Hace poco estuve charlando con Isachi Pérez Piernagorda y con Vicente Díaz, dos asiduos espectadores de artes escénicas de la ciudad de Sevilla. Su “militancia” llamó mi atención desde el primer momento, por ello considero que hemos de darles el “turno de palabra» para aproximarnos al qué piensan de estas disciplinas dos personas con criterio, pertenecientes a un colectivo imprescindible para el desarrollo y promoción de las mismas.
De cualquier modo cabe aclarar, que Isachi Pérez Piernagorda y Vicente Díaz no hablan como “voceros” de todos los espectadores; más bien invito a que sus palabras, sirvan para generar más precedentes que nos ayuden a explorar fórmulas que nos desmarquen del todo, de la “senda de los hábitos” que tenemos en los medios de comunicación especializados en cultura. Para dicho ejercicio he dividido esta entrevista en dos partes. Esto es: En la primera parte haremos una aproximación a los temas que nos resultaron más importantes a tratar sobre lo qué pasa en el campo de las artes escénicas, en Sevilla y Andalucía en general, y cómo se gestiona su legado escénico. Y en la segunda parte, se mostrará una conversación sobre varias piezas que se han representado en teatros sevillanos en los últimos años.
Sin más que añadir, les ofrezco una fresca y a la vez reflexiva, forma de cerrar este año 2022:
-¿Cómo empezó vuestra inclinación de ir, básicamente, cada semana al teatro?
Vicente Díaz: Por una parte, nace tras habernos quedado un poquito más libres en relación a compromisos familiares. Lo cual nos fue permitiendo ir a más sitios que antes.
-Sin embargo, coincido con ustedes con mucha frecuencia cuando voy a cubrir obras de artes escénicas en los teatros de Sevilla. Es decir: en su lugar podrían decantarse por ir al cine, conciertos, entre otras opciones.
Isachi: Eso también lo hacemos; aunque en menor medida, vamos al cine.
Nosotros siempre hemos ido a conciertos…
Vicente Díaz: Ahora que estamos en el CAAC (Centro Andaluz de Arte Contemporáneo), cabe decir que hemos estado en muchos conciertos. Por ejemplo: el Festival Nocturama, el cual permitía ir con los niños chicos: nosotros oímos música mientras los niños correteaban.
Todo esto lo hacíamos mucho antes de que fuésemos a los teatros con frecuencia.
Isachi: Yo trabajo en Canal Sur, en donde he estado mucho tiempo en los servicios informativos (en la parte de redacción). Entonces hubo un momento en el que me apetecía que me cambiasen al campo de la cultura. Es decir: La cultura siempre me ha encantado, aunque nunca tuve posibilidades de dedicarme a ella de manera profesional.
Por circunstancias azarosas me ofrecen trabajar en el programa Al Sur (el cual empezó su emisión en 1995), en el que había que estar al día de todo. Del 2015 hasta el 2018 fui su directora, año en el que se suprimió, para luego ser recuperado en 2019 gracias al respaldo que en su día mostraron muchos telespectadores, pero lamentablemente ha vuelto a desaparecer de la parrilla. Ojalá se retome porque una televisión autonómica necesita un programa como lo fue Al Sur.
Así poco a poco, una se va enganchando.
Vicente Díaz: Eso es, a raíz de que ella empieza a trabajar en Al Sur eso me fue arrastrando a mí también. Porque ambos nos pusimos a ir a ver cosas, a conocer, etc.…
Por otro lado, lo mismo que nos pasó con el Festival Nocturama, nos pasaba con el Festival de danza contemporánea Mes de Danza. Es decir: Al haberse hecho gran parte de la programación del Mes de Danza en lo que se suele llamar “espacios no convencionales” (en la calle, en el metro, en el propio CAAC, etc.…) y encima gratis. Ello nos facilitó ir con los niños, a quienes algunas cosas les gustaban más y otras menos, justo eso lo disfrutamos mucho.
-Entonces ¿Han conseguido contagiar a vuestros hijos en vuestros gustos, en vuestra “militancia”…?
Isachi: No lo sé. Lo que sí es verdad que cada uno de ellos lo llevan a sus gustos.
