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Entrevista a Miguel Marín, director y alma mater del Flamenco Festival, que durante el mes de marzo lleva a Nueva York lo más granado del cante, baile y toque flamenco.

… para mí lo más importante del festival es mostrar lo que se está creando en este momento en España. Cuál es la pulsión, la motivación de los artistas en España. Entonces, el centro es el flamenco.

 

Flamenco Festival es un evento único y un destacado altavoz internacional del flamenco, habiendo ofrecido hasta la fecha 1.353 representaciones y presentado a 169 compañías, junto a los grandes nombres del flamenco de los últimos 25 años. Entre las figuras destacadas en la cúspide de sus carreras se encuentran Sara Baras, Miguel Poveda, Eva Yerbabuena, Estrella Morente, Carmen Linares, Vicente Amigo, Manuel Liñán, María Terremoto, Tomatito, María Pagés, Manuela Carrasco, Israel Galván, Carmen Cortés, José Mercé, Rocío Molina, Olga Pericet, Rocío Márquez, Rosalía, Mercedes Ruiz, Farruquito y Rafaela Carrasco, entre muchos otros. También nos han honrado con su presencia auténticos genios y leyendas universales que ya no están entre nosotros, como Paco de Lucía o Enrique Morente.

Por todo ello, Flamenco Festival se configura como una de las mayores promotoras de las artes escénicas españolas fuera de nuestras fronteras, con presencia en 112 ciudades y 161 espacios de todo el mundo. Lugares tan emblemáticos como el NY City Center, Carnegie Hall, Sadler’s Wells en Londres, el Arsht Center en Miami, el Walt Disney Concert Hall en Los Ángeles, la Ópera de Boston, la Ópera de Sídney, el Centro Nacional de Artes Escénicas en Pekín, el Teatro Stanislavski en Moscú, Bunkamura en Tokio y el Esplanade en Singapur, han sido testigos de la magia del Flamenco Festival.

En 2012, Flamenco Festival inició el programa de residencias ‘In Progress’ con presencia en Nueva York, Miami y Londres. En 2022, ‘In Progress’ inicia una nueva etapa con un proyecto en Torrox (Málaga), con el objetivo de ampliar los horizontes creativos del flamenco mediante la experimentación y la auto-indagación, considerando las artes como una herramienta de transformación tanto a nivel individual como social.

Y Miguel Marín es el gran conseguidor de uno de los festivales de flamenco internacionales de más prestigio, ayudando durante más de veinte años a consolidar el flamenco como un arte universal.

 

 

Este año casi coincide con el Paco de Lucía Legacy patrocinado por la Fundación que lleva su nombre y la Junta de Andalucía ¿Durante todos estos años, has recibido alguna ayuda de las administraciones?

Si, alguna vez del Ministerio de Cultura a través de INAEM o la Junta de Andalucía. El problema con las administraciones está en los eventos de cuya promoción y organización se encarga la propia administración, donde no hay auténtica especialización o profesionalización del sector.

 

No viniendo de familia vinculada al flamenco o al arte en general, Miguel nos cuenta cómo fue el flechazo con este arte:

Lo que más me atrajo del flamenco es el impacto que tiene en la gente alrededor tuya y te das cuenta de que es algo que no es local, que trasciende cualquier tipo de barrera local, no es algo que le gusta a los vecinos y a la gente que comparte los mismos códigos. Eso me me sorprendió muchísimo y ahí cambié mi carrera, dejé el mundo de la economía e hice un máster especializado en administración de artes escénicas y empecé a convertirme del mundo de la economía al mundo de la gestión y de la administración, pero enfocado a las artes escénicas. Y estando en Nueva York viviendo me preguntaban qué es lo que puedo hacer yo con mi carrera y empecé a organizar giras, a traer artistas españoles a Estados Unidos. Al primer espectáculo que organicé vinieron Concha Vargas y La Macanita, después Aurora Vargas y Pansequito, después Belén Maya y Maite Martín…

 

En cuanto al público neoyorquino ¿Cómo siente el flamenco? ¿entiende el flamenco más hondo o se queda en la superficie?

Es que Nueva York tiene algo muy especial porque su público es muy muy culto y me refiero a que está muy acostumbrado a ir a ver todo tipo de espectáculos. La dinámica de la ciudad de Nueva York incluye ir mucho al teatro, conocer música de todo el mundo, entonces ya tiene una cultura musical y dancística muy importante y después de 20 años de haber pasado por Nueva York la mayor parte de los artistas flamencos, eso ha creado también ya un gusto y un conocimiento.

