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Hace poco tuve el gusto de charlar con cinco integrantes de la compañía Teatro Incandescente. Este grupo compuesto de doce personas procedentes del 22º Laboratorio de Creación del Centro TNT (Sevilla), con el tiempo, han sabido autogestionarse para constituirse como compañía, y estar por estrenar “Vértebras” en el Teatro TNT los próximos 20 y 21 de noviembre en el contexto del Festival FEST.

La verdad que llevo desde la primavera pasada siguiendo en redes sociales sus pasos, y cuando entrevisté a través de este medio en junio de este año a Ricardo Iniesta ( director teatral y dramaturgo español. En 1983 fundó el grupo de  Atalaya con quien ha dirigido veinticinco espectáculos que han recorrido 40 países de la totalidad de los continentes y obtenido el Premio Nacional de Teatro en 2008. A título personal ha recibido una veintena de premios, algunos de ellos de carácter internacional. Asimismo, es fundador y director del Centro Internacional de Investigación Teatral TNT), éste me recomendó con sumo entusiasmo, que viese “Vértebras” en cuanto se estrene. Al tiempo, me enteré que no sólo era un grupo de profesionales que habían pasado por el Laboratorio de Creación del Centro TNT; sino que además, la cuestión está en que todos los que compusieron a esa generación se unieron para hacer cosas juntos.

De hecho en esta entrevista, queda claramente subrayado el cómo fue su proceso de ir superando las barreras que les han permitido ser un bloque sólido de creadores de lo escénico, procedentes de lugares y de disciplinas distintas. Por si queda alguna duda, la razón de que haya tenido la iniciativa de entrevistarles, oscila entre apoyarles en su estreno de “Vértebras” (que dicho sea de paso, me muero de ganas de verlo y escribir sobe el mismo), y de completar lo que me fue comentando Ricardo Iniesta sobre lo que se hace en el Laboratorio de Creación. Así  les doy voz a un grupo de personas que han recibido esta formación, la cual ha sido fundamental para que muchos profesionales de lo escénico en estos veintitantos años de historia.

Sin más dilaciones, les dejo con las cinco intérpretes y creadoras, que han hecho de las veces de voceras de Teatro Incandescente. Asimismo, les animo a que se pongan cómodos, pongan en silencio vuestros teléfonos móviles, y disfruten de una entrevista que para mí ha sido inolvidable.

 

-Cuando el mes de junio de este año entrevisté a Ricardo Iniesta, él subrayó que en el Laboratorio de Creación de TNT se transmiten una serie de valores. A pesar de que en esta formación, uno pasa por clases de diferentes profesionales de diversas disciplinas relacionadas con lo escénico y lugares del mundo ¿De qué valores estamos hablando?

Almudena Blanco: Él usa unas palabras muy concretas: rigor, resistencia (física, mental e ideológica) y refugio. En paralelo, está industria, imaginación e inteligencia.

Lucía Povedano: Creo que el tema de la resistencia en todos los sentidos, está relacionado con la disciplina y a cómo afrontar el trabajo escénico y artístico, con seriedad.

Almudena Blanco: Para mí ello tiene mucho que ver con los valores que hemos mencionado, pero mi gran hallazgo y aprendizaje, es que un 95% es el trabajo detrás, mucha energía puesta, como también, que haya mucha verdad. Es decir: todo lo que hacemos proviene de nuestra propia verdad.

 

-¿Cómo esto lo habéis aplicado a vuestra realidad personal? Lo digo porque he entendido que los aspirantes que son escogidos para formar parte del Laboratorio, no sólo son actrices o actores, también hay gente que viene del mundo de la danza, del circo,  o incluso del mundo de las artes marciales.

Lucía Alvear: Por poner un ejemplo para explicar  el cómo se traduce lo que han contado mis compañeras, entre el primer y el segundo mes del Laboratorio, se hace mucho trabajo físico ya que estamos en medio de un período de adaptación. Así se te empiezas a introducir en el training hasta que tú vas incorporando todos esos conceptos (que son muchos a la vez), y luego te duele el cuerpo por todos lados.  Poco a poco, vas viendo cómo se desenvuelve la energía del grupo, te vas concentrando, y el grupo va cogiendo potencia. De esta manera se va superando la lucha interna que tiene uno desde el principio, hasta que la cosa se va consolidando para que todo el grupo esté en la misma onda.

Amalia Romero: En esa línea la base es el entrenamiento, momento en el que se trabaja el estar abiertos siempre. Así se está preparado para lo que venga, teniendo esa resiliencia que tanto se nos insiste: “seguir adelante a pesar de los fracasos”. Se trata de que hay un camino que recorres, y no conviene pensar en el resultado. La cosa está en disfrutarlo y sacar lo mejor desde tú propia esencia.

-Muchas de estas cosas seguramente les resultarán familiares, de los lugares en donde ustedes se han formado previamente a vuestro paso por el Laboratorio ¿Por qué el Laboratorio tiene un “plus”, para que pueda ser entendido como un impulso fundamental para entrar en el circuito profesional?

