La sala guarda un silencio de respeto total, de esos que dan vértigo. De ahí no sale nadie sin haber sido manoseado por la gracia de estos dos artistas.
Un violín, el de Luz Prado, desgarra el oscuro y se impone en una fuerza que suspende tu corazón para que no se caiga con lo que viene después. Hay dolor en la creación de este mito. También lucidez, poesía, lirismo, danza, pose y descaro meta teatral.
Desde un claro en el bosque este fantasma aparece, lunático, dejándose ver, pero poco a poco. No te impacientes, le dice a su amante, el público. Hay dolor en sus palabras, las que salen de su boca, y las que dibuja con su cuerpo, que declama, tanto o más, que su texto. Y gracia, el estado de gracia en el que se declara, y, realmente, puede saberse deseable, atractivo, lo que quiera… Pero es para el otro, para su amante, y también para nosotros, porque estamos espectando la intimidad de quien se funde para envolver a su amado. Un sátiro suficiente que quiere ser ninfa, que se sabe bello, que se nos hace bello.
Miradme ahora como paisaje
¡qué paisaje!
ual-la chaval
qué romántico
ual-la
qué bonito soy
qué colores doy
qué silencio tengo
¿no?
Tiene un discurso romántico, pero no es de Alemania, es de un maricón andalú, muy salao y sufriente. Nos vamos a unas cuantas playas con él. Son playas nudistas, todos estamos ya desnudos. Somos playeros sin speedo, gozando del deseo de esos ratos en los que nos sentimos llenos de sol y carentes de sombra, enamorados, complacientes. En el abismo de un baño en pelotas y un cuerpo ardiente que guarda la toalla y enmarca la imagen de cómo te zambulles en el agua inmensa.
El paisaje sonoro va de todos los sonidos de un violín orgánico al baño de una discoteca. El sonido sordo, vulnerable. Una voz delicada, lírica, sin rotos, sigue desgranando las sensaciones que todos guardamos de una playa u otra. Nos pregunta si le vemos para reafirmarse en que está ahí para eso. Metateatro de nuevo, somos sus cómplices. Nos interpela para le veamos y le leamos, con todas sus líneas abiertas.
Alberto Cortés es valiente, sensible. Sin vergüenza, nos habla de la impostura a través de sus brazos que se agitan terminando las frases. Desde el suelo de la excelencia dibuja, en lo alto, eleva, la capacidad de estar herido y mostrarlo. Nos habla de su rechazo por el teatro y de lo profundo de las sensaciones, desde la inteligencia y la cortesía de respetar al oyente pero impacientarlo, flirteando. Qué grácil y luminoso sobre un escenario desnudo, qué buena presencia para hablar de la ausencia de su lehendakari, su coronel. Te deposita su amor, su ardor, el deseo, como si lamiera tu cuello.
Una comunión elocuente, fibrosa, rotunda, la de estos dos artistas para dibujar algo bucólico y que sea moderno, inquietante y afilado. Fresco, atrevido, nada esquivo, te palpa, se da palmadas y se te aprietan las ganas de algo que tienes dentro pero te lo han sacado ellos.
El texto, publicado hace unos meses como Siempre vengo de noche por la editorial Contita me tienes, así como su publicación anterior, Los montes son tuyos, son dos lecturas muy recomendables, donde lo ves todo más andaluz y afilado, pues no tienes delante a esta criatura rompiendo sus fibras sobre el escenario, pendiente de exponer bien, y con gracia, su fragilidad. Te permite, sin la conmoción de su presencia, deleitarte en una escritura fresca, ágil, profunda y llena de imágenes que puedas dotar más de tu propio sentido.
VIOLÍN Y CONVERSACIONES Luz Prado
ILUMINACIÓN Benito Jiménez
SONIDO Óscar Villegas
GRABACIONES DE PIANO César Barco
ESPACIO ESCÉNICO Víctor Colmenero
VESTUARIO Gloria Trenado
MIRADA EXTERNA Mónica Valenciano
PRODUCCIÓN El Mandaíto Producciones SL
COPRODUCCIÓN TNT Terrasa Noves Tendències, Centro de Cultura Contemporánea Condeduque, FITEI-Festival Internacional de Teatro de Expressáo Ibérica, Centre de les Arts Lliures de la Fundació Joan Brossa y Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz
COLABORADORES Azala, Graner, Goethe-Institut Madrid, Escena Patrimonio, Festival de Otoño, Programa de Residencias Artísticas de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales y Ayuntamiento de La Rinconada
Un comentario excepcional, seguramente con acierto y sin duda con belleza. Gracias Begoña