Vicente Díaz: Seguro que algo les queda de lo que han visto. A veces estamos en un sitio y señalan que eso lo vimos hace un tiempo.
-¿Qué os supuso que en otoño del año pasado la directora de dicho festival, María González, emitiese un comunicado en el que se hacía oficial que el Festival Mes de Danza cesaba su actividad, tras veintiséis ediciones?
Vicente Díaz: A mí sobre todo me da mucha pena, por el trabajo tan importante que realizaban. Ya que no se da tanto la posibilidad de ver danza contemporánea en Sevilla, a diferencia de otras disciplinas como el teatro.
Y el que sea por cuestiones relacionadas con subvenciones, es lo que más pena me da. O sea: no es que no hubiera público, no es que no hubiera buena programación, no es que no hubiera ganas por parte de la organización, etc…
Hicieron veintiséis ediciones en las que María González se metió un curro grandísimo, que se enriquecían con programas paralelos como lo fue el proyecto “Bailar Mi Barrio”, y otro que se llevaba a cabo en los colegios.
Ojalá que se recupere, porque las consecuencias de que se haya perdido no lo veremos ahora (a pesar de que cada mes de octubre echamos de menos ver danza), pero si se notará más dentro de diez años. Siendo que habrá un vacío al público que no ha podido disfrutar de lo que nosotros si hemos disfrutado.
Isachi: Por experiencia, sabemos que de entrada es muy difícil llevar a la gente a ver danza. Pero el Mes de Danza lo hacía más fácil, al representar piezas en la calle, en tu barrio… Entonces, era común decirle a la gente que vayamos a ver danza y luego nos damos una vuelta.
A veces ni nos planteamos lo accesible que es la cultura. Por ello el trabajo que hacía María González junto al equipo del Mes de Danza, me parecía formidable en ese sentido. Incluso es algo que enganchaba, ya que al final terminabas viendo la programación que ponían en los teatros de Sevilla ¡Casi como si te tropezabas con ello!
-Sin duda que el Festival Mes de Danza visibilizaba la gran pluralidad que hay dentro de la danza contemporánea. Mientras combinaban piezas de profesionales andaluces, con las de profesionales de otras partes de España o del mundo. Lo cual ayudaba a que sus espectadores, pudiésemos ir haciéndonos un criterio.
Vicente Díaz: En su última edición (2019) vimos “Pink Unicorn” de La Macana, en donde estaban interactuando padre e hijo, y te quedabas con la sensación de que, posiblemente, no lo ibas a ver nunca. Ya que estaba ese padre con esa edad y ese hijo con esa edad ¡Fue chulísimo!
-¡Totalmente! Además esta compañía no se suele mover por el sur de España.
Sin olvidar, que el Festival Mes de Danza era uno de los factores fundamentales para que se programe danza en Andalucía. Es más, salvo el Festival Escena Mobile sólo nos queda el ciclo de Ahora Danza!, como espacio en el que sólo se programa danza contemporánea en Sevilla. Entonces ¿Cómo revalorizamos el ciclo Ahora Danza!, que dicho sea de paso, es un proyecto que vino derivado del festival Mes de Danza?
Isachi: Quedan las “huellas” de lo que fue el Mes de Danza, al mismo tiempo, a Ahora Danza! le falta algo más de respaldo para que pueda crecer un poquito más (aún así, tiene el apoyo del CICUS de la Universidad de Sevilla).
Vicente Díaz: Ahora Danza! es un ciclo bonito. Porque, entre otras cosas, te daba la posibilidad de hablar después del espectáculo con sus creadores e intérpretes (con la pandemia, ello se ha ido perdiendo).
-Ahora Danza! ha “cogido el testigo” al estar adscrito a la Red Acieloabierto, lo cual implica que nos traen las piezas que pudimos haber visto en la programación del Mes de Danza. No obstante, Ahora Danza! se enfrenta a tener que aguantar demasiadas cosas dado los medios que dispone actualmente. Esto demuestra como, poco a poco, la danza contemporánea en Sevilla va perdiendo espacios.