Almudena Blanco: Para mí ello viene del trabajo desde el cuerpo, entendiendo que la voz viene del cuerpo…, o sea, el trabajar cada personaje desde el cuerpo. La técnica corporal se ha de enfocar también desde el rigor y la limpieza. Entonces, a través de las partituras de movimiento conseguimos dotarnos de presencia, de una corporeidad concreta. De esta manera, se  deja muy poco margen a la improvisación, siendo que todo ha sido ensayado y habitado.

Amalia Romero: Asimismo está la maleabilidad. Es decir: a la hora de crear se trabaja mucho la imaginación, de manera que todo lo que hemos sacado de las disciplinas que nos han enseñado, se puedan utilizar para llevar a cabo una creación. No se trata de hacer sólo Kathakali o danza contemporánea, sino que abordar ciertos movimientos que te ayudan a hacer otras cosas.

Lucía Alvear: Por otro lado, el entrenamiento que tenemos aquí lo diferencia de una formación propia de una ESAD (Escuela Superior de Arte Dramático) (cuatro años de formación en los que uno aprende muchísimo), ofreciéndote una base que reproduces todos los días que te mantienen en relación y escucha con el grupo, como también, te involucra poniéndote cada vez más fuerte, mientras (como dijeron las compañeras) vas recogiendo un montón de herramientas.

No nos dan unas asignaturas, aquí se centran en darnos herramientas para crear nuestro propio arte, y ser más independiente. Claro que es genial tener un conocimiento sobre todo esto.

Lucía Povedano: Cuando yo estaba en la ESAD estudiando asignaturas diferentes, muchos de esos conceptos no se comunican así:  es como los vas aprendiendo por separado. Mientras tanto aquí, por ejemplo, vas aprendiendo a usar el cuerpo y la voz en conjunto, dado que antes aprendía estas cosas en la clase de movimiento o en la de voz.

Almudena Blanco: La poesía del movimiento (tanto en relación con los otros objetos como con el propio cuerpo): cómo contar algo más allá del uso de un elemento, donde se plantea una gran pluralidad de significados. Por ejemplo, cuando usamos una silla, creamos varias realidades desde el uso de esa silla. Estas son cosas que entrenas en training, trabajando el objeto, viendo las obras que se representan en el Centro TNT.

 

-La compañía Atalaya es conocida, entre otras cosas, por el gran trabajo físico que hay detrás de cada uno de sus montajes. Y por más que Ricardo Iniesta reivindique que hay también un gran trabajo de voz, que es cierto (basta ver el montaje “Marat/Sade” de dicha compañía). Pero puede haber un riesgo de cierto encasillamiento por parte de terceros ¿Cómo gestionáis vosotras el grado de expectativas que supone haberse formado aquí?

Lucía Alvear: Creo que nosotros hemos creado nuestro propio código. Si que tenemos cosas de ellos, pero considero que vamos por otra línea. Porque es imposible imitarlo, y tampoco Ricardo es nuestro director.

Almudena Blanco: Lo que hacemos nosotros es desde lo colectivo, así que todo se nutre de todo: lo que aprendemos del Laboratorio más nuestros bagajes previos. Cada una  aporta lo que traía detrás, más  lo que está aprendiendo constantemente, y creo que es eso lo que no hace no ser lo mismo: Ello sucede cada día.

-¿Qué valor le dan ustedes al hecho de que ustedes procedan de diversas localidades de España, incluso de otras partes del mundo. Asimismo, ustedes provengan de trayectorias más o menos similares de lo escénico?

Amalia Romero: Por nuestra parte, no hay mucha diferencia de que cada uno sea de un lugar diferente. En todo caso la cuestión está en los talentos de cada uno, lo cual aporta muchísima riqueza: hay quien toca instrumentos musicales, otros bailan de una manera determinada, otros que imitan, etc. Ello enriquece siempre el trabajo.

Almudena Blanco: Esto no tiene nada que ver con los orígenes, sino más bien de las historias de vida de cada uno.

Lucía Povedano: Nosotros estamos más en señalar, el  qué genial lo que aporta está personas.

-¿Os sentís herederas de una especie de “linaje” de las veintitantas generaciones que se han generado a lo largo de la historia del Laboratorio?

Lucía Povedano: Yo creo que hay algo en nosotras que es distinto y que ha marcado la diferencia, que es la pandemia. Esto es: En nuestro primer año de estar en el Laboratorio, terminamos el curso haciendo lo que se llama “las propuestas”. Esto consiste en que cada persona hace una creación individual, pero tú eres el actor/actriz principal, y se puede contar con cuantos intérpretes consideres, pero éstos son tus actores. Entonces, yo por ejemplo, lo hice sola, otras personas lo hicieron con un montón de gente.

Así nos ceden el teatro, para que en un día se muestren todas esas propuestas que constan de un máximo de quince minutos cada una ¿Qué pasa? Cuando nosotros estábamos en el proceso de ensayo de todo esto (piensa que la organización es una locura, porque más de uno de nosotros estábamos en varias “propuestas” a la vez. Y al final estás desde mañana hasta a la noche ensayando), de repente nos confinan en nuestras casas, y se corta esto justo antes de representar las “propuestas”.

