Seleccionar página

Edición 2018 de Nos Alive acaparando una vez más éxito absoluto de público, todos los abonos vendidos,  55.000 personas por día y un cartel espectacular donde hoy destacan Nine Inch Nails, Arctic Monkeys, Bryan Ferry, Wolf Alice y Paus.

Bryan Ferry. Foto: Juan Antonio Gamez

Empezamos en el escenario principal con Bryan Ferry dando una lección majestuosa de glamour y señorío. A sus 72 años dispone de un porte asombroso, un gentleman de suaves movimientos que desprenden carisma por los cuatro costados.

Chris Spedding. Foto: Juan Antonio Gamez

A su lado la sobriedad de Chris Spedding, viejo conocido de la banda que ya estuvo a la guitarra con Roxy Music o Brian Eno, una trayectoria de cuatro décadas donde ha colaborado con artistas de la relevancia de Roger Daltrey, Paul McCartney, Art Garfunkel y Elton John.

Bryan Ferry va alternando temas de pie en el centro del escenario y sentado al teclado acompañado por las voces de Bobbie Gordon y Hannah Khemoh, junto al espectacular saxo de Jorja Chalmers que compite en encanto y seducción con el dandi británico.

Bryan Ferry y Jorja Chalmers. Foto: Juan Antonio Gamez

Con chaqueta oscura y camisa blanca desabotonada va deshojando preciosos temas propios como Don’t Stop the Dance o Slave to Love, versiones de Rodgers & Hart y Wilbert Harrison junto a himnos de Roxy MusicLadytron, Out of the Blue … llegando al culmen con Avalon donde voz, coros y saxofón se unen esplendorosamente para acariciar nuestros corazones.

Wolf Alice, Ellie Rowsell y Joel Amey. Foto: Juan Antonio Gamez

Damos un salto generacional para ver a Wolf Alice, y que no te engañe la enjuta figura de Ellie Rowsell porque en su interior alberga una fuerza impresionante y hay momentos que su voz recuerda a la mismísima Courtney Love. Con sólo un par de álbumes My Love is Cool, 2015 y Visions of a Life, 2017 ya han conseguido sendas nominaciones para el Mercury Prize, ¿lo ganarán este año?.

Wolf Alice, Ellie Rowsell. Foto: Juan Antonio Gamez

La banda londinense alterna dulzura y acidez, hablando de compartir una vida juntos, crear un mundo perfecto, reivindicando el empoderamiento femenino, para a renglón seguido reprocharse el continuo consumismo, el aburrimiento social, la cobardía que nos aflige, o cómo te sientes muerta por dentro con esas ganas de autodestrucción acechando.

Sobre el escenario Joel Amey brincando sobre la batería, mientras Joff Oddie con StratocasterEllie Rowsell con Telecaster convulsionan una y otra vez, creando impresionantes momentos de locura y ruido, terminando en todo lo alto con tres bombazos: Moaning Lisa Smile, Fluffy y Giant Peach.

Nine Inch Nails, Trent Reznor. Foto: Arlindo Camacho

Aunque para imponente bombazo lo que estaba por llegar, cuando todavía no había anochecido, Nine Inch Nails aparece con un diseño de luces elegido para cubrir de llamas el escenario principal y poner patas arriba el festival. Trent Reznor tiene nuestra total admiración, tanto por su talento creativo como por su lucha contra la los abusos de la industria discográfica. Si a eso añadimos las ganas de escuchar en directo los nuevos temas incluidos en su EP Add Violence, 2017 y el álbum Bad Witch, 2018, todo va rodado.

Otro punto más a favor de Nine Inch Nails es la inclusión de un cámara siguiendo a pie de escenario las evoluciones de la banda en tiempo real, para emitirlas por las pantallas gigantes que tenemos a ambos lados. Así recorremos con todo lujo de detalle cada rincón, con primeros planos de Trent Reznor agarrando poderosamente el micrófono con ambas manos, balanceándose y espetando todo ese arrebato interior.

https://www.facebook.com/ninofficial/videos/529266030855993/

Además ofrecieron el mejor concierto de la jornada por una maravillosa sonorización con unos bajos de extraordinaria potencia que hacían retumbar todo Nos Alive. Merece especial mención Ilan Rubin a la batería, amplificando cada golpe, las subidas de charles y sus adornos sobre el crash. A su lado, Robin Finck sensacional rasgueando en cuclillas la guitarra y punteando implacablemente.

Con treinta años sobre el escenario Trent Reznor ha sido capaz de crear magníficos himnos para Nine Inch Nails como Gave UpMarch of the PigsHead Like a HoleCopy of A … que el público recibe enfervorecido, a los que añadimos dos momentos especialmente emocionantes: versionando a David Bowie con I’m Afraid of Americans, y Hurt donde la banda hace su apoteosis final. Sensacionales y poderosos para rubricar el mejor concierto de la jornada.

Arctic Monkeys Foto: Arlindo Camacho

Poco después la explanada del escenario principal está repleta, pero todavía hay carreras de última hora para conseguir algún hueco, mientras suena Don’t Let Me Down de The Beatles, como preámbulo a los cabezas de cartel. Aparece Alex Turner ataviado con chaqueta crema, camisa blanca y gafas de sol propias de un casino a las afueras de Atlantic City.

Aspecto de crooner, posando de lado, con los brazos cruzados y sin inmutarse ante el aullido del público, pues canta con delicada cadencia Four Out Of Five, deslizándose suavemente se sienta al piano, teniendo a su espalda un luminoso que con grandes letras M O N K E Y S llena el fondo del escenario. Acto seguido con Brianstorm comparecen los Arctic Monkeys que conocemos antes de ser fagocitado por su frontman que ahora arremete con la Jazzmaster para hacernos bailar y corear como auténticos forofos.

Los frenéticos conciertos de antaño son ahora mucho más pausados, en parte influenciados por Tranquility Base Hotel & Casino, que debería haber sido publicado a nombre de Alex Turner porque el restos de la banda están flojos de ideas y se agarran a su bote salvavidas para seguir en la cima.

Arctic Monkeys, Alex Turner. Foto: Arlindo Camacho

Aquí manda el vocalista y si se pierde fuelle, es el precio que el resto de la banda está dispuesta a pagar si así consiguen mantenerse como cabezas de cartel. Sin embargo hay pequeños oasis donde intentar paliar nuestros recuerdos con The View From the Afternoon recuperando a un postergado Matt Helders que vuelve a lucirse a la batería y a Jamie Cook dando la replica perfecta con unos soberbios contrapuntos.

Se siguen sucediendo temas a tempo tan parsimonioso Tranquility Base Hotel & Casino, Do Me a FavourCornerstone … que su efecto narcotizante hace de temazos como Why’d You Only Call Me When You’re High? suenen desposeídos de garra, pero Alex Turner provisto de su elegante Starstream de doce cuerdas sigue empeñado en ofrecer temas sosegados.

Cuando todo parecía perdido, nos rescatan con I Bet You Look Good on the Dancefloor y Arabella, para cerrar por todo lo alto con R U Mine?. La capacidad y buen hacer de Arctic Monkeys sobre el escenario es innegable, ahora toca digerir este cambio (obligado?) de concepto en su música.

Comparte este contenido