Vicente Díaz: Afortunadamente, el Teatro Central (Sevilla) sigue programando danza contemporánea. Y quizás a raíz de la pandemia, éste se ha decantado por programar a más profesionales andaluces: Me encanta ver los trabajos que programan en su Sala B. Por ejemplo vimos hace poco, “Morta Splendor” de Bárbara Sánchez La Puchereta, a Alberto Cortés, Luz Arcas, o a Miguel Marín Pavón con Lucía Vázquez representando “About Bunny” el año pasado.
Lo que no quita que no sea también bueno lo que nos traen de fuera, trayéndonos compañías de gran nivel, las cuales a veces estrenan sus espectáculos aquí.
-¿Por qué resulta más familiar, suena más el teatro de Federico García Lorca, que las creaciones de profesionales más recientes o actuales? Por ejemplo: La Cuadra de Sevilla de Salvador Távora, Atalaya, Danza Mobile o Da. Te Danza.
Asimismo ¿Por qué no se le da más peso a lo que está pasando hoy en día, o más reciente de la historia de las artes escénicas en Andalucía?
Isachi Pérez Piernagorda: Hoy por hoy, tanto Lorca como Picasso son marcas. Toma en cuenta que el neoliberalismo ha hecho de esas figuras, que son indiscutibles en tanto su genialidad, pero ellos se han convertido en un más allá de su obra.
Justo antes de la pandemia Alex Peña hizo una exposición sobre la evolución del legado de la obra de García Lorca en el Teatro Central. En la cual se dispusieron unos juegos recreativos. Por ejemplo: había unos futbolines con los que jugabas con los personajes de las obras de Lorca.
Vicente Díaz: También había una máquina de atrapar peluches de personajes de la obra “Bernarda Alba”… Eso lo cortaron por el tema de la pandemia, porque se hacía complicado que lo tocase cualquiera.
Isachi: Eso te hacía pensar qué imagen vendemos de Lorca, y el por qué tal vez se termina ensombreciendo todo lo demás, en lugar de potenciar el talento andaluz.
De todas formas, en 2023 se va a celebrar los cuarenta años de la compañía Atalaya, con una programación especial en el Teatro Central y el Teatro Lope de Vega (Sevilla). En la que Atalaya representará tres obras suyas en cada uno de estos teatros.
-Desde luego, que con los casos de Atalaya o cuando estaba en pleno funcionamiento La Cuadra de Sevilla, no hay duda de que los teatros han respondido. Aún así, compañías como Danza Mobile o Da. Te Danza son dos de las compañías andaluzas con más bolos tienen; y no menos importante, sus correspondientes proyecciones internacionales.
De cualquier modo, a la mayor parte del público andaluz les mencionas a figuras como Salvador Távora, nos les suena. Una figura ilustre que está a la misma altura de los más grandes.
Isachi: Como en tantas ocasiones, habrá que esperar un tiempo para que nos pongamos a valorar lo que hemos tenido y ha perdurado. Yo creo que más adelante Távora y su obra, tendrán el lugar que merecen.
-Personalmente, cuando se habla de la Alhambra o del Museo del Prado no hay quien dude que ambos pertenecen al patrimonio cultural de España, pero cuando nos centramos en las artes escénicas, se “tarda más” en mencionar a un dramaturgo o bailarín ilustre. Por ejemplo: Antonio Ruiz Soler (también conocido como “Antonio el bailarín”). Y no lo digo porque haya sido andaluz, sino porque fue un profesional de gran proyección internacional, que en su época puso en el mapa el folklore de España.
¿Qué pasa con las artes escénicas?
Isachi: Éstas son intangibles.
Vicente Díaz: Muchas veces las administraciones públicas miden estas cosas en su nivel de rentabilidad. Aunque no lo sé realmente.
-Sin embargo, cuando estábamos en medio del confinamiento en la primavera de 2020, no dejaban de oírse muchos discursos sobre lo imprescindible que es la cultura (recuérdese que no pudimos ir a un teatro hasta septiembre de ese año). ¿Ustedes han notado alguna diferencia sobre cómo se valora la cultura hoy por hoy, con cómo se percibía antes de que se activasen las restricciones derivadas de la pandemia?
Vicente Díaz: Yo creo que no. Es decir: En los momentos más duros del confinamiento la gente echaba algo en falta y lo consumía. Pero al final, la gente prefiere más ver cosas a través de plataformas por streaming y demás.