Al tiempo nos organizamos para hablar por videollamada varias veces durante el confinamiento, para evaluar qué era lo que queríamos hacer, y resolver hacia dónde iba todo esto. De allí salió nuestra propuesta de hacer un segundo año

Lucía Alvear: Justo desde el inicio de ese segundo año, empezamos a organizarnos como grupo. Así fuimos cogiendo la carrerilla de estar reuniéndonos todo el rato, para luego darnos cuenta que podíamos proponerles a las profesoras, cambiar un poco el formato de las clases.

 

-O sea, que ese es un uno de vuestros precedentes de la manera de cómo trabajáis.

Almudena Blanco: Me gustaría hacer un pequeño paréntesis, porque la respuesta a la pregunta de si nos sentimos herederos o no de la tradición que tiene detrás el Laboratorio. En mi caso siento que tenemos un código compartido, y aunque en algún momento nos vayamos a separar para llevar a cabo proyectos personales, tenemos esto que aprendimos juntas y lo hemos hecho nuestro. Incluso cuando “se nos va la pinza” con algo, volvemos a esto, y seguimos entrenando porque sabemos que ello nos da una escucha que se nota en el escenario.

-Ritmo, energía y espacio ¿Cómo regular eso cuando estáis sobre el escenario, y como no, cuando estáis entrenando?

Lucía Alvear: En eso consiste el training, en el cual al principio te desbocas como un caballo y no llegas. Al tiempo vas midiendo, vas cogiendo la técnica y ayuda a que cada vez estés más fuerte.

Lucía Povedano: Hay algo que se nos hace incidencia aquí, que es que todo el rato hay cambios. Es decir: nos enseñan varias herramientas para regular la energía necesaria, a través del uso de varias técnicas que nos ayudan a diferenciarlas en distintos momentos. La clave está es que haya cambios todo el rato, para que todo sea muy dinámico. Asimismo, pensar cuáles son las trayectorias en el espacio que tengo y cómo las puedo utilizar.

Por otro lado, están los ritmos y la musicalidad. Es decir: la música se usa también para el cuerpo, dado que usas ese ritmo para los cambios.

Lucía Alvear: Es muy importante la organización. Es decir: si tú te organizas no te terminas poniendo trabas a ti mismo.

-Si uno tiene la cabeza en orden, es más fácil sacarle el máximo rendimiento a todo lo que uno ha recogido en su trayectoria…

Almudena Blanco: Además eso hay que hacerlo desde la entrada a la tarima. Es decir: tiene que haber una organización desde el propio calentamiento (del cuerpo y de la voz).

-Cambiando de tema. Muchas veces las artes escénicas y la música  se enfocan como una extra escolar ¿Cómo fue el paso en ustedes de decidir dedicarse a eso profesionalmente, teniendo esa coacción de que ejercer estas disciplinas de forma profesional, aboca a la mayoría a estar en la precariedad económica?

Amalia Romero: Considero que ello proviene de creer en ti. Cuando tú crees que de verdad puedes crear efectos a partir de tu cuerpo y de tu voz; asimismo, si tienes a gente cercana que te da unos feddbacks, allí está el primer motor que te hace darte cuenta que eres capaz de hacer reaccionar a gente. Entonces ¿por qué no? Si tengo la suficiente confianza en mí ¡Pues, para adelante! 

 

-¿Y la coacción que reside en el mensaje que esto les llevará a la “precariedad segura”?

Lucía Alvear: Esa coacción siempre ha estado allí, entonces ya es una cosa continua.

Lucía Povedano: Prefiero ser feliz y pobre, que hacer algo que no me gusta, mientras vivo insatisfecha toda mi vida. En ese caso, sentiría que gasto tiempo en aprender algo que sería valioso para la vida, pero prefiero apostar por eso que se dice: “seguir tus sueños”.

Sé que suena súper tal, pero si no tienes el impulso de decidir por hacer una cosa y darte igual todo, no lo vas a hacer. Por otra parte, hay muchas formas de trabajar como que te coja una compañía, trabajar en publicidad, irte a Madrid e intentar triunfar, etc… De repente, hemos encontrado otra forma de hacer las  cosas que a mí me parece maravillosa.

El punto no es tanto la precariedad, es más la incertidumbre de no saber.

Lucia Alvear: Hasta cierto punto no lo puedes evitar. Por más que intente salirme de esta vida, yo me apunto para lo que me llamen.

Almudena Blanco: Para mí en un principio si fue una extra escolar, donde con quince años hice teatro y tal. Poco a poco el teatro fue ocupando más en mi vida, aunque yo no paré de estudiar mi carrera de psicología, incluso hice la residencia, ejercí durante unos años, etc. Pero al tiempo, me di cuenta que el teatro realmente era mi refugio.

En paralelo, identifiqué que el teatro transforma tanto a la persona que lo hace,  como a quien lo ve. Así fue como decidí dedicarme profesionalmente, como también es mi código.

Cuando uno es mayor y se lo encuentra de frente, uno puede decir que “eso encaja con mi vida y quiero hacerlo”.

