Me llamo Adrián Martín Del Pino, nací en 1996 y vivo en un pueblo del poniente almeriense –en la Mojonera–. Me gradué en Historia en la UAL y actualmente curso el Grado de Filología Hispánica en esta misma universidad.
Mi intereses literarios han variado mucho desde que comencé a escribir, lo cual no sé muy exactamente cuándo sucedió, pero podría decir que la literatura que más me han impresionado, de una manera u otra, es la poesía de Eduardo Haro Ibars, Troppo Mare del poeta granadino Javier Egea, y las lecturas de Albert Camus, Jack Kerouack y las propuestas de literatura materialista de Juan Carlos Rodríguez. Creo en el Quijote o en los Diarios de Pizarnik como libros definitivos, más allá de la Biblia. Soy autor de Los Mejores años, publicada el pasado septiembre por la editorial Libros Indie, así como de multitud de relatos, artículos y poemas publicados en ACHTUNG! y revistas on-line como Purgante, Poscultura o Drugstore.
La novela tomó forma hace ya cinco años o más, cuando escribí lo que sería la primera versión de esta. De aquello solo queda la idea original, que hasta cierto punto tenía mucho que ver con el Realismo Mágico y que, tras sucesivas reescrituras, se ha convertido en lo que es ahora. El libro, en definitiva, es una mirada hacia atrás, hacia lo que se ha ido sin que nos demos cuenta y que solo se puede revisitar en la memoria, y, sin embargo, he intentado configurar un discurso crítico y escéptico sobre la verdad de ese pasado como idea principal para construir un futuro: el pasado nunca ha sido mejor que el presente, y desde ahí hay que intentar crearnos una vida que merezca la pena ser vivida. Las imágenes que aparecen tienen influencia del expresionismo y el surrealismo –con fijación tanto en el cine negro como en el arte pictórico– y la forma de la prosa gira entre la oralidad y el ritmo de la música jazz, muy presente en la creación de la narración. Es así que puede decirse que tiene influencia de la literatura Beat y del existencialismo, de la misma manera que se busca, con mayor o menor suerte, una suerte de reconciliación con la estética materialista de Gramsci.
Además de esto, soy miembro del colectivo Poetas del desacato, una organización artística y cultural que ha realizado y organizado jams de poesía en el Zaguán, Almería, y giras interpretando la obra original Entre Cenizas y Locura, obra teatral que mezcla música, teatro y poesía, así como elementos audiovisuales. Con ellos publiqué conjunta e independientemente la recopilación de poemas Cuadernos de otoño: antología poética para el fin de la historia, dirigida por José Salento, profesor universitario.