Por Marcos Rodríguez Velo
Cuarto disco y diez años de honrosa carrera para Dave 1 y P-Thugg. El retorno, después del poco convincente Bussiness Casual, rezuma unas renovadas ganas de hacer mover las pistas de baile a ritmo de funk, disco y algunas pinceladas de hipsterismo para las masas. Es de hecho necesario resaltar la presencia de dos cabezas sagradas de la escena hipster internacional: uno es el multipremiado y elegantísimo Toro y Moi, que en Come Alive da muestra de su finísimo estilo; la otra es Solange, que en Lost on the Way Home nos conquista con su sensual voz (recordando en algunos pasajes a Marie Fredriksson, la cantante de Roxette).
En este nuevo trabajo destacan esas canciones que apuntan hacia el funky disco más vintage, pasando por encima de los 80 y sumergiéndose de lleno en la década precedente: un sonido a películas de Tarantino, teclados sucios, de esos con polvo entre los potenciómetros. Chromeo nos hacen soñar con películas de serie B en colores pastel con Over Your Shoulder, intentan reproponer el blues en la intro de Hard To Say No, los up-tempos de Michael Jackson en Somethingood y los ritmos de Giorgio Moroder en Play The Fool.
Se ofrece, por tanto, una pausa al vocoder y al electro-funk, cambiándolos por micrófonos añejos, chaquetas con lentejuelas y pantalones de campana. Si en su debut y en los discos sucesivos parecía que el dúo canadiense parecía ir a remolque de lo que sucedía a su alrededor, hoy – será la edad, será el decenio de actividad – han encontrado una voz creíble y personal. Algunos dirán que fueron Daft Punk con RAM los que redescubrieron las atmósferas disco de los años 70, pero el sonido no está aquí tan estudiado, es un plato para consumir de inmediato sobre la pista de baile, sin construir demasiada “retrofilia”. En resumen, un dúo que hace su trabajo a conciencia, preparado para gente que ronda los treinta. Ya no es un juego de niños, pero nos hace bailar igualmente. Bravo, Chromeo.
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