-Es común escuchar a muchos profesionales de las artes escénicas, decir que el teatro o la danza son su “refugio” ¿Cómo habitar esa situación de estar “refugiado” en la tarima entrenándose día a día, a volver a ese mundo donde uno no se siente en la “burbujita de protección”? O dicho de otra manera: ¿Cómo estar en medio de ese permanente tránsito de ir de un lugar a otro?

Remedios Paz: A mí se me viene que al final la vida es nuestra escuela, entonces siempre estamos habitando este espacio. Por ejemplo: vas al supermercado y ves a alguien, y ello te permite recoger información de esa situación donde hay una persona agarrando un producto de una forma determinada ¡Acá hay una escena!

Sea donde sea que se esté, al final la mente está todo el tiempo creativa aunque pase lo peor. Al final te estás retroalimentando todo el tiempo, pase lo que pase, la vida es una obra de teatro.

Lucía Povedano: Ahora que estamos en un grupo, o cooperativa de personas. Hay momentos donde nos apoyamos mucho, nos escuchamos…, cada uno tiene una vida y de repente hay situaciones en las que alguien necesita comunicar algo, y las demás le acompañamos. Para así intentar ayudarnos en la medida de lo posible.

Creo que a todas nos hace sentirnos mucho más fuertes en todo. Porque tras de ti hay otras once personas que están allí cogiéndote el codo, y diciendo ¡Vamos todas!

Lucía Alvear: Por lo general nosotras trabajamos en periodos muy concentrados: en dos semanas o en tres estamos en el Centro de Creación, y ya damos paso al siguiente proceso. Aunque en realidad, no acabamos nunca.

Si te pones a analizar todo lo que has hecho en un día, te explota la cabeza. Así que lo mejor es bajar el ritmo, respirar y a las diez a la cama.

Amalia Romero: Físicamente primero tengo que descansar porque  somos muchas personas en todo: hay muchas energías distintas, muchas actitudes, muchas personalidades… Al final todo eso se te va quedando a poco que estés atenta.

Por ejemplo, al llegar el día siguiente a mí me pasa que después de pasar una rutina de trabajo, y vuelvo a mi vida ajena al trabajo con el grupo, de repente me siento como con más energía al afrontar cualquier otra cosa que sea más cotidiana: como que todo se me hace más sencillo.

Estar en grupo supone estar constantemente “autodesafiándonos”. Es decir: Al estar trabajando siempre con el cuerpo, la voz y las demás herramientas de creación:  estamos de manera directa en medio de un reto continuo. Igualmente cada uno debe seguir mejorando en las cosas que hace en la creación junto con el otro, y demás.

Los actores en el escenario siempre se ven como más poderosos. Y si eso lo entrenas con frecuencia, a veces se te queda un poquito de esa sensación, y sales con más confianza.

 

-Hay pocas disciplinas fuera de las artes escénicas, el deporte o las artes marciales; donde estas cosas se planteen de esta manera. O sea sería muy extraño escuchar a un dentista o un fontanero, hablar en estos términos.

Almudena Blanco: Esto involucra todo de ti: tú, tu cuerpo, tu energía, tu voz, tu presencia. Es como algo muy radical en la medida de que te implica…

Lucía Povedano: Te estás exponiendo en todo. Es decir: delante de los demás, contigo mismo.

Lucía Alvear: Yo lo vivo como una entrega: Estas personas están aquí, y les regalo esto en este momento.

Amalia Romero: Yo esto no lo considero como un refugio, como un sitio en el que me acurruco. Sino más bien, como el sitio que yo puedo utilizar, porque aquí puedo dar toda mi energía. Quizás en otras circunstancias no me encuentre con situaciones que lo propicien, pero aquí sí que podemos lucirnos.

Lucía Alvear: Como también aquí podemos fracasar…

Amalia Romero: No hay miedo a nada.

Almudena Blanco: También hay una parte de “Vértebras” (que es el principio), donde nos miramos (cosa que yo particularmente necesito). Allí nos reconocemos, y allí estamos…

Esto tiene que ver con la idea de ritual. Es decir: intentamos ritualizar todo con sumo cuidado, porque al fin al cabo la cosa está en incidir en darle importancia al momento. En fin, somos súper detallistas con las cosas.

Remedios Paz: Se trata de entender al teatro como un acto sagrado.

Lucía Alvear: Cuando entras en la tarima hay como un cambio de plano.

Almudena Blanco: La vida pasa de forma automática, pero cuando pasan aquí, pasan de verdad.

-Siendo ustedes herederas de algún modo u otro, de todas las generaciones que han transitado por el Laboratorio de Creación. Está claro que dentro de la tradición que lleva por detrás el Centro TNT, Andanzas y Atalaya, está la idea de entender a las artes escénicas como vehículo de transformación social: me imagino que ello estará en ustedes muy presente. A veces de un modo muy marcado, o de otras maneras.

En los tiempos que corren, donde la crisis climática nos desborda, la incertidumbre que padece la juventud de este país ¿Aún ustedes confían en que el teatro tiene esa capacidad de transformación social?

Lucía Alvear: Cuando una quiere defender algo, para mí eso es un motor.

Almudena Blanco: Nosotras debatimos sobre lo que queremos contar, porque estaremos en un escenario: ello es un altavoz.

