Una pieza escénica se puede disfrutar desde muchos lugares (que dicho sea de paso, ello forma parte de los “derechos” de los espectadores). Pero en ejemplos como el de Any attempt will end in crushed bodies and shattered bones, me resulta difuso distinguir que es una metáfora del tema en cuestión, de lo que es un decisión que se corresponde a la coherencia formal que nos representó este profesional belga.
Es decir: Claro, que cuando una de las intérpretes reproducía un texto en coordinación a lo que se estaba proyectando en el fondo del escenario, hay una alusión directa a lo que se nos adelantó en la sinopsis. No obstante, cuando uno en tanto espectador, pone dicho mensaje en diálogo con lo que ha leído de la pieza en juego, entonces uno se encuentra ante la falsa dicotomía de si el creador ha querido dar margen a muchas lecturas, o que simplemente, éste no ha considerado prioritario que se entienda con precisión cada una de sus emisiones.
He allí que esta pieza de Jan Martens invita a sus espectadores, a escoger qué tipo de disfrute prefiere decantarse de la misma. Si es que Any attempt will end in crushed bodies and shattered bones es un trabajo en el que, perfectamente, se puede poner en suspensión todo a lo que no corresponda a cuestiones netamente formales. Hasta el punto, de enfrentarse a un trabajo coreográfico de primerísimo nivel. Esto es: Any attempt will end in crushed bodies and shattered bones sitúa sobre el escenario a diecisiete intérpretes en el que sus respectivas personalidades, tipo de lenguaje de movimientos, edades, etc.…, son un activo que nos permitía, a nosotros los espectadores, a ver un trabajo en el que cada uno de ellos era un elemento imprescindible para el desarrollo de Any attempt will end in crushed bodies and shattered bones.
Además, los movimientos fueron ejecutados con tanta limpieza y firmeza, cada uno ellos irradiaba tal magnetismo, que no había manera de saltar de uno a otro a lo largo de esta pieza, sin que persista en uno cierta inquietud. Cosa con la que jugó Jan Martens, ya que esas repeticiones incesantes de las frases coreográficas de sus intérpretes, revelaba la evolución que estaban teniendo sus roles en esta pieza, o conocer aquello que, digamos, hemos postergado para más adelante; siendo que este profesional quería que los mismos tuviesen el mismo peso. Lo cual me conduce a afirmar, que si bien es cierto que había momentos en el que los intérpretes constituyeron una masa de personas (piénsese en el momento de las caminatas), ellos transitaban por el espacio estando focalizados en desempeñar sus correspondientes tareas. Algo así como si ellos coincidían en una misma plaza, un mismo vagón de metro…, pero no han construido relaciones interpersonales, dado que “las otras personas no forman parte de sus propios caminos” (por definirlo de alguna forma).
Any attempt will end in crushed bodies and shattered bones fue mucho más lejos con el cambio de vestuario de sus intérpretes. Pues, dirigía a esta pieza a un estadio en el que sus personajes eran humanizados, dado que eran sujetos que llevaban un tiempo “llenando sus vasos de agua hasta el límite” (por así decirlo), y no podían aguantar más sin desfogarse. Lo cual no era incompatible con que siempre haya sabido mantenerse en el “carril” que se les había asignado previamente, sacando a relucir que cada individuo esté como esté en su interior, no para de comportarse como el engranaje que hace posible que las cosas sigan funcionando tal y como funcionan.
Ahora bien ¿lo anterior no es susceptible de asociarlo con la atomización que se vive en las grandes ciudades en los días que corren? ¿Hay aquí una reivindicación política a la individualidad de cada ser humano, en donde su lugar de origen, contextura física, edad, inclinación afectivo-sexual, etc…, es una riqueza propia del ser humano? Sin duda. Pero ¿Y sí trasladamos todas estas cosas y más que nos ofrece esta pieza a través del campo de lo formal, de verdad que estamos “pasando de lado” al mensaje político que nos quiso plantear Jan Martens? En lo que mí respecta, un formato netamente formal contiene un mensaje del tipo político de gran calado.
De cualquier modo, se precisa tener una mirada versada y madura para extrapolarlo a nuestra realidad actual. De lo contrario, piezas como Any attempt will end in crushed bodies and shattered bones correrían el riesgo de ser entendidas como que no van a ningún lado. No con esto quiero desmovilizar a los creadores que apuestan por estas líneas de trabajo, sino más bien, destacar el potencial que tiene el dar a conocer esta disciplina, para que no quede sólo al acceso de una suerte de “élite intelectual”, de personas muy versadas en la materia, o lo que fuere. Siendo que lo que se aborda en las artes escénicas contemporáneas son temas de interés general. He allí que los creadores, las personas que escribimos sobre estas disciplinas, programadores, docentes, etc…, hemos de asumir nuestra responsabilidad para con estas disciplinas, porque lo primordial es no perder de vista el para qué hacemos lo que hacemos.