En esta línea, el equipo de Tony Casla / Antzoki Teatteri ponen al servicio su trayectoria como profesionales de lo escénico, para representar una pieza que, como poco, combate a la indiferencia y a la deshumanización de los menores de edad víctimas de los conflictos bélicos, que se han sucedido a lo largo de la historia.
Por si queda alguna duda, en Fireworks -ascuas de vida- no hay propaganda ni melodramas que insultan a la inteligencia de sus espectadores, tan sólo hay dos niños que podrían ser de cualquier parte de mundo. Niños que tras la caída indiscriminada de bombas a la población en la que ellos residen, sus vidas les cambiaron en cuestión de segundos. No obstante, lo anterior es el marco en el que se desarrolla una conmovedora historia sobre el desarrollo de la amistad como fruto de un instinto de supervivencia.
He allí que encontré en esta obra de teatro gestual, ciertos paralelismos con La Tumba de las Luciérnagas de los Estudios Ghibli. En la medida de que los niños que protagonizan a dicha película animada, refuerzan sus vínculos después de que quedase claro que ya no pueden contar con sus familiares, en medio de un contexto en el que sus vidas han sido atravesadas por una guerra. Y aún así, ellos se demuestran a sí mismos, que son más que dos “pobres” niños huérfanos. De cualquier manera, en Fireworks -ascuas de vida- los hechos se despliegan desde otro lugar, dado que los dos niños de esta historia usan su imaginación para que su tránsito en esa “choza” (por llamarla de algún modo) que habilitaron al lado de un pequeño estanque, sea el refugio que les proteja y les abstraiga de las dramáticas circunstancias de ambos. Desde luego, que las condiciones en las que viven son precarias e inaceptables para cualquier ser humano, pero sus esperanzas de que las cosas algún día mejoren, les mantiene en pie. Al mismo tiempo, sus cómplices juegos, sus pequeñas riñas…, forman parte de la hermosa fraternidad que han constituido de cara a subsistir el uno con el otro a toda costa. Mientras tanto, ambos niños aprenden en proceso qué es vivir en el presente, con todo lo que esto conlleva.
El que no hablen los ambos personajes, sumado a que los objetos y lugares en donde se desarrolla la historia estén presentes con la interpretación de sus actores en perfecta coordinación con el diseño de iluminación y el espacio sonoro, hicieron de esta obra dirigida a la infancia y a la juventud, algo mucho más descarnado de lo que es en sí mismo. Siendo que vemos a dos individuos de frente representando algo sobre un escenario, que en nuestra imaginación y emociones serán recibidos como más grande que lo que le dio pie. Esto es: Ver a esos dos excelentes actores temblar de miedo, sonreír por estar acompañados de alguien que ha adquirido un peso importante en sus vidas…, le conduce a uno a reevaluar el valor que le estamos dando a la vida de un ser humano, y por extensión, a nuestras propias vidas.
Así, Fireworks -ascuas de vida- lo sitúo como un trabajo ejemplar, puesto que transmite unos contenidos de interés general accesibles a personas de todo tipo. Es decir: no importa la edad, el país de origen, el nivel de formación…, para que sea comprendido un mensaje contundente, focalizado en tomar partido por el mantenimiento de la dignidad humana y por la resolución de conflictos de modos no violentos. Soy consciente que todo esto suena “muy bonito”, “bien intencionado”, que les estoy hablando de “una obra para todos los públicos”, etc.… Sin embargo, si asumimos estas premisas como algo determinante, entonces caeremos en una suerte de cinismo e individualismo en el que hasta la práctica del hedonismo se verá adulterada. No sólo se trata de cuestiones que incumben al campo de la ética; sino que además, que el ser consecuentes con nuestros pensamientos y emociones no es algo que debamos “postergar”, ya que, entre otras cosas, las contradicciones del mundo en el que vivimos nos resultarán más difíciles de digerir.
Personalmente, me decanto por pensar que tener vocación de servicio dota de significado y sentido a nuestras vidas. Y, como no puede ser de otra manera, la misma se puede ejercer y manifestar desde distintos frentes. Entonces, si uno se encuentra con el compromiso para con la infancia de parte de estos profesionales (lo digo recordando con consternación, admiración y cariño otra de sus producciones, Clowns), en sintonía con un trabajo actoral, estético y de dirección dignos de estudio, pues, uno se topa con montajes que equilibran las investigaciones de índole artística con documentos históricos, que dan testimonio de cómo se desarrolló nuestra forma de ser un ser humano en una época concreta.