 

Ballet Nacional de España. Dir. Rubén Olmo. Invocación (Flamenco Festival)

 

 

…Y una especie de costumbre desde los comienzos de Paco de Lucía e incluso en tiempos de Sabicas

Sí, pero hemos de diferenciar que en el tiempo de Paco sólo estaban Paco, Luisillo (Luis Pérez Dávila, bailaor) y poco más por entonces. Cuando traje a Antonio Canales vino como artista invitada Sara Baras. Desde entonces más de 160 compañías han pasado por Nueva York y ya sí que hay un público regular, se ha convertido en un escenario regular para el flamenco, ya no es solamente de una persona que es un genio como era el caso de Paco, ahora tenemos artistas jóvenes como Alejandro Hurtado, que es la primera vez que viene a Nueva York, como Raúl Cantizano que también es la primera vez que viene, un montón de artistas que se presentan por primera vez en Nueva York. Yo creo que esto es importante, que al final con el festival hemos conseguido que se genere un público y que tenga un interés por descubrir nuevos artistas que no conoces, no solamente vienes a conocer algo que ya sabes que te ha gustado, creo que eso es interesante.

 

Y aparte del público con cultura, que entiendo que es un público más adulto ¿el público joven también se acerca al flamenco?

Nuestra filosofía y la base del festival es crear complicidades con espacios que tienen un público concreto, por ejemplo, el New York City Center: es el teatro más importante de danza de Nueva York y es un teatro donde viene gente de alto poder adquisitivo y gente que viene buscando un gran espectáculo de danza. Se trata de un público más maduro. Pero luego hay espacios como Le Poisson Rouge o el Joe’s Pub que son espacios alternativos frecuentados por público joven que va buscando una experiencia musical. Este año en Nueva York estamos en 13 espacios distintos y el objetivo de ir a 13 espacios distintos es ese: en el caso de Joe’s Pub, en la zona de la Universidad de Nueva York viene un público más estudiantil. En el caso del Town Hall, que está en Broadway viene el público de Broadway. Esa es un poco la idea. Y eso es algo muy normal. En Nueva York cada teatro tiene su visión artística. Si eres de vanguardia, eres un teatro de vanguardia. Y no eres un teatro de clásico, eres exclusivamente teatro de vanguardia. Y el público sabe que todo lo que va a haber allí es vanguardia. Entonces ahí está un poco también nuestro trabajo. Yo creo que realmente me ha ayudado mucho el haber vivido ocho años en Nueva York, para conocer realmente la cultura de Nueva York. Soy parte de la escena cultural. Entonces mi trabajo principal es ver cuál es el maridaje que va a hacer que un espectáculo concreto le llegue a su público. Porque si una propuesta de flamenco vanguardista la llevas a un espacio clásico se va a hacer para un público que no es el mejor destinatario y posiblemente no guste. Creo que esa es un poco la clave del festival. Se reparte lo clásico y la vanguardia, pues depende de la escena, depende de la zona.

 

 

 

Y ahora hablando un poco del flamenco general. Paco decía que El purista flamenco quiere un flamenco estático, un flamenco inmóvil y en definitiva un flamenco muerto. Pero ¿no hay límite para la vanguardia? Porque se ha criticado mucho en medios tradicionales ciertas actuaciones que hace el Niño de Elche, la que hizo con Israel Galván en La Maestranza, por ejemplo.

Sí, pero esto es curioso, porque ha sido un debate desde principios del siglo pasado. Ya se hablaba en el Concurso del Cante Hondo del peligro que tenía la profesionalización del flamenco y que se hacía como para preservar el flamenco porque si no se iba a perder. Entonces, ¿Quién pone el límite? ¿Quién es la persona que tiene la autoridad y el criterio para decir este es el límite? Porque realmente el límite lo tiene que poner el propio artista. Yo creo que tenemos que trascender ya también la expresión esto es flamenco, esto no es flamenco. Esto es arte, bueno o malo. Hay flamenco malo y flamenco bueno. Y hay arte. A una artista como Rocío Molina ¿Quién le va a decir que no haga lo que ella quiere hacer? ¿Y por qué? ¿Porque ella ha nacido en una tradición flamenca? Es que ella puede evolucionar a lo que ella quiere evolucionar. Entonces, precisamente por eso, Rocío Molina recibe el León de Plata (de la Bienal de Danza de Venecia) Entonces ¿es flamenco o no es flamenco? Pues yo no sé si es flamenco o no es flamenco. Lo que yo sí sé es que hace 20 años el flamenco era una palabra que era así (hace un gesto de poca cantidad), un concepto así. Me refiero a que yo iba a hablar con muchos teatros y era relevante para un número muy reducido. Gracias a que hay propuestas como la de Israel Galván, hoy podemos ir a muchísimos más teatros. El flamenco es considerado relevante por un gran número de teatros distintos. Y gracias a que Niño de Elche hace sus propuestas, el flamenco, o lo que sea su propuesta artística, puede ir a espacios que nunca podría haber ido antes. Al final, para mí el valor es que un artista español está presente en unos espacios donde va arte muy vanguardista, lo entienda yo o no lo entienda yo. Y que, a veces, tenemos la sensibilidad para entender una expresión artística o no. También tenemos un concepto del flamenco como que muy…no sé cómo decir, que el artista se aprovecha de la palabra flamenco para venderse. Y eso no es cierto. No es que pongas en un cartel flamenco, como eso mucha gente que dice: tú pones flamenco y se te llena el teatro. Eso es una catetada.

