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Mutilación genital femenina, paz, equilibrio político, post-feminismo, folk Wassoulou, amor, física cuántica, pasos de danza, letras en idioma bambara y poesía Wassoulou fueron lo mucho que esta enorme artista nos regaló a sus hipnotizados feligreses en su concierto de Villanos del Jazz. Uno de esos que transforman las noches. Gracias, maestra.

 

En la tradición romántica germánica, la artista es la verdadera sacerdotisa, el designado por los dioses. Los artistas son aquellos que cantan a la belleza y nos devuelven (vomitan, acaso) las imágenes del horror creado por nosotros mismos y nuestras culturas limitantes.  Y viene Fatoumata Diawara a utilizar los dones otorgados por sus diosas en pro de un bien mayor que ella misma. A aquellos músicos europeos que fallen en su compromiso divino (que para eso se les ha otorgado el don de crear, no solo para alimentar con likes sus egos), la polifacética Diawara les ha recordado el camino. Y a nosotros, su público, una ráfaga de luz: amor, carisma y ovarios bien plantados. En una época en que vemos con perplejidad a “artistas” besando la mano de políticos de poca monta y mucha hipérbole, de plantitas en el balcón y negacionismo pa’ todo, he aquí una mujer que guía su manada como debe ser. La primera mujer en tocar la guitarra eléctrica en solitario en Malí, ahí es nada.

 

 

 

Y así, guitarra en mano, hermosamente vestida y maquillada, apoyada por beats, luces y aplausos, se entrega a su público de Villanos del Jazz y suelta comentarios como este, en contra de la mutilación genital femenina:

 

Dicen los hombres de mi país que Dios quiso que ellos limpiaran a la mujer porque una mujer no es limpia si conserva su flor. Esto no es justo. Ya es hora de pararlo. Pasa en muchos sitios del mundo y alguien tiene que hablar de ello, aunque sea un tabú. Millones de niñas mueren cada año por la mutilación genital femenina, una práctica horrorosa. Niñas que viven sin sus flores, sin el placer. Y yo soy una de esas niñas. Y alguien tenía que hablar de este tema. Los tiempos están cambiando y no podemos aceptar que los hombres sigan tratando a las mujeres como en la Edad Media. ¡NO! esta generación no es como la generación anterior; debemos adaptar nuestras tradiciones para las generaciones que vienen, para las futuras. Cosas como la mutilación genital femenina, los matrimonios concertados y la violencia de la mujer sobre la mujer… todo eso debe parar ya. Ahora somos diferentes. Con mi micrófono, voy a ser la primera mujer, por lo menos en mi país, en lanzar un vídeo acerca de este tema porque quiero que cada mujer de mi país y del continente africano… quiero que paren ya esas prácticas, quiero que reciban mi mensaje. Aunque sea demasiado tarde para nosotras, aún estamos a tiempo de salvar a nuestras hijas. Paren la mutilación femenina, ¡queremos nuestras flores, las necesitamos!.

 

A mediados del siglo XIX el explorador inglés Richard Francis Burton observó que las mujeres somalíes poseían «un temperamento frío, resultado de causas naturales y artificiales» y escribió que «los musulmanes creen que este rito fue inventado por Sara, que mutiló a Agar por celos, y luego Alá le ordenó que se circuncidara ella también». Además, en Somalia se cortaban los labios de la vulva y se cosían con hilo de cuero o crin de caballo para preservar la virginidad.

 

 

 

Fatoumata Diawara (Costa de Marfil, 1982) es una artista polifacética maliense residente en Paris. Es actriz, bailarina, compositora y cantante. Fusiona el folk Wassoulou con funk jazz y soul. Ha colaborado con artistas de toda índole como los malienses Oumou Sangaré, Toumani Diabaté o el dúo Amadou & Mariam,​ el etíope Mulatu Astatke,​ los estadounidenses Bobby Womack​ y Herbie Hancock (en su álbum The Imagine Project, ganador de un premio Grammy en 2011), el francés Matthieu Chedid,​ Paul McCartney o Roberto Fonseca y la banda británica Gorillaz (en Désolé).

Una mujer de preciosa voz metálica capaz de alcanzar notas bajas, derrochando una hipnótica presencia escénica, cadencia, muy dueña de ese swing que el imaginario colectivo tiene del trance africano, saltando como mujeres guerreras masai, reivindicativa, valiente. Estuvo presente en su repertorio de la noche el gran Fela Kuti, a quien agradeció por el legado del afrobeat. Habló del (des)equilibrio entre el poder femenino y el masculino, descompensados hasta ahora,

 

La mujer debe ser libre como el pájaro,

 

Fatoumata Diawara.

