En el principio, Juya, el gran señor de las lluvias y padre creador de todo ser viviente, fecundó a Mma, la Madre Tierra, y la hizo su esposa para siempre. Desde entonces, nace y renace la vida. En la danza, la magia de Kaasha (la tambora) retumba el sonido del trueno e invoca las lluvias.
(Mitología Wayúu, desierto de la Guajira, Colombia).
La riqueza indígena de la costa caribe colombiana se hizo materia presente a través de las manos y gargantas de los integrantes del grupo Ghetto Kumbé, considerados uno de los mejores exponentes del tribal house en la actualidad. El poderío que emanan los Kumbé es irresistiblemente carismático, hipnótico y afro-futurista. Sus letras son comprometidas, viscerales, peligrosas y urgentes en el contexto de sanación que vive el mundo, y de cambio que vivirá su hermoso país: Colombia.
Juan Carlos Puello “Chongo” (Cartagena), Edgardo Garcés “Guajiro” (Riohacha) y Andrés Mercado “Keyta/ DocKey» (Santa Marta) son los tres mosqueteros provenientes de las tierras de la iguana y el bollo e ‘yuca con suero costeño. Les acompaña siempre la atenta mirada de su mánager, el francés Olivier Maligorne, mago del sonido tras bambalinas, ideador de buena parte de las portadas – y un colombiano más que homologado a estas alturas del partido. Con dos EPs y un álbum de larga duración a cuestas, la obra de GK retumba tan fuerte como el trueno de Kaasha.
Vamos a acabar con la casa, vamos a tumbarla
incitó Guajiro al público.
Y así fue. El nombre Ghetto Kumbé es filosofía y credo. El gueto remite al pueblo, a la gente humilde pegada al terreno que origina y da significado a la comunidad. El kumbé, es la libertad que alcanzaban los afrodescendientes cuando lograban zafarse de las cadenas de la esclavitud, era su cielo en la tierra. Por tanto, Ghetto Kumbé significa reunión y celebración. La celebración invocada anoche por la potente percusión de este grupo calentó la sala, hizo rebotar las botellas de cerveza encima de las mesas. Este servidor, en trance, tumbó un fluorescente.
Iconografías Kogui, Arhuaco y Wayúu (la comunidad indígena más numerosa de Colombia) decoraban las camisetas, el merch, la mesa de mezcla y las máscaras de los músicos. La magia Kumbé reunió a la tribu urbana que les sigue allá donde van, in crescendo en Europa, porque la internacionalización de su propuesta es la consecuencia, no el mero objetivo. Llevan desde principios de junio inmersos en el Ghetto Tour – Summer 2022, promocionando su último álbum, Clubbing Remixes, versiones de su aclamadísimo primer álbum -homónimo- lanzado en 2020 por ZZK Records. Esta obra maestra fue inmediatamente incluida en la lista de los 20 mejores álbumes del año en NPR Music, Billboard Magazine, Sounds & Colours Mag.
El afrofuturismo es mucho más que un contexto musical, es un movimiento de reivindicación cultural. Un mensaje claro de presencia. Las canciones de Ghetto están ligadas a ese sentir político: reflejamos la realidad que vivimos. Aunque no queremos ser un mero referente político, sino también introspectivo. Llevar a la gente a otros estados.
Chongo.
Algunos de los temazos que retumbaron, y que son muy recomendada escucha, fueron “Sola” (soy el pájaro que canta en la punta del palo de mango); “Cara a cara” (tú no tienes ni idea de cuánto vale este puesto, si es tu mamá la que llena tu cartera), “Pilá, Pilá” (suena el tambóo, me está llamando. ¡Ay negra, dile que aquí yo estoy!); “Vamo a dale duro” (Yo quiero crecer, tengo ya familia. Yo quiero una vida porque otra no hay); “Tambó” (tambó, que a lo lejos suenas, quítame esta pena); “Djabe” (sus ojos brillaban, pude verla entre la gente, danzaba en la noche, se movía lentamente); “Pide más”, utilizada por Rihanna para su marca de bebidas (tengo to’ lo que te gusta, ten cuidao’ po’que te asusta);
“Lengua Ri Suto” en la variable lingüística diatópica llamada Palenquero, joya de los cimarrones (Akí suto sé kuilá, chitiá; lengua ri palengue. Afroneto Asé meklá jip jop rap ku buyeregue).
