Internacional en Achtung! | Por Joaquín Calvente
Vladimir Putin, actual primer ministro y candidato oficialista por Rusia Unida, ha vencido en las elecciones presidenciales con cerca del 64% de los votos. Así, quien fuera presidente de Rusia de 1999 a 2008, tomará de nuevo, en mayo, el mando del país sin necesidad de una segunda vuelta o balotaje. Y esta vez estará al frente de Rusia al menos hasta 2018, ya que el mandato del jefe de Estado ha sido ampliado a seis años.
El segundo candidato más votado ha sido Guennadi Ziugánov, del Partido Comunista (KPRF), con algo más del 17%; seguido por el multimillonario Mijail Projorov, con más del 7% y Vladimir Zhirinovski, del Partido Liberal-Democrático de Rusia (LDPR), con algo más del 6%. El último puesto lo ocupa el socialdemócrata y antiguo presidente del Senado, candidato por Rusia Justa, Serguéi Mirónov, que no ha llegado al 4% de los votos.
La pregunta es: ¿Acaso alguien dudaba de la victoria de Putin? Putin es Rusia. Todas las decisiones pasan por este ex agente del KGB, el servicio de inteligencia ruso, desde que asumiera el poder de manera interina en 1999, tras la dimisión de Boris Yeltsin. Nunca ha abandonado el poder. Ni siquiera en 2008, cuando cumplió su segundo mandato consecutivo y debía abandonar la presidencia, tal y como establece la Constitución de la Federación de Rusia. Para salvar esta limitación, Vladimir Putin designó sucesor a su primer ministro, Dimitri Medvéded. Un mero cambio de papeles, pero no de cargos. Putin seguiría llevando los designios del país aunque oficialmente ocuparía la presidencia del gobierno.
Unos resultados electorales bajo sospecha
La oposición ha salido a la calle a protestar y denunciar un supuesto fraude electoral, tal y como ocurrió tras las elecciones a la Duma (las legislativas) de diciembre de 2011 que también dieron la victorial al oficialismo. Pero esta vez existen algo más que sospechas: un vídeo, que circula ya por internet, en el que se ve cómo varias personas llenan urnas con votos en un colegio electoral en la región de Daguestán. Ante el escándalo, el vicepresidente de la Comisión Electoral Central rusa, Léonid Ivlev, ha anunciado que invalidarán los resultados obtenidos en este centro.
El vídeo, que deja poco lugar a dudas, tiene otra lectura por parte del cineasta Stanislav Govorujine, jefe de campaña de Valdimir Putin, quien cree que simplemente estaban traspasando los votos de otra urna “porque hay que ser idiota para rellenar las urnas a la vista de todo el mundo”. Y aunque ha reconocido la existencia de algunas irregularidades, considera que han sido las elecciones más limpias de la historia de Rusia.
Por otra parte, observadores internacionales de la Organización para la Seguridad y la Cooperaciónen Europa (OSCE) han denunciado un sesgo a favor de Putin en estas elecciones, con irregularidades en el recuento de votos en un tercio de las mesas electorales, el uso de recursos estatales para su campaña y una presencia sustancialmente superior del ya presidente electo en los medios de comunicación.
Las declaraciones de los candidatos:
| Vladimir Putin (Rusia Unida): “Os prometí que ganaríamos. Hemos ganado. Gloria a Rusia”. “Hemos ganado en una lucha abierta y limpia”.
| Guennadi Ziugánov (Partido Comunista): “Las elecciones a la presidencia del 4 de marzo no han sido ni limpias ni justas, ni transparentes”. “Vamos a aumentar la presión callejera e intelectual”.
| Mijail Projorov (independiente): “Las elecciones no han sido justas”. “Al presentar mi candidatura acepté deliberadamente jugar con las reglas de otro”.
Los desafíos futuros: estancamiento económico y creciente malestar social
En el año 2000, Putin prometió erradicar la pobreza y combatir la corrupción si resultaba elegido. Doce años más tarde, podemos hablar de luces y sombras. Bien es cierto que la Rusia de hoy tiene poco que ver con el país que quebró en 1998. De la mano de Vladimir Putin, el país ha resurgido política y económicamente, con un crecimiento anual de en torno al 6% en su primera etapa, aunque en los últimos años se ha producido un estancamiento de la economía. El reto pasa ahora por transformar el modelo económico, altamente dependiente de la exportación de materias primas, fundamentalmente gas y petróleo.
Vladimir Putin no goza del mismo respaldo popular que entonces. Como consecuencia de ese desarrollo, emergió una clase media en las ciudades. Pero también es cierto que aumentan las desigualdades entre ricos y pobres, y que esta brecha es aún mayor entre la población urbana y la rural. Precisamente es en el campo donde Putin cosecha buena parte de los votos, y en la ciudad donde crece la oposición hacia su persona, principalmente en la capital, Moscú, donde ha perdido un 20% de votos respecto a los resultados obtenidos por Medvéded en las elecciones de 2008. De ir en aumento, y según cómo gestione las protestas, Putin podría perder también el apoyo de una parte de su equipo.
Por otro lado, al llegar al poder en el año 2000, Vladimir Putin pretendió poner freno a la corrupción instalada durante el mandato de Boris Yeltsin, acorralando a la oligarquía surgida tras el colapso dela Unión Soviética. Mijaíl Jodorkovski, dueño de la petrolera Yukos, fue encarcelado, acusado de fraude y lavado de dinero. Los mismos delitos por los que se iba a juzgar a Boris Berezovski, que huyó ante su inminente arresto, y Vladimir Gusinski, también exiliado. En cambio otros, como Roman Abramovich y Vladímir Lisin, aún disfrutan de su posición privilegiada. Poco más se hizo. El propio Vladimir Putin, en una reciente entrevista con periodistas occidentales, lo ha admitido: “Existe por todas partes. En nuestro país, la existencia de la corrupción está relacionada con la naturaleza de nuestra economía y con la falta de marco jurídico”.
En el plano internacional, es previsible que Putin continúe con la política exterior que implantó desde su llegada al poder, interponiendo en todo momento los intereses de Rusia y cediendo en muy raras ocasiones ante presiones internacionales. Él representa a la Rusia fuerte que quieren sus compatriotas, y ven que, con él al mando, su país ha recuperado un papel protagonista en el contexto internacional.
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