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Los próximos 25, 26 y 27 de noviembre se representará en el Teatro La Fundición, Encerrona, de la mano de Pepe Viyuela. Pieza que forma parte de la programación especial que nos ha preparado este teatro sevillano, para celebrar una nueva edición del feSt.

 

Llevo años con curiosidad de ver un  trabajo de artes escénicas de este profesional riojano. Pues, su nombre es de sobra conocido en el mundo de la televisión, del cine y del humor en España. Incluso hay quien lo erige como uno de los mejores payasos de la actualidad de este país mediterráneo. Hasta el punto de haber conseguido agradar a personas de todos los “nichos” de espectadores posible.

Por tanto, merece que me acerque a su trabajo, merece que deje entre paréntesis cualquier tipo de prejuicio que me vaya a “visitar” en vísperas de la representación de Encerrona. También he de reconocerles, que la sinopsis de esta pieza me ha seducido, pues, en la misma se remite al carácter existencialista del modo de ser en el mundo del payaso. Quien aunque reconozca lo que le rodea, en muchos casos, hasta ahora no ha tenido la oportunidad de familiarizarse con la realidad con la que se ha encontrado en cuanto sale al escenario.

Muchos siguen asociando a esta disciplina con humor, lo cual siempre me ha parecido desvirtuarla y diluir parte del contenido trágico y filosófico que está albergado en ella. Siendo que aunque sus modos de expresión suelan ser llevados hasta las últimas consecuencias, ello no quita que detrás de cada pieza haya un marco conceptual lo suficientemente sólido, como para hacernos caer en la cuenta de mucho de aquello con que interactuamos depende más de cómo lo percibamos, más de lo que es en sí. No con ello quiero dar a entender que ciertas percepciones han de ser minimizadas, sino más bien, que el ser humano es un ser vulnerable que buscar habitar este mundo de la manera más digna posible. Claro que en ocasiones la vida nos tienta a ser un pícaro y travieso; no obstante, las inconsistencias de uno nos terminarán poniendo en situaciones donde uno debe demostrar que sabe gestionar los “líos” en los uno que se ha involucrado.

 

Aún con todo, es muy fácil hacer un mal trabajo de payaso, y el sólo apostar por “hacer reír” al público, es signo de que se está abusando de estereotipos y clichés. El payaso es mucho más que esto, es saber estar en el escenario afrontando la condición humana de cada uno, en donde cabe que el público reaccione con risas, asco, ternura, extrañamiento, etc.… En fin, como la vida misma. Dado que el mayor fracaso por el que puede pasar alguien que está haciendo payaso, es tener a su público distraído.  Antes de alargarme más de la cuenta, prefiero darles un adelanto de esta pieza escénica de Pepe Viyuela:

El personaje vive la experiencia de haberse quedado atrapado en el escenario. Cuando entra en escena no sabe dónde se está metiendo. No ha venido a actuar pero, como un bufón de corte arrojado al salón del trono, se verá obligado a enfrentarse a ese público que lo observa y a una serie de objetos para nosotros cotidianos y para él absolutamente misteriosos y sorprendentes.

Subir por una escalera o ponerse una chaqueta constituyen para él tareas casi imposibles. De nuevo nos encontramos ante una metáfora en la que el payaso es cada uno de nosotros y su juego no es sino nuestra vida, estamos obligados a existir y obligados a actuar, no sabemos dónde nos hemos metido y debemos seguir adelante.

 

Encerrona de Pepe Viyuela, o cómo justificar que la “filosofía clown” debería enseñarse en las facultades de filosofía

 

 

 

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