Cerraron la noche con el que ya es un himno no oficial en el caribe colombiano: “Eso no me falla” (utilizado en el cortometraje Aphorisms; Hogans, Sean Evans, 2021) (Oye bien lo que traigo yo, eso no es prestao’.Traigo el beat en mi corazón…traigo el ritmo con mi tambor y eso no me falla). Porque a la razón se la puede engañar con trucos mil. Al corazón, no.
El palacio de Santa Bárbara, en pleno corazón de Madrid vibró al son de estos músicos/chamanes colombianos que llevan todas sus vidas imbuidos en las tradiciones sonoras más ancestrales del caribe. Los afortunados presentes fuimos bañados con su legado, aderezado con afrobeats y estructuras musicales ancestrales, samples de voz litúrgicos y paganos, dance, trip hop y UK bass. Un conjuro al que fue imposible resistirse. Nadie se quedó sentado en las sillas que, no se sabe bien por qué, estaban ahí. Nadie. Todos los chacras, abiertos.
Y, como si nada, los GK terminaron la velada recorriendo las calles de chueca junto a un grupo de amigos-familia. Navegando la noche hasta arribar a un mítico local de jams de la capital del reino, un escenario al que cualquier musico está invitado. Chongo, chamán de las rastas y la voz profunda, terminó tocando la batería mientras cantaba Roy Borland (ganador del Premio Enlace Funk ‘Clinton’ a mejor cantante en 2021). Roy no tenía ni idea del virtuoso de la percusión que le estaba marcando el ritmo. Chongo no había escuchado antes a Roy. Poco importaba, lo importante era seguir la música, seguir sanando gente en la noche, seguir fabricando buen rollo.
“El proceso de sanación, por medio de cada golpe del tambor y cada canto, es muy importante para nosotros. Es el momento de respiro, de exhalar y botar todo lo que nos agobia”.
Ghetto Kumbé, en su cuenta de Facebook.
P.S.
Y a la mañana siguiente, con el corazón todavía bombeando, este servidor no tuvo más remedio que terminar de redactar el presente artículo con los pies metidos en agüita tibia con sal. Merci les gars.
*Mi agradecimiento al parcero Diego Ariza @diego_arig por revelarme la magia de los chamanes.
Muy didáctica la reseña de este grupo; increíble la cantidad y variedad de datos que nos comparten; mil gracias por abrirnos la mente y regalarnos sabiduría.
Qué bonito.
Para que luego digan que lo tradicional no se puede modernizar. Me encantan los looks con esos colores. ME EN CAN TAAAA
Me ha encantado este artículo y, aunque no conozco este grupo, me ha dado muchas ganas de descubrirlo. Además de proporcionar datos apasionantes sobre los orígenes del grupo y de su música, estás líneas nos hacen sentir tu entusiasmo. Bravo, Marcelo.
Fabulosa crónica que ha conseguido hacerme estar donde, físicamente, no estuve. Sin duda, este concierto y sus beats, tuvo que ser una experiencia única para dejar fluir multitud de emociones.
Enhorabuena a Ghetto Kumbé y al autor de esta reseña.
De nuevo otra crónica de Marcelo Chaparro que hace que te sientas entre el público del concierto aunque no hayas asistido. Gracias por hacer que tus palabras sean tan descriptivas que acaban siendo imágenes para quien las lee.
Emocionante oír hablar de la magia de la música. La pasión con la que hablas de cómo te abstrae y te llevan a otros lugares es increíble. Escucharé esos sonidos que ofrece su percusión que tanto me gusta a ver si consigo el mismo efecto:)
Muy buena critica, es tan visual que sientes el efecto sanador del grupo!!!
A mover el esqueleto,
lo que nos queda del verano a ritmo de los tambores del maravilloso grupo colombiano.
Me suelen pasar muchas de las cosas que has descrito con la música, es un placer leer todo lo que escribes.
Marcelo nos sumerge en la mágica atmósfera del concierto. Nos hipnotiza y nos hace vivir cada linea como si estuviéramos allí.
Me encantó leer lo que escries, muchas felicidades al autor.