#Cine en Achtung! | Por José Puglisi
“Que Dios ayude a mi pobre alma”. Esas fueron las últimas palabras que el gran escritor Edgar Allan Poe pronunció antes de morir en la madrugada del 7 de octubre de 1849 en el Washington College Hospital. Su muerte fue inesperada y repleta de misterios. Poe, a quien se le había perdido el rastro por un tiempo, fue encontrado delirando en las calles de Baltimore, vestido con prendas de otra persona y necesitando ayuda médica. Lo que el escritor vivió antes de ser internado por cuatro días en un hospital es aún un misterio. Un secreto que la película El enigma del cuervo busca revelar con dosis de imaginación, intriga y muerte. Un digno homenaje a uno de los mejores autores de relatos cortos y novelas góticas.
En la producción cinematográfica, un asesino en serie ha tomado las obras de ficción de Allan Poe como fuente de inspiración para realizar los más despiadados homicidios. Lo que obliga al escritor a interrumpir su cotidianidad y colaborar con las fuerzas policiales para comprender cada uno de los crímenes e hilarlos para dar con el culpable. De esta manera, los espectadores se pasean por las obras más representativas del autor norteamericano y hasta podrán oírle recitar un extracto de su famoso poema El Cuervo.
La historia, totalmente ficticia, está inundada de pequeños detalles reales que permiten recrear la verdadera personalidad de Allan Poe. Más allá de mostrar su alcoholismo, al que muchos atribuyen la causa de su muerte, El enigma del cuervo cuida otros detalles como la boda prevista para el 17 de agosto (10 días después de su muerte) con el amor de su juventud, Sarah Elmira, su pasión por la ciencia y su conducta autodestructiva. Asimismo, se le observa como un hombre osado, pero entregado plenamente a la belleza de la escritura. Su rivalidad literaria con Rufus “Ludwig” Wilmot Griswold, los constantes problemas con su editor tampoco pasan desapercibidos en medio de la película (aunque estos últimos fueron un tanto alterados).
Con un vestuario muy adaptado a la época, un cuidado excepcional a los detalles temporales de la escenografía y diálogos recreados a partir de las frases del propio escritor norteamericano, El enigma del cuervo permite resucitar a Allan Poe y conocerle en su época. Sin embargo, no hay que malinterpretarlo, no se trata de un documental y no es una representación exacta. Más bien, es la aproximación a un personaje lleno de sombras, pero capaz de romperlas para mostrar sus preocupaciones existenciales. En medio de ese paseo por la mente de Allan Poe se comprende, aún más, el espíritu de sus obras y se le imagina recitando, con una pasión envidiable, que “a la muerte se le toma de frente con valor y después se le invita a una copa”… Si ves la película, entenderás por qué…
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