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De carencia y atraso, Mi teoría sobre la educación. Llevaba ya mucho tiempo quejándome del sistema educativo de España, no veía un motivo primordial por el que tuviéramos políticos tan estúpidos que redactaran leyes tan ineficientes. Ahora lo sé. Ahora entiendo perfectamente los motivos del estancamiento de este país.

En segundo de bachillerato se estudia Historia de España, supuestamente el motivo principal por el que damos esta asignatura es para no repetir los errores que cometimos en el pasado. El tema de la corrupción sin ir más lejos es uno de los que llevamos arrastrando antes del régimen liberal con los Austrias, en el régimen liberal con los Borbones y ahora, en la actualidad, con todos estos primores de diputados que tenemos luchando por nuestros derechos día a día—teóricamente—. Pero, en vez de ponerme a contaros la historia desde mi punto de vista, me parece mucho más divertido e interesante citar los apartados del libro que estudiamos que más han brillado precisamente por la falta de luces que tuvieron en la toma de decisiones.

Para ponernos en situación: estamos en la Restauración Borbónica (1874-1902) con el reinado de Alfonso XII, comenzamos con la Constitución del 76 que dentro de lo que cabe, no estaba mal para su época, basada en el bipartidismo inglés—estuvimos espabilados para copiarles el sistema de robos pero no para industrializar el país, típico—, la alternancia pacífica, el caciquismo y el PUCHERAZO (el divino arte español de alterar el resultado de las elecciones).

La diversión comienza ahora: pérdida de las colonias y crisis del 98. «Aunque el gobierno de Sagasta abolió la esclavitud en Cuba, la presión de los grupos españolistas impidió hacer efectivas las promesas de la Paz de Zanjón». Sagasta les prometió que aboliría la esclavitud y les daría más autonomía para gobernarse, algo que no hizo. Típico de los políticos. Al final acabamos perdiendo todas las colonias, como era de esperar. Lo gracioso de esto es que hay un pequeño apartado llamado: El Regeneracionismo que proponía acciones tales como eliminar la oligarquía, el nepotismo y el caciquismo, pero borrar el nepotismo de España aún parece una broma en la vida real. Ahora lo llaman puertas giratorias en la tele. Todo el mundo dice enchufe.

Mi parte favorita es, cuando a las Comunidades Autónomas se le ocurre meter toda la economía de un siglo entero en un tema, así como quien no quiere la cosa. Como cuando se te olvidan los conceptos en el examen global y tienes que insertar a última hora: ***Continuación del ejercicio 1***;. Todo bien concentrado, como una pastilla de Avecrem. En esta unidad, me limitaré a poner los títulos de los epígrafes:

1. El lento crecimiento de la población. 1.1. Crecimiento demográfico moderado. La excepción de Cataluña.

2. La agricultura: entre las desamortizaciones y el estancamiento. 2.3. Los cambios agrarios y la persistencia de la tradición.

3. Deficiente industrialización.  3.1. El retraso de la industrialización y sus causas.

4. Las dificultades de los transportes («Un mercado interior que estimulase la producción industrial resultó imposible debido a las insuficiencias de los sistemas de transporte»).

7. Los problemas de la industrialización en Andalucía. 7.2. Fracaso, desarrollo desigual y limitaciones.

Lo que quiero decir con todo esto es que realmente tenemos un país con potencial, tenemos muchísima riqueza cultural—aunque las culturas insistan en contraponerse—, en España se convocan más de tres mil premios literarios al año, hay cultura, hay localidades que invierten en ella. No todos estamos equivocados. El error es que los dirigentes de los partidos de masas que nos representan como buenamente pueden en el parlamento, no conocen nuestras necesidades. Tal vez, esta vez sí que quisieron hacer lo mismo que los demás países: la LOE era una ley que fracasó en Francia, la LOMCE era otra ley que fracasó en Francia y, está claro que si en Francia no funciona, en España menos aún. Hay falta de innovación, no por parte de los pensadores que estamos aquí abajo quejándonos desde las plataformas intelectuales; desde ahí arriba que no se escuchan nuestros gritos.

Si tuviera que redactar una ley educativa, no la redactaría yo. Buscaría al profesorado que se enfrentan día a día al alumnado en las aulas y preguntaría por lo que es necesario. En segundo de bachillerato, ¿Es realmente necesario dar la prehistoria? Nos enfrentamos a un temario imposible de dar en un año, cada centro educativo ha empezado por donde ha querido y ahora resulta, que llegaremos a la carrera sin conocer las causas de la Guerra Civil, una herida aún abierta en las raíces de nuestra tierra. Llegaremos a la universidad escuchando a nuestros mayores hablando de pesetas, sin conocer nada de la época. Nada más de lo que nos han contado. Eso es justo lo que no haría, redactar una ley educativa que no sirviera para conocer los conflictos de tu actualidad. Eso sí que no.

Pero bueno, como en la Revolución Agraria, en la Ilustración, en el Pensamiento Liberal, en el Capitalismo, en los transportes, en la Revolución Industrial, en el pensamiento político, en la inversión de I+D+i… España siempre se reducirá en los libros de historia con dos palabras:

CARENCIA y ATRASO.

¿Tan deprimentes somos? ¿Tan deprimentes somos de verdad?

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