 

-Puede parecer anecdótico, que una serie de personas que vienen como público para ver un espectáculo un día a las ocho de la tarde. Además  ello no hará que ninguno de los asistentes, dejen de estar en paro y demás cosas por el estilo ¿Cómo combatimos este tipo de planteamientos que hacen los que menosprecian a las artes escénicas?

Lucía Povedano: El punto no es que le “cambie la vida” a alguien, pero igual generas una idea en su cabeza, una duda. Sólo con generar una duda de algo que ya estaba, y uno se da cuenta de lo que ha sentido en aquél momento, y no me lo había planteado así. Con eso, ya hay algo.

El teatro no cambia las leyes, pero puede cambiar mentes.

Almudena Blanco: Hay teatro Legislativo.

Lucía Povedano: Claro. Pero lo que quiero decir es que, cuando vas al teatro aplaudes y eso. Pero algo de eso se te queda.

Lucía Alvear: Algo reflexionas. Aunque sea para decir el por qué no te ha gustado nada, o para pensar el cómo uno lo haría.

Amalia Romero: Por mi parte pienso, que en esta sociedad que está ahora tan acelerada, ya solamente el hecho de ir al teatro, ya le estás dando valor a algo. Es decir: vas a un sitio, te sientas, has pagado una entrada. Y así se genera algo muy fuerte en el momento que todos están prestando atención a la misma cosa. Todo esto, hoy en día, es complicado que suceda.

Si uno coge el hábito de ir, eso se va quedando dentro de uno mismo: esa parsimonia, ese darle importancia a las cosas. Ya en sí creo que esto es un acto muy necesario.

-O sea que ¿Hacer e ir a ver  teatro, supone un acto de resistencia?

Almudena Blanco: Sí. Aunque no sé si todo teatro, pero si gran parte del espectro.

Es muy nuestro que doce propuestas se metan en la misma obra, hay libertad creativa…, y al final, terminan entrando todas.

-Pues hablemos de cómo ustedes trabajan en tanto Teatro Incandescente…

Es común que estemos muy contentos de encontrarnos con personas con las que se ha coincidido en un proceso de formación, pero ¿Cómo es posible que ustedes hayan conseguido seguir adelante como grupo, que además en este caso, están todos los de una misma generación? Lo digo por lo que implica el que ustedes se organizasen para replantear vuestro segundo año en el Laboratorio, después de la pandemia. Lo cual pudo haberse canalizado de muchas maneras; sin embargo, están ustedes doce componiendo en bloque conformando a Teatro Incandescente.

Lucía Alvear: Pudo haber sido que al final nos hubiésemos dividido en varios grupos,  sin embargo hicimos como una “piña”, tras haber pasado una época tan extraña (me refiero el haber estado todas encerradas en nuestras casas): teníamos muchas ganas de reencontrarnos y de trabajar. Y ello nos impulsó a querer aprovechar el tiempo.

Lucía Povedano: Al mismo tiempo, organizamos el trabajo como si fuese una “escalera”. Es decir: desde la base de que quedábamos, nos reuníamos, todo se votaba… Al Principio no éramos Teatro Incandescente, éramos el grupo del Laboratorio veintidós en su segundo año.

Como te comenté, hicimos la “propuesta” a través  de una creación de tres muestras: Cada uno tuvo una parte individual, después una creación por escenas, y al final, una creación grupal en la que estábamos todos.

¿Qué pasó? Con todas esas creaciones individuales se hizo una dramaturgia completa, en la que se unieron todas esas creaciones. De allí fuimos creciendo poco a poco, lo que nos llevó a tomar la decisión de hacer algo en serio: una obra de teatro.

Lucía Alvear: Nos fuimos organizando por comisiones, momento en el que nos dimos cuenta que está bien que trabajemos de manera horizontal; pero al final, nos decantamos por dividirnos las tareas, mientras confiábamos en lo que las personas iban haciendo en la comisión de al lado.

Ha habido comisión de escritura, dirección, coreografía, música, producción.

 

 

-¿Había alguna manera de participar, puntualmente, en alguna de esas comisiones, o uno ya está en una de ellas y ya?

Lucía Alviar: Si tienes una idea, se la comentas a una persona que pertenezca a la comisión que se encarga de las cosas que estén relacionadas. Todo ello de forma individual, no en medio de una asamblea.

Almudena Blanco: En medio de este viaje, se fueron generando los tres espectáculos que tenemos (más otro que es nuestro, pero es posterior). Y aunque en un principio nos poníamos a probar con escenas de uno, escenas de más, etc…, nos nacía constantemente, el trabajar juntas, el estar todas siempre en escena.

Así nos dimos cuenta que juntas, todo eso ganaba mucha potencia.

Después de que se vayan tres compañeras, seguramente, habrá que reducir el número de personas para poder ir moviendo las piezas. Además, en un futuro seguro que va haber quien esté en la dirección, o lo que fuere.

-Entonces ¿Ustedes se van rotando los roles?

Almudena Blanco: Sí.

