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Por Marcos Nebreda

Reclamaba el pintor figurativo americano Alex Katz en una reciente entrevista su lugar como inventor y padre del arte pop. Cuando a mediados del siglo pasado Katz comenzó a pintar sobre fondos planos objetos y escenas cotidianas inspiradas en el cine, las revistas o la televisión pocos podrían imaginar que estaba iniciando uno de los movimientos artísticos que revolucionaría el arte del XX. Su adscripción a la corriente del “pop art” siempre ha estado un tanto en entredicho pero lo cierto es que supo renovar los códigos pictóricos y pasar del arte conceptual al figurativo en un momento crucial. Con todo, la pintura de Alex Katz es más enigmática y menos política de la que practicaron sus coetáneos. Hoy, con 85 años, su obra forma parte de las más importantes colecciones artísticas de ambas orillas del Atlántico y se exhibe en templos del arte como el Moma, el Metropolitan o la Tate Gallery.

En España se puede disfrutar ahora de su tercera exposición individual. Concretamente, el Museo de Arte Contemporánea Unión Fenosa de A Coruña acoge hasta finales de septiembre 22 pinturas de paisajes, escenas y retratos de gran formato. Todas ellas proceden de colecciones privadas y el valor de algunas está cercano al millón de euros.

Las pueblan personajes y entornos elegantes y sencillos, ese “mínimo gesto y pequeño argumento que elevó a la gran escala del arte americano”, en palabras de David Barro, comisario de la muestra. Ese es quizá el gran logro de Alex Katz, “conseguir muchas cosas con una pintura que semeja no contener casi nada”, de ahí que «Casi Nada» sea también el título de esta exposición. A través de primeros planos o planos americanos Katz magnifica a los personajes retratados con un “aspecto liso pero contundencia plástica hasta desembocar en lo lírico y lo emocional”. Lo hace a través de la frivolidad, de escenas muy corrientes, una normalidad no exenta sin embargo de misterio. Su influencia ha traspasado fronteras y ha servido a muchos artistas posteriores. «El aspecto terapéutico de las obras de Matisse también influyeron en Katz», apunta el comisario, David Barro. Entre los actuales, nombres como la americana Elizabeth Peyton  o el español Ángel Mateo Charris le deben mucho a este pionero.

Katz huía de las etiquetas de ahí que su asociación con el arte pop sea más de forma que de concepto. Por ello también prefirió rechazar temas políticos y plasmar sobre el lienzo la cotidianeidad con un tinte optimista y positivo. «Se alejó del espíritu crítico del arte pop para hacer una pintura banal pero que, sin embargo, logró ser radical y pionera», explica el comisario de la muestra. Composiciones planas, siluetas y retratos que emanan un aire sencillo y enigmático al mismo tiempo. Una pintura teñida de un realismo sofisticado y cool inspirada en la sociedad elitista y en los círculos artístico en los que se movía. «Siempre pretendía un estilo contenido y sin contenido, sus intenciones no van más allá del propio placer de la pintura». Se le calificó de demasiado «blando» porque siempre optó por el aspecto visual y poético.  Katz, que sigue pintando a diario con 85 años, no aspira a despertar emociones, pero sí tiene una pretensión, como él mismo admitió, que su pintura “suene a jazz”.

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@marcosnebreda

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