Cerca de dos horas de magia donde pudimos ser testigos que la barita mágica de los sevillanos sigue siendo tan certera o más que siempre. Conservando su paleta de colores para dibujar emociones en forma de adjetivos, sustantivos, versos, acordes, notas, melodías infinitas…
Maga es el célebre nombre que eligió la banda sevillana para su grupo cuando comenzaron a tejer poesía hecha música hace más de 15 años. Tomaron prestado el nombre de la inmortal protagonista de la imperecedera nóvela de Julio Cortázar, Rayuela, que ha cumplido más de 50 años y sigue siendo una lectura atemporal.
Así son Miguel Rivera (voz y guitarra), Javier Vega (bajo) y César Díaz (teclados y guitarra) con su música, como tocados por una barita mágica siguen componiendo melodías de ensueño. Este 2017 acaban de publicar el que suma el sexto álbum de su discografía, Salto Horizontal (Warner Music, 2017), del que pudimos ser testigos de su puesta en escena el pasado 23 de marzo en el Teatro Barceló de Madrid.
Sin necesidad de teloneros salen al escenario pasadas las 9 de la noche para desplegar su arte con el tema que abre el álbum que están presentando, Domingo, donde ellos mismos relatan cuáles son sus intenciones “ahora quien me puede agarrar las manos, quien me ha visto dar el gran salto, quien me vio caer al suelo, levantarme y alzar el vuelo, quien me ha visto dar el gran salto, quien se atreve a nacer de nuevo”.
Echamos la vista atrás para recuperar, Hagamos cuentas, un tema extraído de su trabajo anterior, Satie contra Godzilla del 2011, ahora que podemos llenar esos 6 años de larga espera. Seguimos rellenando huecos con Sal Y Otras Historias del antepenúltimo disco del 2010.
Regresamos al presente con Incendios a merced del viento, que narra una trágica historia de amor, a la que sigue De Plata canción dedicada a Cádiz, su segunda casa, donde muchos de ellos han pasado buena parte de su infancia y llaman a su amigo el violinista Jordi Montero para que les acompañe en el escenario. Cierran el Salto con La Casa en el Número 3 donde un día vivió Vicente Aleixandre y que en su día recibía las visitas de otros grandes poetas de la época como Lorca y Neruda.
Nos pregunta Miguel si queremos que suenen algunos “oldies but not goldies” y así llegan los clásicos como Una Piel de Astracán del 2001 contenida en un EP previo a la publicación del álbum Blanco del 2002 de la que interpretan Agosto Esquimal. Maga son poéticos hasta en la denominación de sus álbumes que al igual que la trilogía de los colores de Kieslowski, ellos también cuentan con una trilogía del color: álbum Blanco (2002), álbum Negro (2004) y álbum Rojo (2006) ya que al carecer de título recibieron por defecto el nombre del color de su portada.
Regresamos a los pasos que impulsan su Salto Horizontal. El primer vuelco al corazón nos llega con Esmeralda, mientras Juego revolotea por el teatro y Cuando Nadie Me Escriba nos traslada a nuestros días azules.
Báltico nos sacude con la fuerza del mar hasta arrojarnos en la era de la sobredesinformación de Por las Tardes en el Frío de las Tiendas.
Miguel se queda solo en el escenario y pide a su compañero Cesar que vuelva para acompañarle al teclado y llega el momento más íntimo y recogido de la noche cuando canta Azul cabeza abajo y baja para interpretarla entre el público donde se hace un silencio sepulcral.
Regresan todos los músicos al escenario para sacudirnos al ritmo de algunos de sus himnos pop que nunca faltan en sus directos como Piedraluna, Medusa y Astrolabios con el público cantando acompañando toda la letra.
Llega el triste final y todavía tienen algunos temas en la recámara. Cierran la noche con Silencio y con su mayor clásico apuntándonos directo al corazón, Diecinueve, que se queda entrelazado en nuestros dedos “Y en tus dedos yo tocaba mis canciones, dedos de teclas de celesta”.