Los próximos 17 y 18 de diciembre se representará en el Teatro Central (Sevilla), Opening night de la mano de Marcos Morau/La Veronal. Una de esas citas que uno se precipita a marcarla en el calendario, sin apenas haber leído la sinopsis de la pieza en cuestión.
La Veronal es, sin duda, una de las compañías más internacionales de España. Basta seguirles en redes sociales para cerciorarse de que sus montajes recorren los lugares más dispares y prestigiosos, de Europa. Y precisamente su director, Marcos Morau, ha sabido constituir un imaginario para que cada una de sus producciones, las cuales de algún modo u otro, presenten una suerte de “mapa” en el que se pueden distinguir diversos recorridos en sus investigaciones más rompedoras, pasando por homenajes a artistas que le han marcado, etc…
Sea por alguno de sus montajes que he podido ver en directo, o bien por las cosas que tenemos disponibles en la red, uno percibe que esta compañía afincada en Cataluña, no pertenece a la realidad dancística de España, es decir: súper producciones con decenas de intérpretes, vestuarios de aspecto extra cotidiano y a la vez sumamente elegantes, atrezzos que en ocasiones son de gran dimensión y de gran complejidad de manipulación… Entre otras tantas cosas, que a mí me hacen sentir una mezcla entre orgullo e impotencia, porque aunque desde luego ellos han dignificado el uso de dichos recursos, el caso es que no paro de preguntarme ¿qué harían otros profesionales de las artes escénicas con los mismos?
Por lo pronto, no han de caber regodeos, ni envidias o especulaciones algunas. Sólo verlo como un síntoma de lo importante que es que se perfilen unas condiciones materiales más favorables, para que los profesionales de las artes escénicas puedan llegar tan lejos como lo están haciendo desde la Veronal. Sí, les hablo de legislaciones que se equiparen a las que hay en nuestros países vecinos, facilidades para acceder a espacios de ensayaos, y demás cosas que de ninguna forma son equiparables a pedir la luna. Las mismas que hacen que todo el talento que se concentra en este país, no tanto se quede a medias en sus respectivos desarrollos profesionales; si que se le exija un sobre esfuerzo que hace que muchos se queden en el camino, o terminen persuadidos de que de las artes escénicas no se puede vivir.
De cualquier modo, no he dejar de invitarles a que lean un adelanto de Opening night,:
Es evidente que el universo de la caja escénica no tiene secretos para Marcos Morau y los que tiene dialogan con este creador amante de los laberintos, de las escaleras, de las puertas que se abren una tras otra para abrirnos nuevas atmósferas a las que dota de un, no menos nuevo, lenguaje del cuerpo denominado KOVA.
Después de años sumergido en el dispositivo teatral he decidido detenerme en el escenario, en sus habitantes y mecanismos, en el misterio que irradian cuando todo se pone en marcha hasta que un día por fin se llega a la noche del estreno. La luz se apaga, el telón sube y de la oscuridad del teatro y de sus entrañas se ilumina el espacio y, como un bosque en la noche, aparecen las criaturas, los sonidos y una nueva ley que rige la oscuridad y todo lo que allí sucede.
Aquí las situaciones y sus personajes se encuentran perdidos, en constante búsqueda de su lugar y de su lógica, atrapados en un largo pasillo que conduce todas las posibilidades al infinito. Marcos Morau.