Isachi: En este caso yo soy más optimista porque, personalmente, percibo una emoción distinta en el público, en relación a cómo se comportaba antes de la pandemia. Hay momentos en los que se siente que esto es algo compartido entre los que integramos el público, al ser nosotros más conscientes de la suerte de disfrutar de un espectáculo en directo que es posible que no se vaya a repetir. Trabajos de compañías que lo tienen muy difícil para seguir desarrollando su arte.
Al mismo tiempo, quiero pensar que se están llenando ahora más las salas. Aún con todo, hay que hacer más publicidad de la inmensa oferta que tenemos. Hace rato me mencionaste que viste un obra que te emocionó mucho en el Teatro Távora (Sevilla), en la que asistieron pocas personas ¿Por qué sucede esto?
Vicente Díaz: ¿Habrá demasiada oferta? ¿Lo que hay no llega a la gente? ¿Quizás no hay tanto interés a lo que se ofrece por parte del público, porque la gente va a lo más mainstream?
-De cualquier modo, no todos los espectáculos de calidad, necesariamente, son fruto de “arduas investigaciones escénicas”. Es decir: Al menos en Sevilla, tenemos la suficiente pluralidad de oferta, para optar por lo más “experimental”, como para quien se decante por lo que se ajusta a “al gusto de todos”.
Isachi: Como espectadora y como periodista me pregunto el por qué todas la butacas de un teatro no se llenan. Por ejemplo: está la cultura de la subvención, en la que o haces una obra en unas condiciones concretas, o no te dan una ayuda.
Vicente Díaz: Hace poco estuve en un taller sobre la gestión de subvenciones y demás, que lo organizó la PAD (Asociación Andaluza de Profesionales de la Danza) en el CICUS. En el mismo se habló del por qué en octubre y noviembre se concentran la mayoría de los espectáculos que se programan, y uno de los motivos, responde a las condiciones en el cómo son dadas las subvenciones. En el sentido de que es frecuente que te las den tarde, y cuando te las abonan se está acercando mucho la fecha de caducidad.
Isachi: Si representas un espectáculo es porque debes justificar esa ayuda que te han dado, pero a lo mejor no consigues transmitir exactamente el contenido que quieres trasladar al público. Lo cual va en detrimento, de no darte el tiempo suficiente de hacer la labor de promoción.
-Lo que comentan va en consonancia con que hay creadores que te reconocen que si hubiesen tenido un mes o dos más para trabajar la obra en juego, sea en su investigación, su montaje o sus ensayos… Hubiesen conseguido llevarla a más lejos de lo que han representado sobre el escenario.
Este confundir los medios con los fines, hace que haya muchos casos en los que los profesionales no alcanzan desarrollar sus trabajos tanto como podrían.
Vicente Díaz: Eso se suma a la poca continuidad que tienen después muchas piezas. Es decir: Ves una pieza fantástica que se representa un día o dos, y puede pasar que no se pone sobre un escenario más.
Eso es una pena, porque se nota el esfuerzo que han invertido los creadores e intérpretes, y se termina perdiendo.
-Está muy presente el debate en donde los profesionales se preguntan si pagar a una productora y distribuidora, a pesar de que estén con sus finanzas al límite; o bien, los mismos también se ponen a interpretar el rol de productores y distribuidores, a pesar de que no tienen tiempo humano para tener todo al día.
Isachi: Hablo desde el desconocimiento, pero si uno quiere profesionalizarse parece que siempre hay que poner dinero de por medio. Planteándose el tema de la producción y distribución como un gasto fijo, haciendo una producción más modesta.
-Claro, pero ¿tú te has dado cuenta que la inmensa mayoría de los creadores andaluces, no montan producciones de más de tres bailarines? No con ello estoy diciendo que siempre habrá fórmulas por explorar, pero los profesionales se esfuerzan por sacar adelante sus proyectos con lo que tienen.
Cosas como tener dificultades para pagar los ensayos a sus intérpretes, genera una serie de contradicciones que dibuja un marco en el que la mayoría de los jóvenes intérpretes y creadores se terminan yendo a Madrid, Barcelona o alguna localidad del centro de Europa; siendo que estar dentro de una producción en Andalucía no les garantiza poder subsistir de su profesión. Por ejemplo: María Moguer ha estado en varias obras de Manuela Nogales; pero sin embargo su “campo base” está en Madrid, en donde busca estar dentro de otras creaciones, y de vez en cuanto, va a Málaga porque tiene otra actuación en una de las piezas en la que está involucrada de Raúl Durán.