-¿Es que llegará un punto en el que una persona asumirá una labor determinada desde hace un tiempo en la comisión de iluminación (por ejemplo), que de repente pasar a esa persona a la de escritura, igual desorienta a esa persona; como también, se desaprovecha el trabajo de investigación y especialización en iluminación, que habrá recorrido hasta aquél momento?

Lucía Alvear: Al principio cada uno se iba proponiendo lo que quería dedicarse, luego poco a poco, fuimos cambiando los roles iniciales. Al mismo tiempo, hemos ido evolucionando en nuestros métodos “burocráticos”, dado que cada uno ha ido viendo donde trabaja mejor, y puede aportar más.

Lucía Povedano: En definitiva, nos vamos adaptando a la realidad del momento.

Amalia Romero: Nunca nos cerramos a que si a uno se le da muy bien hacer otra cosa. Todos intentamos que podamos hacer todo lo posible, para así ofrecer el máximo de riqueza posible.

Por otra parte, durante el segundo año influyó mucho los comentarios que fuimos recibiendo de los profesores del Laboratorio, incluyendo al propio Ricardo Iniesta que le tenemos alta estima. Así mientras íbamos teniendo una evolución, nos dimos cuenta que la cosa funcionaba, y podríamos tomarnos esos halagos en serio.

Almudena Blanco: En eso somos como una “esponja”. Es decir: Si nos dicen algo, lo escuchamos, lo integramos. De hecho “Vértebras”, ha pasado por un montón de cambios con respecto al pre-estreno que tuvimos al final de nuestro Laboratorio de Creación.

En este momento, “Vértebras” ha crecido y ahora es mucho más nuestra.

Con lo que respecta a la gestión de la comisiones, hay una parte donde se estudian nuestras propias “propuestas” de cara a la creación. Así, independientemente de la comisión en la que estemos, están presentes nuestras propuestas (aunque luego se vayan matizando y demás).

 

-Esa será la manera en la que ustedes sienten que en este trabajo hay algo de cada uno de ustedes ¿no?

Almudena Blanco: Claro. Pero ello no sólo para sentirnos parte, sino que además, es que nos está funcionando.

-Suena utópico. Es decir: como una cosa que a muchos les gustaría formar parte. Y por más que algunos lo hayan intentado, se han quedado en el intento. El caso es que aunque se piense que quizás no hayan sido ustedes muy innovadores,  si han dado con la clave para ser efectivos en el desarrollo de este proyecto.

Lucía Alvear: Pero si esto salió de uno de los cursos que hicimos en el Laboratorio. Cuando estuvimos con Raquel Camacho recibiendo una formación de “dramaturgias de la imagen”, en el momento que estuvimos haciendo algunos de los ejercicios que nos pautaba, uno tenía que ser el coreógrafo, otro el director, etc… Y al final, lo hemos siguiendo haciendo de la misma manera.

Amalia Romero: A parte, somos muchas personas, nos queremos mucho. Así que hemos tenido que ir al orden más extremo, para al menos alcanzar el equilibrio.

Lucía Povedano: Obviamente hay que gestionar a un grupo, sobre todo en los momentos en los que no tenemos tanta claridad de lo que conviene hacer. Por eso necesitamos agarrarnos a una organización como sea, porque sino esto se descompone.

Remedios Paz: Una de las cosas que nos funcionan, es hacer la “ronda de sentires”. En ella nos sentamos los doce, cada uno va diciendo lo que le pasa, escuchamos las emociones de cada uno sin juzgarlas. Luego, lo que creo que nos unió mucho es irnos juntos a una casa haciendo convivencia.

-Entonces ¿Eran poco los momentos en los que ustedes se separaban?

Lucía Alvear: La cuestión está en que como estamos trabajando continuamente en la emoción y en lo físico, eso hay que gestionarlo. Y aunque suene ñoño lo de la “ronda de sentires”, es lo que nos ha dado resultados.

Almudena Blanco: El hecho de trabajar en grupo hace que se crucen las cuestiones de trabajo con las relaciones afectivas que se van formando. Además, cuando tú mueves el cuerpo, aunque no estés buscando una emoción, te pasan cosas. Por ejemplo: si muevo un brazo doscientas veces, me pasará algo.

Entonces, eso explota o le damos un lugar. Por ello por más que nuestra comunicación pueda ser a veces mejor o peor, es lo que ha hecho que hayamos conseguido estar tal y como estamos.

 

-¿Creen que les preparan a ustedes  (tanto en la estancia previa y en la que disfrutaron durante el Laboratorio) para semejante reto, que es gestionar un grupo de doce personas?

Es curioso, porque en las artes escénicas siempre hay solos, tríos, etc…, pero siempre estás expuesto a encontrarte en algún momento dentro de  un montaje donde haya mucha más gente. Incluso la dirección puede ser enfocada de un modo más autoritario, o de una manera en el que esa persona sólo es un guía.

Lucía Povedano: A mí eso no me ha pasado nunca. Yo me he ido preparando en lo que dices desde ahora, porque he visto que las cosas se pueden hacer de otra forma y me gusta que sea así. Porque lo otro consistía, en que uno tiene papel y ya sabe su trabajo, y luego se junta con el trabajo de los otros (como fruto del orden que haya marcado la directora).

