Cine en Achtung! | Por Débora García
Adorada por unos, por ser un referente del llamado movimiento “Pulp”, y denostada por otros por la “simpleza” de su guión, lo cierto es que Barbarella no deja indiferente a nadie, como toda gran película de culto que se precie. Roger Vadim (un advenedizo de la Nouvelle Vague, más conocido por sus conquistas amatorias que por su cine) fue el encargado de dirigir esta paranoia psicodélico-espacial a la que unos años antes había dado vida, en forma de viñetas, el autor francés Jean-Claude Forest. Barbarella es deudora de las películas de serie B de la época, pero al mismo tiempo supone una vuelta de tuerca al género de la ciencia ficción. Cuarenta años después, hay pocos filmes que puedan igualar la originalidad, la plasticidad y el universo extremadamente “kistch” creado por Vadim en base al cómic de Forest. Todo el film es un derroche de creatividad, desde la nave espacial completamente forrada de peluche -con cuadro de Monet incluido- hasta el copiadísimo vestuario diseñado por Paco Rabanne. Un vestuario que sienta como una segunda piel a la protagonista y atracción indiscutible de la película: Jane Fonda. Desconocemos los nombres que había barajado Vadim antes del rodaje de Barbarella, pero hoy en día es imposible imaginar cualquier otra candidata más adecuada para interpretar a la ingenua heroína intergaláctica obligada, por azar, a salvar el Cosmos de los pérfidos planes del profesor Duran Duran y la Reina Negra. Fonda, que por aquel entonces era una activista demócrata y feminista convencida, encarna a la perfección los valores que transmite la película: libertad sexual y liberación femenina, influencia del movimiento hippie y las revoluciones intelectuales que se pergeñaban a mediados de los 60. Quizá, el buenrollismo y el “paz y amor” que se respiran en la película pueda haber repercutido en la falta de profundidad de muchos diálogos. Eso no se puede negar. Pero quien busque un sesudo y profundo ejercicio cinematográfico en Barbarella probablemente se haya equivocado de dimensión espacio-temporal. Aquí hablamos de ciencia ficción en clave de comedia -con ciertos tintes eróticos- que, pese a todo, contiene interesantes referencias sociopolíticas. Sólo hace falta prestar un mínimo de atención para descubrir alusiones a la carrera armamentística generada por la Guerra Fría y críticas a la hipócrita moral “yankee”. Todo eso, claro, si los brillantes y escuetos trajes de Jane Fonda permitieran tanta concentración…
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