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Tres horas de intensidad, de tinieblas y luz, de melancolía y felicidad, de tristeza y euforia así fue el conciertazo que dio anoche la legendaria banda de Crawley. Robert Smith, Simon Gallup, Jason Cooper, Roger O´Donnell y Reeves Gabrels demostraron que no hace falta tener un disco recién salido del horno para atraer multitudes y seguir sonando igual de fresco.

La noche se había vestido de negro, lluvia, frío y niebla creaban la escenografía idónea para recibir a sus más ilustres embajadores pero lo que vivimos dentro del Palacio no podría estar más lejos de la batalla que se libraba fuera. Eran pasadas las nueve de la noche cuando Robert y los suyos hicieron su aparición sobre el escenario del Barclaycard Center de Madrid, vamos… el Palacio de los Deportes de toda la vida.

Nos dan la bienvenida con Open contenido en su noveno álbum de estudio, Wish de 1992, “and the way the rain comes down hard, that’s how i feel inside”. Han pasado 24 años desde entonces y el Robert que se percibe sobre el escenario no parece el mismo que describe la canción. Sí la negrura de sus ropas que sigue siendo marca de la casa, al igual que su pelo cardado y blanquecino y sus morros rojos. Continúan con High del mismo trabajo y de ahí saltamos a temas del álbum de 1985, The Head On The Door, entre las que recuperan una de las más populares y vitalistas, In Between Days, a la que sigue otro clásico del álbum posterior, Desintegration (1989),  Pictures of You, inspirada por un incendio que sufrió en casa y que narra cómo aparecieron fotos de su esposa Mary entre las cenizas.

Viajamos al Oriente con los sonidos de Kyoto Song para posteriormente regresar a casa con la guitarra flamenca de Reeves Gabrels tocando The Blood, guitarrista habitual en giras de David Bowie. La quietud sobre el escenario de todos los componentes de The Cure, casi estatuas de sal, contrasta con la vitalidad y los botes que pega Simon Gallup al bajo recorriendo las tablas, saltando y bailando de un lado a otro con su tupé y look a lo Makinavaja algo sólo comparable al éxtasis en que entra el público al oír los primeros acordes del Just Like Heaven, que hacen que el Palacio parezca una olla exprés y levantan al graderío con la presión que genera la muchedumbre desde la pista.

Después de la tempestad llega la calma con temas de distintas etapas, The Last Day of Summer, From the Edge of the Deep Green Sea, One Hundred Years y End con la que cierran el cuerpo principal del concierto, despidiéndose y abandonan el escenario.

Cualquiera que conozca a The Cure y haya asistido a otros conciertos de la banda sabe de la preferencia del Sr Smith por ofrecer conciertos largos donde poder disfrutar de buena parte de su extensa discografía y más cuando aún quedan algunos de sus grandes clásicos sin sonar.

Entre los gritos y silbidos de la audiencia de fondo, la banda no se hacen derogar y regresan al escenario con un tímido Robert dando las “gracias” antes de proseguir con el repertorio que nos tienen preparado para esta noche. Arrancan la tanda de bises con una canción inédita que están presentando durante esta nueva gira, 2016 European Tour, It Can Never Be the Same, seguida de la aportación que la banda hizo en 1994 para la película El Cuervo, Burn, para después recordar dos temas contenidos en su trabajo de hace más de 25 años, Seventeen seconds (1980), Play for Today y la inmensa A Forest ambientada por la proyección asfixiante de un bosque del que no encontramos la salida quedándose solo en el escenario Simon que responde a los gritos del público prolongando los gatillazos de su bajo.

Segunda rueda de bises, Shake Dog Shake, Three Imaginary Boys, Fascination Street, Never Enough y Wrong Number completan un quinteto que nos lleva a un callejón oscuro y perdido del que no queremos escapar porque nunca es suficiente.

Aún queda un último round, estamos atrapados, despliegan una enorme tela de araña y ya no hay escapatoria, Lullaby se nos cuela por las entrañas y The Walk nos dá el beso de la muerte, ”I kissed you in the water, and made your dry lips sing”. Para después reanimarnos con Friday I´m in Love regalándonos un nuevo fin de semana haciéndonos sentir de viernes a pesar de ser casi el final del domingo. No llores porque se termine el fin de semana porque ya se sabe que los Boys Don’t Cry. No hace falta que pases el mal trago solo, siempre puedes quedarte Close to Me pero por favor no me hagas volver a explicarte porqué Why Can’t I Be You?

Con esta traca final y todo el público en pie botando enfebrecidos y gritando como locos Robert queremos más, The Cure se despiden de Madrid en lo que seguramente será un hasta luego porque están trabajando en su nuevo álbum y pronto les tendremos encabezando los festivales de verano porque les queda cuerda para largo. Mientras tanto aún quedan dos citas españolas los próximos días 24 y 26 de noviembre en Bilbao y Valencia respectivamente donde como mínimo volverán a repetir el mismo concierto impecable para todos sus incondicionales fans que hemos crecido disfrutando sus vinilos mientras nos aprendíamos sus letras de memoria y para todas las generaciones más jóvenes amantes de la buena música porque The Cure hace más de un cuarto de siglo que ganaron la inmortalidad a base de melodías oscuras, profundas, introspectivas y guitarrazos que dejan sin sentido aderezados con himnos atemporales.

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