En otros casos, tienes la libertad en lo que respecta a tú trabajo no en la obra en general.

-He escuchado que ustedes tienen más obras más allá de “Vértebras”…

Almudena Blanco: Esas creaciones de las que te hablaron, empezaron con la pieza “nidos” que fue una “instalación museística”, en la que se activan cuerpos que cuentan historias muy relacionadas con la violencia.

Cuando la retomemos, seguramente, la reformularemos. Aún así funcionó y la gente quedó muy sorprendida de esta muestra que hicimos en el Laboratorio.

Lo cual derivo a responder a la pregunta de cómo nosotros queremos continuar. Luego pasamos a la pieza “jaula de grillos” (en la que nos pidieron que nos arriesgásemos), en la que le dimos la vuelta al teatro. O sea, la misma empieza con nosotros en las butacas y el público estaba sobre el escenario. Por más que nosotros no nos lo hayamos inventado, la cosa funcionó.

La tercera es “Vértebras”, que es para mí como lo que completa a una “trilogía”. Siendo que hay algo que nosotros pensamos en el principio y de algún modo se fue manteniendo, por eso en “Vértebras” hay cosas que salieron en “nidos”…

-¿Se podría decir que estos montajes están sintetizados en “Vértebras”, o piensan mover cada una de esas piezas por separado en el proceso de producción y distribución?

Almudena Blanco: A las tres las hemos presentado en la convocatoria de la Diputación de la provincia de Sevilla.

Luego hay otra que se llama “Silencio”, que la misma nació de una coreografía de danza contemporánea del Laboratorio. A la cual le pusimos un texto, una dramaturgia para crear una partitura de movimiento.

Ésta es una creación compuesta de tres personas, que es muy adaptable a muchos espacios, y digamos que es más íntima.

Lucía Alvear: Remedios y yo nos vamos a hacer un proyecto que hemos llamado “manos a tierra”, que supondrá hacer un viaje por Latinoamérica de Argentina hasta México.

Esto lo hemos hecho dentro de Teatro Incandescente.

 

-¿Esto procede de una escena que ustedes han extraído de uno de vuestros montajes?

Lucía Alvear: Es un proyecto que vamos a ir desarrollando a lo largo del viaje de lo que esté relacionado con el folklore: danza, las historias, música, etc… Entonces, iremos haciendo como un “collage”.

¿Qué quieren ustedes que se sepa de “Vértebras”, para que la gente se anime a ir verles al Teatro TNT más allá de lo que está reflejado en la sinopsis?

Lucía Povedano: Creo que todo partió de que antes creábamos distintas cosas, y luego hacíamos una dramaturgia con las mismas. Al tiempo nos propusimos hacer una dramaturgia, y luego creamos la obra. Cosa que refleja el cómo hemos estado haciendo las cosas hasta ahora.

En cuanto nos centramos en la dramaturgia, decimos escoger unos textos concretos de una obra que nos inspiró, como es el caso de la obra “Tríptico” de Peeping Tom. Entonces nos preguntamos qué podemos sacar de estas obras.

-En esa línea, tengo entendido que ustedes como participantes del Laboratorio de Creación, tienen derecho a ir a ver en el Teatro TNT todo lo que se programe (salvo las compañías que vengan por taquilla) ¿De qué manera eso les ha influido para la creación de “Vértebras” y para vuestra formación general?

Lucía Alvear: Seguro que ves las “propuestas” de cada curso, y consigues relacionarlas con los espectáculos que se habrán visto de ese año.

En el caso de la obra de Peeping Tom, nos gustó al ver la estructura en cuadros…

Almudena Blanco: De Nosferatu te encuentras dos personajes, aunque fue un punto de partida. Asimismo, éste lo sentimos como súper contemporáneo.

Amalia Romero: Había como un rollo absurdo, que luego le hemos llevado a otra dirección.

Lucía Povedano: Había como humor negro: jugar con el dolor desde el humor.

Lucía Alvear: De todas formas, igual que hacemos un “collage” de propuestas, nosotros lo hacemos de textos.

-¿Trabajan ustedes con pautas, o luego se las ingenian para que todo encaje?

Lucía Alvear: En “Vértebras” si que pusimos un tema.

Amalia Romero: En las creaciones anteriores a “Vértebras” había algo en común, pero la cosa no iba tanto por el tema, y las historias. Sino más bien, reflejar qué calidad queremos, que estética, si queremos riesgo  o dolor en alguna escena, etc…

Almudena Blanco: Al final conseguimos estar en un viaje a nivel temático, porque esta historia se ha ido concretizando. Por otra parte, en el inconsciente colectivo hay una tendencia a hablar de algo, en relación a lo que está pasando en el mundo. Lo cual se vuelca casi sin querer, y luego eres consciente cuando lo ves.

Almudena Blanco. Actriz creadora y principio de dramaturga

Almudena Blanco. Actriz creadora y principio de dramaturga

 

-Si ustedes están articulados de esa manera, en la que hay doce personas  y todos van a una. Supongo que más allá de las cosas que habrá tenido que ajustar, habrá cosas que les una de algún modo.

