Les Vieux, de Juan Dolores Caballero / Teatro El Velador se estrenará finalmente el martes 6 de junio en el Teatro Lope de Vega de Sevilla.
Juan Dolores Caballero “El chino” es “licenciado en Arte Dramático en 1984. Él ha puesto en escena uno de los repertorios más eclécticos de la dramaturgia de los últimos años. Ha impartido talleres y cursos para instituciones como el Instituto de Teatro de Sevilla y la Escuela de Dirección y Escenografía de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. Durante su trayectoria, ha dirigido espectáculos de teatro, danza y ópera para el Centro Andaluz de Teatro, Histrión Teatro y Teatro del Velador, compañía que fundó en 1990. Conocido en el mundo de la escena como ‘El Chino’, ha estrenado en escenarios como la Bienal de Flamenco de Sevilla, el Festival de Internacional de Teatro Clásico de Mérida y el Festival de Almagro”.
Esta presentación que he extraído de la web de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales (Junta de Andalucía), nos ilustra deque estamos ante uno de esos profesionales de la escena andaluza, que se han hecho notar en las últimas décadas. De esos por los que han pasado profesionales que hoy en día están llevan a cabo sus propias creaciones; de esos que aunque a los más jóvenes apenas les suene, éstos de un modo u otro sienten que han de acercarse a ver al menos a una de sus creaciones; etc… Síntoma de lo anterior, es que Les Vieux es un trabajo que ha sido coproducido entre El Teatro de El Velador junto al Festival Internacional de Danza. Siendo compañía en residencia artística dentro del programa Ágora de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.
Según la sinopsis de Les Vieux, esta pieza nos aproximará a una visión extra cotidiana de las personas de la tercera edad, emplazando a sus personajes a una situación tan extrema como personas que han sido desterradas en un manicomio. Ello favorece a que ellos se terminen encasillando en el lugar que arbitrariamente se les ha adjudicado: el de seres grotescos o infantilizados. Es curioso el daño que se le puede hacer a una persona o a los integrantes de un colectivo en concreto, deshumanizándolos hasta el punto de que a los individuos en juego les cueste dar con espacios en el que puedan contrastar que el problema no lo tiene ellos por entero. Es que la marginación y rechazo visceral hacía algún individuo procede de un fracaso absoluto de la sociedad en su conjunto, haciendo que en la práctica ese individuo sea ni más ni que objeto a “sacrificar”, para que la “mayoría” se reafirme en los principios que, contingentemente, les ha mantenido cohesionada.
Sin más que añadir, les doy paso con un adelanto de Les Vieux:
En una sociedad que tiende a arrinconar y olvidar a una parte importantísima de su población, la tercera edad, un espectáculo como Les vieux es, al margen de sus valores artísticos, una declaración de principios necesaria. La compañía sevillana Teatro del Velador regresa al terreno fronterizo que separa la danza del teatro en un homenaje a la diversidad de los ancianos, un segmento al que a menudo se toma por personas sin capacidad de decisión, casi niños a los que manejar, olvidando que esos cuerpos ajados esconden historias, emociones y personalidades variadas.
En Les Vieux, Juan Dolores Caballero firma una dramaturgia que se adentra en un manicomio. Siete bailarines habitan ese universo tan querido por la compañía y el director sevillanos, un mundo de personajes marginales, a veces grotescos, criaturas con estigmas que nos recuerdan que tras las máscaras de la sociedad se esconden a menudo el dolor y la soledad. Fundada en 1990, Teatro del Velador ha mantenido una coherencia artística a lo largo de tres décadas con montajes que explotan el lenguaje que han bautizado como “teatro bruto” como Las Gracias Mohosas, Las aves, La noche o La cárcel de Sevilla.
Nos adentramos en un laberinto, en un bosque en el que conviven los “Vieux”, seres de la realidad, con otros de la fantasía que surgen de forma inesperada, apareciendo la verdad en un efímero instante; esto provocará la liberación de las trabas cotidianas, permitiendo que afloren la pasión total y el amor e intentando desterrar con una nota de alegría el posible dolor de una vida.
Juan Dolores Caballero