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Si alguna auténtica estrella del Rock tenemos desde hace 30 años es Bunbury. Si alguien nos trata de usted y con respeto, presentándose siempre con elementos distintivos y tomando en serio a su público es él.

Lo primero que me fascina de él es su voz, cuando una buena voz es síntoma de programas prefabricados con jueces desde hace más de 15 años. Bunbury no puede negarse esa parte de sí mismo.

En la música hay mucha tontería, que niega al talento vocal la misma apreciación que al talento tocando un instrumento. Pero ver a Bunbury, El Intérprete, es disfrutar de un espectáculo esencial. Y su voz, increíble, característica y bestia es parte de ello.

Es un genio molesto, verle hace sentir las carencias de todos.

Nadie tiene un público como el suyo, que ya se conoce las canciones de su nuevo álbum y con ellas da una temperatura al palacio de deportes que asegura que tendremos más Bunbury… un público más cerca de los 50 que de los 20.

Nadie nos enseña nuestros complejos de la misma manera, y nos hace cantar con himnos de nuestra sangre, como «Infinito», recordándonos que venimos de una tradición negra, de dolor y heridas, lo nuestro es latino.

Nadie con una carrera tan ecléctica, que se pasea por tradiciones variadas nos enseña todos los dueños de la verdad absoluta, que son los que escriben las crónicas y reflejan las imperfecciones de alguien que disfruta de casi todo lo que es música. Y eso es lo que nos da. Todo lo que llamamos música.

Si todo esto no es motivo suficiente para verle en la gira que tiene en 2017 y 2018 con su nuevo álbum «Expectativas», vamos a añadir más razones. Un listado de canciones que incluye a Cuna de Caín

O la actitud correcta

Tuve la suerte de ir con una enamorada de Bunbury. Le dije que aplaudía la maestría que tenía en siendo quién es, en incluir alguna versión de Héroes. En una ocasión me pareció la droga que les daba para que entrara suavemente otra canción nueva. Sin entrar en si esa apreciación era más o menos correcta, noté que para ella todas las canciones fueron redondas. Parte de lo que disfruta Bunbury es una reverencia que independientemente de lo merecida que sea, es absoluta.

Expectativas

Impresionantemente delgado y atractivo, con un traje blanco chaleco y camiseta interior. Nos dio 2 horas de concierto, dando a su banda un espacio y nombrándolos más de una vez. Los Santos Inocentes son Quino Bejár, Robert Castellanos, Ramón Gacías, Jordi Mena, Jorge “Rebe” Rebenaque y Álvaro Suite, con talento y pose. Y cuenta con la participación especial de Santi del Campo al saxo.

Quedan para mi memoria personal e intransferible oír a Bunbury y a los Santos inocentes en «Parecemos tontos», «Los habitantes», «El hombre delgado que no flaqueará jamás», «Maldito duente» , «Que tengas suertecita», «Infinito», la versión de «Sí» y «Lady Blue» y un discurso con pinta de improvisado, donde Bunbury afirmaba que lo que él quería decir lo decía no en las entrevistas, sino en sus canciones. Todo lo que llamamos música.

Nada más y nada menos.

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