También será una cuestión de tiempo, no me creo que será una cosa de “almas que se unen por destino”.

Lucía Alvear: Se trata de confiar, porque al principio parece que nada tiene sentido. Luego pasa el tiempo mientras se va asentando.

Amalia Romero: Yo creo que en el caso de nuestras obras, aunque sean bastante diferentes entre sí, todas tienen un poco el común el mensaje, de que existe el dolor y podemos aceptarlo y vivir con él.

-¿Ustedes van a la “herida”, como señalando el tipo de realidad en la que vivimos todos?

Amalia Romero: Sí. Siempre partimos de hacer lo que queremos, para luego defenderlo.

-¿Tienen algo programado más allá del estreno de “Vértebras”, de aquí a junio del próximo año?

Almudena Blanco: No. Pero nos quedaremos investigando en el Centro TNT como compañía residente. Aunque aún tenemos que verlo, pero tenemos el fin de seguir creciendo como compañía.

Lucía Povedano: Estamos ahora muy centradas en el trabajo de “Vértebras”. Así a lo que tenemos, le seguirnos dando una vuelta de tuerca para mejorarlo.

Lucía Alvear: Al mismo tiempo, estamos dentro de una fase burocrática, siendo que hemos dado el salto de hacer comisiones a constituirnos como compañía.

-No se suele visibilizar ese tipo de trabajos, en especial en el caso de los grupos “emergentes”. Es que a veces se da la imagen de que actuar sobre un escenario, es sólo reproducir la pieza en cuestión y ya.

Lucía Povedano: Este es un proceso del que vamos aprender, como también sucedió cuando íbamos conformando como grupo. Lo cual implica distribuirnos las tareas y demás, porque lo que hacemos es valioso, es cuidado; sin embargo, hay que llegar a los lugares donde se ven las cosas.

Remedios Paz: Es verdad que no sólo somos actrices, luego nos ponemos a trabajar con la voz, con partituras de movimiento. O sea que creamos la compañía mientras aprendemos a hacer dossieres, hablar con la gente, hacer publicidad, sacar fotos, grabar un vídeo, subirlo en las redes sociales, etc… El otro día estuvimos hablando con una profesora, que nos dijo que pusiésemos en el dossier que somos creadoras, no “actrices y creadoras”.

Amalia Romero: En ese aspecto agradezco el hecho de que seamos doce personas, porque normalmente las compañías son de cinco o seis personas, para poder ganar rentabilidad económica en lo que hace todo el artista.

Isabel Cabrera. Actriz y narradora oral

Isabel Cabrera. Actriz y narradora oral

 

-Y capaz que uno sabe sobre edición de vídeo, pero el otro redacta mejor para hacer el dossier…

Amudena Blanco: Yo creo que nos vamos a depurar bien en eso, después del tiempo que hemos estado separados por el verano; a luego reencontrarnos y retomar “Vértebras”, con la idea de darle una mayor integridad.

-O sea que la obra habrá ido ganando mucha consistencia ¿no?

Lucía Alvear: Sí. Todos estos textos que hemos escogido lo hemos reescrito.

Almudena Blanco: Considero que eso también le da un plus de lo propio, de lo que queremos contar.

Lo que me lleva a decir, que “Vértebras”  es una obra en tres cuadros en la que se exponen las miserias del universo. Ello a través de la erótica del poder, la manipulación y de las luces y las sombras.

Lucía Alvear: Hace poco surgió también el tema de la envidia…

Lucía Povedano: Se plantea la lucha continua del ser humano contra sus propias miserias, y como éste se autodestruye. Pero siempre está presente el mensaje del “sigue para adelante”.

Hay una fluctuación entre las esperanzas y las miserias, que es como un bucle que nunca termina.

-Así que van definiendo a la condición humana.

Lucía Povedano: Pues en eso somos ambiciosas.

De hecho yo diría que “Vértebras” es potente, hay música en directo, hay unos coros súper complicados, hay coreografías. La cosa está en valorar que hemos hecho una cosa muy emocionante , con muy poco recursos.

-Yo entiendo que las artes escénicas se basan en sugerir, por ello no hace falta que digan cada una de las palabras sobre ese tema. Lo cual sería más propio de un ensayo de filosofía.

Almudena Blanco: Ha habido reflexiones filosóficas que se han dado al mismo tiempo del montaje.

Remedios Paz: Hemos tenido por bandera el valorar a la otra persona, y creo que eso es lo que estamos trabajando en la obra, pero a la vez, ello nos ha ayudado mucho como colectivo, como artistas con ganas de proponer cosas, pero luego soltamos aire y reconocemos qué es mejor.

Esto forma parte de nuestro modo de crear, donde vamos validando la individualidad de cada uno, no censurando; sino mirando como brilla cada uno de nosotros, y de qué manera podemos brillar más todos.

Esto entra en contraposición de esa idea, de que en el arte hay que sobresalir con respecto a los demás. Al final estamos todo el tiempo haciendo balanza, y  justo encontrar esos espacios nos encanta, mientras vemos el qué bien le sale esto a la compañera.

Creo que esa ha sido la fuerza que ha conseguido que estemos ahora así.

 

 

 

 

 

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