A Silent Rattle de Hiro Murata, En Cuclillas del Colectivo Premohs y False Memories de Hang Tho Creative / Tu Hoang & Hiro Murata fueron las piezas que concluyeron una de las ediciones más memorables del ciclo Ahora Danza!
A Silent Rattle
Hiro Murata (Países Bajos)
A Silente Rattle empieza con Hiro Murata observando a su alrededor a modo de espera: un estado cercano al del aburrimiento. Y al rato, van brotando dentro de sí una serie de gestos y movimientos que les hacen viajar por todo el universo, sin si quiera alejarse de la mesa que le acompaña y apoya a lo largo de esta creación.
Parto de la base de que en cada rincón del universo tenemos, nosotros los seres humanos, lo suficiente para meternos de lleno en sus entrañas. Dicho esto, ¿por qué hemos de buscar fuera de lo que identificamos como nuestro “hogar”, para encontrarnos a nosotros mismos? (de haber dado con él en vida, claro) ¿Por qué seguimos viendo “fronteras” entre lo que somos de lo que nos excede?… Aún así, es fascinante como un acto escénico, como lo es A Silent Rattle, es capaz de trazar senderos desde la aparente nada. En dónde puedan surgir cosas que hacen alusión a nuestro cotidiano, o algo tan abstracto que apenas figurarían las “huellas” de lo humano.
Para ello este profesional se embarca en una idea que más que “ayudarle a matar el tiempo”, le induce a caer en la cuenta de que la danza subyace en cada interacción, incluso la que se pueda dar en nuestro “foro interno”. Así, esta noble disciplina también puede ser entendida como una consecuencia, no tanto como algo que está supeditado a un fin en concreto.
Por si queda alguna duda, considero loables las obras que buscan transmitir los contenidos que proceden de un marco conceptual determinado; de haber confeccionado una estilización de algo que, posteriormente, cobra su propia autonomía y demás cosas por el estilo. A dónde quiero llegar, es a que esta pieza no “imita” ni ”traduce” a aquello que le dio lugar, sino en realidad, lo expone y desarrolla gracias a que ello es “bailado”. De lo contrario, todo hubiera quedado inconcluso e insípido en A Silent Rattle.
Sin olvidar, que los cambios de ritmo en las acciones Hiro Murata a través de sus contenciones de respiración, de valerse de suspensiones, de sus cambios de altura, de ir y volver a unas mismas cosas, etc…, fueron varias de las cuestiones que señalaría que dotaron de consistencia y autoridad a un trabajo que me parece absolutamente espectacular. Y lo mejor de todo, es que fue interpretado sin pretensión alguna, sólo siendo honrado con lo que le estaba pasando al personaje que él encarnó.
En Cuclillas
Colectivo Premohs (Andalucía)
Les reconozco que fui al CICUS a ver En Cuclillas con altas expectativas, dado que una de sus piezas anteriores, Anónimas Raíces, me había dejado vibrando por las carismáticas interpretaciones de los integrantes de esta compañía andaluza, por la inteligente forma en l que combinaron lenguajes tan diversos como el teatro físico, la danza contemporánea o las danzas urbanas, y, como no, por su puesta en valor de “lo andaluz”. Desmarcándose de “tópicos” que, con frecuencia, han sido instrumentalizados para menospreciar a una región tan rica como desconocida en lo cultural.
En una línea similar se fue desarrollando En Cuclillas, poniendo en valor cosas como el acento andaluz o lo que llamaron “el alma de sus gentes”. El caso es que, en esta ocasión, sentí que estos profesionales estaban intentando alargar o reforzar lo que nos habían planteado en Anónimas Raíces, en vez de seguir “cavando” en la misma dirección hasta volverse a topar con algo igual de sólido. He allí que defienda que esta pieza aún le faltan horas de trabajo en su sala ensayo: tanto en lo que se refiere a terminar de ensamblar cada uno de los elementos/escenas que la componen, como afinar varias de las acciones que la hacen representable ante un público.
Sin lugar a dudas, los integrantes del Colectivo Premohs no hicieron un “mal pase” (poniendo por delante, que la acústica del patio interior del CICUS no jugó en favor de ellos), ya que sostuvieron con sus “corazones” un trabajo en el que creían, estuvieron coordinados en hermandad hasta sus últimas consecuencias, algunos de sus “chascarrillos” e imágenes en movimiento son “joyas” que merecen ser conservadas, etc.… Lo que pasa, es lo que he dicho antes, esta pieza precisa volver a la sala de ensayo para que se ponga en el lugar que debería, no quede relegada a un “tuvieron buenas intenciones”. Si es que esta compañía tiene todo lo que hay que tener para ser todo un referente de la escena andaluza.
False Memories
Hang Tho Creative / Tu Hoang & Hiro Murata (Países Bajos)
Llegar a un punto de sublimación en una pieza de danza supone, entre otras cosas, que lo que podría ser su superficie, es decir: lo más “bailado” de la misma es lo que, precisamente, se apropia de la atención de nosotros los espectadores. Entonces, ¿qué es lo que hace más especial a esta obra de otras buenas composiciones coreográficas? Pues, que mientras la interpretaron Tu Hoang & Hiro Murata, ellos habitaron una dimensión paralela a la de nosotros, a pesar de que estábamos a escasos metros de distancia.
Esta es de las pocas veces en la que siento que cuanto más hable de la obra en juego, más puedo desorientar a los lectores a la hora de contribuir a darla a conocer y hacer pedagogía a través de ella. Y no es que descarte que haya una conexión entre lo que nos representaron estos profesionales y lo que ellos estaban interpretando, lo que pasa es que se hizo inalcanzable el contenido de False Memories, y ello no importó para que la disfrutásemos.
Por supuesto, que habrá quien se haya hecho sus lecturas personales de lo que habrá visto pero, ¿qué sucede cuando uno es capaz de identificar sus virtudes técnicas, y todavía no comprende cómo es posible que en este caso 2 + 2 dé más que 4? ¿Qué sucede cuando a uno le cuesta creer que han pasado apenas quince minutos (como es el caso de esta pieza), dado que se quedó con la sensación de que ha asistido a la vida entera de los personajes de la obra en juego?…
La verdad es que False Memories me ha dejado completamente desarmado, y cualquier cosa que añada a partir de ahora me abocará a tratar cuestiones que también estarían presentes en mis críticas de otras piezas o bien a desenvolverme únicamente en su órbita, dado que no conseguí penetrar en su interior, y no creo que haya mejor experiencia que eso: Estos son los momentos que a uno le recuerdan que aún se está vivo. En esta medida, uno confirma que dentro sí se conserva la potestad de cambiar de direcciones por más que haya invertido mucho trabajo y esfuerzos por constituir un criterio.
Decir que una compañía tiene que ensayar más no es crítica, es soberbia. Un poquito de por favor…