Vicente Díaz: Lucía Bocanegra, a quien le he visto piezas suyas, lleva un tiempo de gira con la pieza “Safo” de Christina Rosenvinge/ María Folguera/ Marta Pazos. Asimismo, me he ido encontrando en sus redes sociales que está con otra producción nueva en Madrid, “Bulla”.
Isachi Pérez Piernagorda: Lo público tiene que involucrase, sino no se evitará que la gente se vaya a Madrid.
Vicente Díaz: Según tengo entendido, la gestión del ICAS (Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla) y la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales son muy mejorables. Aunque el programa Ágora está fomentando que hayan unos primeros pasos, a que haya un espacio de residencias artísticas en Andalucía.
-Con sólo decir que en Andalucía tenemos una consejería que mezcla el turismo, con la cultura y el deporte, es suficiente.
Vicente Díaz: En una charla en septiembre pasado en la ESAD de Sevilla, del ciclo “Hemos vivido por debajo de nuestras posibilidades”, ésta trataba sobre la realidad de la escena actual en la que estaban programadores del Festival Iberoamericano de Cádiz, entre otros. En la misma se sentenció que: “En cultura el amor se demuestra con presupuesto”.
Si no estoy en un error, este año se presupuestó para la danza en toda Andalucía unos ciento diez mil euros. De cualquier modo, los teatros públicos tienen que dar de sí para abrirse para ofrecer residencias artísticas.
-La Fundición de Bilbao o el Mercat dels Flors (Barcelona) hacen coproducciones, o también están los programas de residencias que se hacen en los Teatros del Canal (Madrid). Proyectos que no sólo favorecen a la conservación de la profesión; sino que además, al desarrollo de sus protagonistas.
Vicente Díaz: En paralelo, habría que apoyar también a las pequeñas salas que intentan salir a delante.
-Antes de la representación de “Before the Dawn” de Yumiko Yoshioka en noviembre pasado en el Teatro TNT, Ricardo Iniesta declaró públicamente, que desde que llegó el nuevo gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla a la Junta de Andalucía se les ha reducido un cuarenta por ciento en ayudas, y que si no fuese gracias, a nosotros los espectadores, y lo que les asignan desde el Ministerio de Cultura del Gobierno de España, este lugar apenas se sostendría. Recuérdese que el Centro TNT es un teatro, un centro de formación, lugar de ensayo de compañías residentes, y la sede de las compañías Andanzas y Atalaya.
De hecho, es una sala de Sevilla a cual acude un público muy consolidado. Y desde mi punto de vista, una referencia a nivel nacional en programación de artes escénicas de investigación contemporánea.
Isachi Pérez Piernagorda: Los políticos tienen que creerse de verdad el valor que tiene la cultura.
-Hay ocasiones que llaman “apoyo a la cultura” montar un acto en el “Día del Flamenco” con una bandera de Andalucía de fondo. Y luego oyes decir a cantaores, bailaores y músicos que si quieres ser tratado bien haciendo flamenco, vete a Japón, Bélgica, México, etc.… En Andalucía apenas encuentras las excepciones en La Bienal (Sevilla) o en el Festival de Jerez.
Isachi Pérez Piernagorda: Y se supone que son los más “privilegiados”.
Vicente Díaz: El otro día me dijo una amiga artista: “Todo lo que no sea flamenco proveniente de España, es muy difícil que tenga apoyo para salir”.
-Dicho lo anterior ¿Una vez cumplidas las responsabilidades con las condiciones de las subvenciones que se han disfrutado, esto tal y como funciona en Andalucía, ello nos ayuda a un mayor desarrollo de las artes escénicas andaluzas? ¿Qué mensaje les estamos dando a los jóvenes profesionales que se han formado en la región que les vio nacer?
