El próximo 14 de mayo se representará en el Teatro Lope de Vega (Sevilla), Acciones Sencillas, de la mano de Jesús Rubio Gamo. Se trata de coproducción Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque de Madrid, Festival GREC de Barcelona y Festival Romaeuropa.
Tengo la intuición que cualquiera que se proponga a conocer la realidad de la dancística de España, tarde o temprano se topará con el nombre de Jesús Rubio Gamo. Pues, con sólo hacer mención de que en el 2020 Radio Nacional de España le otorgó el Premio Ojo Crítico en la modalidad de danza, o qué decir sobre que por su Gran Bolero obtendría la nominación a Mejor Montaje de Danza en los Premios Butaca de las Artes Escénicas de Cataluña en 2019 y obtuvo el Premio MAX al Mejor Espectáculo de Danza en la edición de 2020.
El interior del cuerpo es como una noche larga, oscura: no se ve, se va sintiendo como a tientas a lo largo de una vida entera. Si uno se concentra, si practica, va entendiendo las texturas; accediendo a emociones que están ahí medio olvidadas, enredadas en la fascia o perdidas en las oquedades de los huesos. Mi práctica artística es como un divagar por esos territorios para aprender sus ritmos y sus formas, sus humedades. Bailar (o escribir) se convierte así en una oportunidad de desvelar un secreto, de hacer visible el misterio que nos une.
Jesús Rubio Gamo
Basta acercarse a su biografía artística para comprobar que a pesar de su edad, ya posee una trayectoria suficiente como para tomárselo en serio, más aún si no se no conoce su trabajo. Una formación académica en danza a nivel nacional e internacional, un número considerable de piezas en su palmarés como para hacerse una idea de que es una figura que no hemos dejar pasar por desapercibida, sobre todo si se nos brinda la oportunidad a los que residimos en Sevilla, de ver Acciones Sencillas.
En fin, no queda otra opción más que esperar al día en que llegue al Teatro Lope de Vega. Mientras tanto les dejo con un adelanto de Acciones Sencillas:
Ya pudimos ser testigos en la pasada temporada del Lope del virtuoso minimalismo de Jesús Rubio en su aplaudido e hipnótico Gran Bolero. A golpe de compleja sencillez, el coreógrafo madrileño da un nuevo paso en su investigación en busca de lo esencial a través de estas Acciones sencillas, indagando a lo grande en el gesto pequeño, ese que de tan simple y repetitivo termina por trascender su elementalidad para abrirse paso hacia una poética personal. Estas Acciones, donde se reducen al mínimo los elementos escénicos, se hacen complejas repitiéndose sin razón aparente en esos cuerpos entregados al movimiento. Todo dentro de una estructura coreográfica muy sólida, casi rígida, pero que al mismo tiempo es capaz de otorgar libertad a sus intérpretes, que vuelven a estar sometidos a una dura prueba de resistencia que los empuja más allá de sus propios límites. Tres cantaoras y palmeras jalean con su flamenco a cinco tenaces bailarines. Cante, palmas, cuerpos. Nada más.
Empiezas a practicar acciones, pasos, movimientos, posiciones, secuencias. No piensas demasiado. Haces, repites, practicas, buscas el ángulo, la manera, a veces te centras en la forma y otras confías en la sensación. Luego te pierdes. Te ves con todo eso y no sabes muy bien para qué usarlo, cómo podrá servir. Ya has visto a algunos cuerpos llenando esos códigos, desafiándolos, con toda su fuerza y toda su historia y todo su cansancio y toda su plenitud. Sabes que están ahí para todos, son también tuyos. Sólo tienes que encontrar tu manera. ¿De qué vas a llenarlos tú? ¿Por dónde empezar?.
Jesús Rubio