mismo sexo, o una mayor sensibilidad y respuesta hacia las realidades del colectivo de las personas intersex). Ahora lo que toca es ir hacia lugares donde lo que se entiende como obvio en los sectores más «disidentes» de nuestra sociedad, se extienda por todo el espacio de lo público, para que dejen de hacer falta los «refugios» y «espacios de resistencia», porque en cada localidad de España se habrá logrado que abunden los espacios libres de violencias.
Tras la presentación, tres personas no binarias ofrecieron sus respectivos testimonios y reflexiones sobre las distintas realidades del colectivo. Testimonios que de un modo u otro, avalaban parte de las interpretaciones que se pueden extraer de este estudio, o bien mostraban que son personas de carne y hueso las que se enfrentan a todo lo que está expuesto en el mismo. Aquí no se trata de elevar un testimonio concreto a escala universal, sino más bien, incidir en que existe una enorme pluralidad y riqueza, albergada en las personas que componen en este colectivo, a pesar de que en el proceso de conocimiento del mismo toque confrontar diversas contradicciones que en ocasiones, han producido que muchas personas no binarias no terminen de salir del armario, porque incluso dentro de los colectivos LGTBI+, falta hacer aún una ardua labor de pedagogía.
Así Huga nos aportó cosas como que preguntar a una persona (la que fuere) por el pronombre que prefiere que sea tratado, da seguridad de que en ese contexto no se pasarán por varios tipos de violencias. A lo que sentenció con: “Si vais a cuestionar alguna identidad, que sea la vuestra, no la mía”. A continuación Triksia, puso en el centro su condición de persona no binaria y racializada (he allí que subrayara que ostenta ascendencia quechua), lo cual, entre otras cosas, alberga varias discriminaciones e invisibilizaciones en paralelo. Siendo que en España los espacios destinados para estos colectivos están dominados en su mayoría por personas blancas, que al final terminan posponiendo o infravalorando la cosas que hay que atender en lo que se refiere, a las especificidades de las personas LGTBI+ racializadas. Ello se ve agravado con la falta de referente racializados que hay en esta sociedad occidental (y no es que haya muchos dentro de las personas no racializadas), dado que en los procesos de colonización se molestaron en neutralizar al máximo cualquier resquicio de disidencia, a pesar de que hayan existido de antes de las épocas de la colonización. Habrá quien considere que esto implica poner fronteras donde no tiene por qué haberlas, pero mientras se perciba que las cosas no funcionan, líneas de trabajo como las que apuesta Triksia han de ser exploradas con profundidad.
La última intervención vino de la mano de Cleya, quien aportó una reflexión sobre lo fecundo que es indagar sobre nuestras experiencias personales para entender y explorar lo que somos. Ya que Cleya entiende que es producto de lo que se fue dando dentro y fuera de sí, mientras lo iba poniéndolo en diálogo. Esto dio paso a una dinámica de preguntas y respuestas por parte de las personas asistentes a los que habían intervenido contando sus experiencias no binarias, dando primero el turno de palabra a las personas no binarias que estuvieron presente en el Salón de Actos del Ministerio de Igualdad.