Isachi: Yo no pienso que toda la responsabilidad ha de recaer en los creadores, ya que es una responsabilidad compartida entre todos. Si pensamos en los medios de comunicación, hay que decir que una revista como la vuestra es de las pocas que quedan, en tanto medios especializados que hablen de cultura en España. Al mismo tiempo, se pregunta a quiénes llamas a la hora avisar lo que vas a hacer. De hecho, me parece admirable que se siga acudiendo a Canal Sur para que se les reserve un espacio para ser promocionados.
Si no se habla de algo no existe.
-Isachi, tú que eres periodista ¿Qué tipo de autocrítica deberíamos hacer las personas que trabajamos en los medios de comunicación, para que quede claro que somos imprescindibles en el ejercicio de visibilizar y dar a conocer las realidades de las artes escénicas?
Isachi: En primer lugar, se ha de ser honestos en el trabajo, o por ejemplo, contar con la pasión con la que trabajáis (lo cual comparto, dado que estoy involucrada en un programa de música y de índole cultural). Siendo que eso es lo que al final contagia al que está leyendo un artículo, o a quien un día coincide contigo para ver una obra, momento en el que todos nos convertimos un poco en periodistas, al emitir cada uno comentarios de la obra que se acaba de representar.
De todas formas, uno solo no puede hacer grandes gestas. Por ello hay que ir sumando pequeños gestos, consiguiendo que la montaña cada vez sea mayor.
Vicente Díaz: Por otra parte, las redes sociales te permiten llegar al menos a dos o tres amigos, aunque a veces uno parezca un influencer de pacotilla. Y con el tiempo en vez de ir dos, ha habido días en los que hemos ido quince al teatro.
-Es verdad. Recuerdo que cuando coincidí con ustedes en el Teatro TNT a finales de octubre de este año para ver “Spoiler Alert: No Somos unos Youtubers Cualquiera” de Lola Boreal/Aurora Diago, ustedes me comentaron que habían “reclutado” alrededor de quince personas ¿Cómo habíais conseguido eso?
Vicente Díaz: En el contexto de la pandemia Guillermo Weickert creó la “Comunidad Escena”, para poner en relación a todas las personas involucradas con las artes escénicas (público, técnicos de luces y sonido, profesionales, etc…). Creo que ese fue el espíritu, la intención con la que Raquel Madrid no recomendó ver “Spoiler Alert: No Somos unos Youtubers Cualquiera”, diciéndonos que la había visto el año pasado en el marco de su victoria como mejor espectáculo en el certamen CENIT (organizado por el mismo teatro TNT), y precisamente, su premio fue ser representada otra vez en este teatro.
Y como esta obra hablaba de la realidad de la gente más joven, nos trajimos a nuestra sobrina, a amigos, a otros familiares…
Isachi: Te das cuenta de cómo infravaloramos al público: fuimos en un grupo de quince personas, en la que había gente desde los dieciséis. Sin embargo, hay ocasiones en los que nos cortamos pensando que a este amigo no le va a gustar, o que esta persona no la va a entender…, a veces somos nosotros mismos, los que vamos con ese prejuicio. En aquella ocasión pareció como si esto fuese tan fácil como decir: “me voy a una barbacoa, os venís”.
Me quedé asombrada del grado de profundidad de cómo han aceptado y recibido esta obra. Por ello, ánimo a que le digáis a la persona que menos penséis que le vaya a gustar, que os acompañe al teatro. Además es un ejercicio muy interesante, porque te ves tú en esa persona, como si estuvieras en tus primeras veces.
Además, el hecho de que nos estés entrevistando, tú siendo bailarín y crítico. Habiéndonos conocido de tanto ir al teatro, y ya te parás, te saludas…, al final, te haces amigos que te alegras de verles…
Una siente que forma parte de una comunidad en la que compartimos, y en la que todos somos muy distintos.
-Me hace mucha ilusión y curiosidad que espectadores como ustedes, me den vuestras impresiones de mis artículos, y así cotejar en qué hemos coincidido o no, y el por qué.
Isachi: El concepto de comunidad nos iguala a todos un poco. Ya no se pone al artista en un escalafón superior, dado que cuando acaban los espectáculos podemos coincidir todos para escucharnos y enriquecernos: el programador, los artistas, otros espectadores, los periodistas, etc.…
-¿Qué más podemos hacer para colaborar más, teniendo como horizonte hacer crecer a las artes escénicas?
Isachi: Crear comunidad.