 

Diawara hace activismo a través de su música con canciones como “Mali-Ko” (sobre la prohibición de la música y de los músicos impuesta por los radicales islamistas tras tomar el control del norte de Mali en 2012, esa obsesión contra la cultura que tienen los fascistas). Según Diawara, “sin la música Malí ya no sería Malí” y para presentarla al público reunió a cuarenta artistas (Amadou & Mariam, Oumou Sangaré, Bassekou Kouyaté, Toumani Diabaté, Amanar, Afel Boukoum o el marfileño Tiken Jah Fakoly). La canción se convirtió en un himno para la paz, y se distribuyó de forma gratuita.​ “Boloko” (Fenfo, 2018) es un alegato contra la mutilación genital femenina, y en “Kokoro” lucha a favor de la identidad afro e insta a las jóvenes africanas a ser ellas mismas y detener la tradición de la despigmentación.​ Habla de la migración en canciones como “Clandestine” donde reflexiona sobre el error de creer que salir del país hace que África se desarrolle; denuncia el tráfico y venta de migrantes negros en los mercados de esclavos libios en “Djonya”, donde nos recuerda que todos pertenecemos a la misma raza humana independientemente de cuál sea nuestro color, etnia o religión.

 

 

 

 

De actriz a cantante de la world music

 

Nació en Costa de Marfil, pero a los diez años, sus padres la enviaron a Bamako a vivir con una tía que era actriz. Así entró en contacto con el mundo de la interpretación. Su primer papel como actriz lo tuvo en la película Taafé Fanga (Adama Drabo,) que narra la toma de posesión de las mujeres en un pueblo dogón. En 1999, se estrenó la película Génesis (Cheick Oumar Sissoko), en la que Diawara interpretó el papel protagonista femenino.​ En París, actuó en el Théâtre des Bouffes du Nord de París, con una adaptación de Antígona dirigida por Sotigui Kouyaté. Fue contratada por la compañía teatral Royal de Luxe para Petits contes chinois revus et corrigés par les nègres​ y otros montajes, con la que estuvo girando durante seis años por todo el mundo. Solía cantar entre bambalinas hasta que el director le propuso hacerlo ante el público y comenzó a dedicarse a la música y a actuar en salas de la ciudad, donde, el productor y músico maliense Cheikh Tidiane Seck se dio cuenta pronto del gran potencial de esta hermosa alma.

Como cantante, su estilo musical fusiona el folk de la tradición wassoulou del sur de Mali con estilos contemporáneos como blues, soul, jazz o funk. Participó en el célebre álbum realizado en colaboración entre músicos malienses y cubanos, Afrocubism (2010). Ya en solitario, alcanzó fama internacional con su primer disco Fatou (2011). En 2012, participó junto a Emmylou Harris, Rokia Traoré, Oumou Sangare, Norah Jones, Sheryl Crow, Angelique Kidjo, Alicia Keys y otras en el proyecto 30 canciones / 30 días, en el que músicos de todo el mundo se unieron para apoyar el movimiento Half the Sky, gracias al que fue posible descargar una canción al día durante el mes de septiembre para apoyar el estreno del documental Half the Sky: Turning Oppression into Opportunity for Women Worldwide (La mitad del cielo: convertir la opresión en oportunidad para las mujeres de todo el mundo) inspirado en el libro de Nicholas Kristof y Sheryl WuDunn. En 2020, colaboró en el sencillo “Désolé” de Gorillaz, que posteriormente apareció en su álbum Song Machine, Season One: Strange Timez.

 

Setlist

  1. “Tolon”
  2. “Somaw”
  3. “Mogokan”
  4. “Mousso Seguen”
  5. “Sété”
  6. “Dambe”
  7. “Yada”
  8. “Ntara”
  9. “Nsera”
  10. “Massa Den”
  11. “Blues”
  12. “Anisou”

 

 

 

 

En la sala La Riviera de Madrid, el respetable público, abducido y enamorado, coreaba lo que fonéticamente le parecía/podía, creando un espejo entre el artista y su público. Sobra decir que Fatoumata sabía que cantábamos “cualquier cosa”, y no precisamente su lengua. Y nosotros, también; poco importó, era la conexión lo que contaba. La pregunta que más repetía durante el concierto fue: “Are you OK, Madrid?”, vino a presentar su tercer álbum, London Ko, en el que ha colaborado con músicos experimentados como Damon Albarn (Blur, Gorillaz), Angie Stone o el pianista cubano Roberto Fonseca, y otros más jóvenes, como el Brooklyn Youth Chorus, el rapero ghanés M.anifest o la nigeriana Yemi Alade, la nueva voz del afrobeat. Orgullosa de la multiculturalidad en su banda, terminó con el puño en alto presentándose a mí misma al grito de: ¡África!

 

Una noche inolvidable.

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