 

Olga Pericet. La Leona. (Flamenco Festival)

 

 

Al contrario, si pones flamenco, como que debes demostrar que conoces el arte ¿no?

Lo más importante en lo que uno percibe cuando va a un espectáculo es si el artista es honesto con lo que te quiere contar. Y para mí eso está por encima de si lo que hace el artista es flamenco o no es flamenco. Porque tú eres profesional del flamenco. Tú te conoces todos los trucos que tiene el flamenco, ¿o no?

 

Algunos conozco, algunos…

¿Sí? Pero todos sabemos los trucos que tiene el flamenco para crear también esa emoción incluso de forma ficticia en el público. Y muchos espectáculos de flamenco que les llamamos flamenco y generan ese impacto en el público para mí no son honestos. Están creados para eso. Están creados para vender pescado, como decías.

 

A eso me refería…

Y se llaman flamenco. ¿Pero tienen un valor artístico? Para mí no. Porque están siguiendo una receta, pero que no dice nada del artista que lo hace. Claro. Y luego hay otros artistas que simplemente su impulso creativo les lleva ahí. Que van a hacer castrarlo para coincidir, para responder a lo que el público espera de ellos. Si no, nunca habría rebeldes, nunca habría creativos y claro, eso es así. A ver… ¿Quién dice? ¿Quién es el que va a decir? Esto sí y esto no.

 

Israel Fernández & Diego del Morao. Pura Sangre. (Flamenco Festival)

 

 

Precisamente de vanguardia ha habido muchos en el flamenco festival: Canteca de Macao, Muchachito Bombo Infierno, Alfonso Cid, de New Bohaira, Rycardo Moreno, Pitingo, La Shica. Pero, ¿de rock andaluz, rock flamenco? ¿Conoces a los Derby Motoreta’s Burrito Kachimba o a Califato 3/4? ¿Este tipo de música no encajaría en Flamenco Festival?

Claro. igual que entró Canteca de Macao el año pasado y todos los que has nombrado. Sí, por supuesto que sí. Porque además para mí lo más importante del festival es mostrar qué es lo que se está creando en este momento en España. Cuál es la pulsión, la motivación de los artistas en España. Entonces, el centro es el flamenco. Pero luego también hago una serie que yo la llamo Beyond Flamenco, que es más allá del flamenco. También para diferenciar y no confundir. En lo que incluyo artistas que tienen propuestas completamente distintas. Pues el año pasado, por ejemplo, Álvaro Romero en Londres: su propuesta era muy distinta a lo que esperan Los Voluble. Pero sí, sí, por supuesto. Por supuesto que tienen cabida y enriquecen además.

 

 

 

¿Cómo ves el futuro del festival?

Cada vez que respondo esa pregunta me equivoco. Pues en 23 años ya tienes tu experiencia. Pero esto cambia muy rápido, ¿no? Lo que me di cuenta es que realmente sólo importa el presente. No sé qué es lo que me va a motivar dentro de dos años. Porque lo cierto es que el futuro del festival, en este momento, por desgracia, depende de mi motivación, depende de mi energía, depende de lo que yo quiera apostar como persona por mantener el festival flamenco. Y bueno, cuando estoy en Nueva York y veo el impacto que tiene el flamenco, la relevancia que tiene, me sirve como motivación para hacerlo. Pero también tengo mi proyecto de Torrox que es muy interesante. El proyecto de la residencia artística que cada vez me dedica más tiempo. Entonces, yo prefiero pensar en el presente.

 

¿Y el futuro del flamenco?

El futuro del flamenco yo lo veo muy positivo. Ya lo decía Paco de Lucía: el flamenco es un arte que cada vez está más vivo, en el que cada vez hay menos miedo a no corresponder con las expectativas que tiene cierto sector del flamenco. Entonces, el artista se siente mucho más libre. Y hay muchos artistas que hacen flamenco por derecho. Eso no se está perdiendo. Tenemos, por ejemplo a María Terremoto, tenemos a un montón de artistas jóvenes que defienden el flamenco por derecho. Y eso para mí es algo súper importante. Y es un indicador de que el flamenco por derecho sigue vivo, tiene una larga vida. Ahora, también habrá unas variantes que no tendrán menos valor. ¿Que porque dejes de hacerse seguirillas vas a decir que tiene menos valor? Pues no tiene menos valor. Puede ser un Guernica que otro Picasso pintara en su edad temprana. Pero es parte de la evolución del artista. Lo que quiero decir es que luego habrá otra gran variante de espectáculo inspirado en el flamenco, que tendrá un gran valor.

 

Tomatito. Tomatito (Flamenco Festival)

 

 

Este año el festival comenzó su andadura en The Town Hall, con José Fernández Torres, Tomatito, garantía de espectáculo y excelencia asegurada.

 

 

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