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Por Marcos Rodríguez Velo

Algo más de tres años después de haber revolucionado la blogosfera con sus primeras canciones, The Pains of Being Pure at Heart triunfaron allí donde el 90% de los grupos (sobre todo ingleses, para más precisión) suelen fallar, es decir, ofrecer una digna secuela a un estruendoso debut (en su caso compuesto de pequeñas joyas como Come Saturday o Young Adult Friction) con un segundo episodio que mantenga el nivel. El grupo de New York, guiado por Kip Berman, fue más allá con un álbum, Belong, que no sólo igualaba el número de clásicos instantáneos de su estreno (podemos citar un par de ejemplos, como Heart in Your Heartbreak o Belong) sino que también mostraba un bien recibido cambio de rumbo desde el twee-pop hacia dinámicas más rockeras (no en vano solía citarse a Smashing Pumpkins como inevitable referencia): en aquel memorable 2011 ellos eran los máximos exponentes de los movimientos revival y eran los únicos capaces de resumir en tres minutos las tendencias indie-hip de ese periodo.

Los primeros signos de un futuro menos prometedor llegaron el año pasado con una canción, Until The Sun Explodes, peligrosamente cercana a Just Like Heaven de The Cure (un pequeño vicio del que The Pains of Being Pure at Heart siempre han adolecido, véase la cercanía de In Between Days y My Terrible Friend) para después acentuarse con el abandono de la teclista Peggy Wang. El primer gran paso hacia lo incierto se da con Days of Abandon, resultado de la elección de un Berman – “no quería hacer un Belonger” – más decidido que nunca a dejar a un lado las atmósferas menos alegres de Belong en favor de unos arreglos más despreocupados.

Nada de malo hay en el empuje alegre y radiante a lo Belle & Sebastian de The Pains of Being Pure at Heart, que encuentra las puertas abiertas en Days of Abandon, pero la impresión es que el grupo había encontrado su verdadero camino con Belong y, en consecuencia, un sonido alejado de aquellas melodías puede ser visto como un paso atrás, sobre todo si el componente cursi aumenta con la elección como vocalista en algunas canciones de Jen Goma (A Sunny Day in Glasgow), donde – a pesar de tramos pop de alto nivel – se echan de menos algunos puntos de referencia. Sucede en Kelly – donde la inspiración The Cure deja su lugar a la inspiración The Smiths – y en Life After Life, dos canciones donde participa también Kelly Pratt (Beirut, Arcade Fire) con los instrumentos de viento.

Durante las diez pistas de Days of Abandon se busca claramente la cristalización de la fórmula en una versión quizás excesivamente educada, limpia de distorsiones y retornos. Pero a fin de cuentas a The Pains of Being Pure at Heart se les perdona incluso esto, no sólo porque es imposible no desearles el bien, sino también porque escribir canciones indie-pop tan inmediatas y gustosas es una cualidad que hay que apreciar, principalmente en una época en la se tiende a abusar de distorsiones para camuflar los defectos en la composición. Por suerte, la escritura de las canciones de Berman sigue al nivel que ya conocemos, compuesta por melodías dulces y un cándido acercamiento a la música, una aproximación de un chico digno soñador e introvertido… un chico puro de corazón.

La receta del pop de guitarras regala siempre satisfacciones (Eurydice), así como esos sonidos, a la altura de Marr, en Masokissed, o los episodios más reflexivos, Art Smok o The Asp at My Chest. Se hace, no obstante, difícil identificar algún nuevo himno capaz de competir con los anteriores y a veces se dejan caer algunas autorreferencias, dos hechos que sumados a los anteriormente expuestos hacen de Days of Abandon un disco inferior a los trabajos anteriores, pero que aún así logra su objetivo.

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