El artista Martín Freire presenta La Semiótica de la Verdad, su primera exposición individual en Galería Zunino de Sevilla, y podrá visitarse hasta el viernes 21 de abril de 2023. Una instalación inmersiva que critica nuestra sociedad consumista y los cadáveres dejados por el expansionismo propiciado por un capitalismo despiadado.
La Semiótica de la Verdad pone frente al espectador los restos del banquete al que no fuimos invitados, los sueños ficticios en los que sumieron a la sociedad ávida de sentirse poderosa aunque realmente esté subyugada por una élite despiadada. Un puñetazo en la cara, para explotar esa burbuja que en su momento nos cegó y ahora sabemos condenará nuestra vida futura sin derecho a réplica, pataleo o mera queja. Una instalación inmersiva que aúna la potencia de The Destroyed Room – Jeff Wall, la atmósfera de Beauty – Olafur Eliasson y las estructuras desoladas de Jorge Yeregui en forma de trampantojo.
Desde unas posiciones críticas que no excluyen ni la denuncia global de la realidad sociopolítica ni una caustica mirada contextual hacia el entorno artístico, la obra de Martín Freire se manifiesta como un vehículo ambivalente que visibiliza los restos y los rastros de los hipertrofiados procesos de comunicación global en las actuales sociedades de consumo. Rastros de unos contenidos y mensajes publicitarios etéreos, ya ininteligibles, obsoletos, engullidos por el vértigo de una información en constante renovación y la velocidad del tránsito tecnológico. Restos ajados, usados, de unos soportes físicos y estáticos que se alzaban en el territorio urbano como hitos y faros de difusión y anuncio de verdades incuestionables y modelos de vida.
Excedentes de obra, yeso, cartón, perfilados de acero galvanizado, tuberías de PVC, encofrados de madera, planchas de policarbonato o recortes de cristal como materiales de acarreo, y el engaño del artificio artístico, trampantojo que transforma el cartón pluma en remedo marmóreo, sirven al creador para construir estructuras abiertas, montajes de endebles fijaciones que, en su afán edilicio y arquitectónico, muestran el reverso desacogedor de la ilusa superficialidad de la que se inviste todo el discurso capitalista.
Iván de la Torre Amerighi
Martín Freire recombina los sistemas de signos y símbolos para, desde una concepción teatral y escenográfica de la intervención artística, transformar cualquier espacio expositivo en una instalación continua que no renuncia a la ambientación atmosférica, sabedor de la imprescindible e inherente condición de tramoya que ostenta el arte para al mercado en la actualidad. Letras sueltas, imágenes despiezadas, anuncios descontextualizados sirven para recomponer un nuevo lenguaje que ya no pretende trasladar un mensaje sino que ambiciona revelar la precariedad de nuestra cotidianidad, la inconsistencia de toda creencia y seguridad mediante la monumentalización fragmentada de la banalidad.
Frente a la idea romántica que ponderaba la ruina como melancólica sugerencia de un tiempo mitológico, de una edad de divinos héroes y dioses en exceso mundanos, los vestigios representan para el artista la oportunidad de advertir al espectador en su enfrentamiento con un tiempo presente en el cual los valores seculares y las capacidades críticas quedan diluidas en la frívola trivialidad, la ontología del presentismo, la dictadura de la obsolescencia tecnológica y los algoritmos del capital. Y lo hace mediante la experiencia artística, en un procedimiento de sumergimiento activo y dinámico del espectador en la propuesta que tiene mucho de reveladora purificación, uno de los pocos mecanismos aún plausible para acometer tal empresa.
Iván de la Torre Amerighi