Apoyarse en eso que decía Aristóteles sobre que el tiempo se mide en cómo se manifiesta el movimiento en el espacio. Nos ayuda a dejar entre paréntesis cosas de lo más coyunturales que nos “distraerían” a la hora de descifrar, epistemológicamente, cuál es nuestra relación con el tiempo en lo individual y en lo colectivo. Por tanto, se precisa llevar a cabo un arduo ejercicio de abstracción para repensar qué es lo que ocurre en lo que hemos definido como un “instante”.
Etimológicamente, la palabra “abstraer” nos remite a arrastrar/arrancar una cosa en concreto, del contexto en el cual se ha hecho posible en el mundo. He allí que, me aventuraría a decir que este profesional andaluz ha hecho una selección de situaciones que harían de las veces de “catalizadores”, para focalizarnos, a nosotros los espectadores, en la comprensión de patrones que no se podrían rastrear sólo con la mera especulación intelectual. De esta manera, la danza contemporánea se presenta como una potente aliada, en tanto y cuanto de que estamos ampliando nuestros conocimientos y experiencias más allá de lo que se ha estado desarrollado en las ciencias naturales.
Así, Lo que ocurre en un instante se vale de imágenes contenidas, repeticiones y “desprendimientos” (por así decirlo) con el fin de representar la idea del paso del tiempo como algo irreversible, pero a la vez cíclico. Esto es: es un hecho que este segundo no se volverá a repetir. No obstante, si reproducimos varias veces lo que se materializó en aquél momento, es como si viajáramos en el tiempo para redirigir el curso de los acontecimientos, en la medida de que uno se familiariza con que “lo que hay”, tal y como si uno estuviese cambiando de vías a tren, conduciéndolo a otro destino. En esta línea, las escenas que se representaron en esta pieza podrían ser entendidas como un mero experimento con el fin de conocer y dominar “lo que hay”, en consonancia con nuestras propias inclinaciones. Puesto que aquí no se trata de transformar el mundo, sino más bien, de profundizar en todas las variables que están operando para que éste manifieste sus lógicas internas de otra manera.
Dicho lo anterior, ¿en qué lugar quedan las cuestiones propias de las relaciones humanas? Siendo que Jesús Benzal y su equipo expusieron una sucesión de escenas, cuya emotividad y transcendencia eras llevados a situaciones de estrés o de placidez. Pues, depende de qué postura uno haya adoptado de cara al visionado de esta pieza. Es decir: si nos decantamos desde un punto de vista, digamos, de la antropología, entonces vemos a los personajes de esas “situaciones humanas”, como objetos de estudio. En cambio, si nos hubiésemos dejado conmover por “retratos” de algo que hemos vivido o bien anhelamos, nos enfrentamos a una obra que aborda una ontología del tiempo en la condición humana.
Llegados a este punto, me gustaría destacar el sentido del ritmo escénico de Jesús Benzal y su equipo, lo cual favoreció a que la cosa no se hubiera quedado desvirtuada o en una simple sugerencia de tipo conceptual. Esto es: en el montaje y su posterior interpretación, existe una especie de “forcejeo” entre lo que está calculado hasta sus últimas consecuencias, con una escucha grupal, que se tradujo en que en cada uno de sus pases cobraban una tónica u otra, en función del estado de sus intérpretes. Brindándole a Lo que ocurre en un instante de credibilidad y organicidad.
Estos profesionales consiguieron dar con la dosis necesaria para que esta pieza no resulte “mecánica”, pero sin descuidar esa atmósfera neutra que transporta al público a un espacio en donde lo frenético y lo contenido son codependientes para que todo fluya. Ofreciendo momentos en donde, uno como espectador, va digiriendo lo que se está planteando, sin que ello implique que nuestra atención se vaya a otro lugar. En esta medida, el papel de los intérpretes fue netamente instrumental, una labor que fue ejecutada con entrega, elegancia, inteligencia y un espíritu de lo colectivo ejemplares. Tómese en cuenta que cualquier “despiste” que desentone, hubiera “contaminado” a la totalidad de la representación de esta obra. Y si en este fin de semana de estreno los hubo, ellos se las ingeniaron para sujetarse los unos a los otros.
Sinceramente, esta obra me ha dejado fascinado: no tengo más que muestras de reconocimiento y admiración para con este grupo de profesionales. Les hablo se esa sensación que a uno le empuja a afirmar: “de mayor quiero hacer cosas como esta”.