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#Cine en Achtung! | Por Javier Vayá

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En este país en el que vivimos dedicarse al mundo del cine se está convirtiendo día tras día en una especie de heroicidad o acto de fe más que en el sano y libre ejercicio cultural que debería suponer. Los cineastas son las víctimas perfectas de un gobierno con clara hambre de Vendetta política que en lugar de promocionar y ayudar al cine patrio se guardó para el sector el primero de sus sanguinarios y feroces recortes, reservándose la puntilla de la subida del IVA como estocada final. Hablando de estocadas resulta extraño que esos recortes y subida del IVA que van a suponer la muerte del cine y el teatro en España no se hayan extendido por ejemplo al mundo de Los Toros o al de los grandes Lobbys de prensa escrita o editorial.

Mientras, los medios afines se encargan de vapulear y ridiculizar el cine de nuestro país con la casposa coletilla de que todo el cine español es malo, idea que parece grabada a fuego de manera endémica en el posible público tan reacio a llenar las salas en las que se proyecta una cinta española como a que le corten el brazo derecho. Con semejante panorama a nuestros cineastas parecen quedarles dos salidas; la generación más joven y renovadora, liderada por gente como Nacho Vigalondo, Juan Carlos Fresnadillo, Rodrigo Cortés o Alberto Rodriguez (Grupo 7), entre otros, parecen decididos a escuchar los cantos de sirena que les llegan desde otros países, sobre todo Estados Unidos, en los que parecen valorar mucho más nuestro cine que nosotros mismos. La generación más veterana y tal vez más desencantada opta por otras vías para poder contar sus historias como es la de la literatura.

Esta es la principal razón por la que nos podemos encontrar en los estantes de las librerías un cada vez más nutrido número de libros firmados por gente que hasta ahora estaba claramente ligada al séptimo arte. Por supuesto también existen casos en los que ese cambio de medio responde más a una inquietud artística que a la necesidad. Sea como fuere, este artículo pretende hacer un pequeño recorrido por esos nombres cinematográficos que compiten actualmente no en las carteleras sino en el papel impreso.

Manuel Gutiérrez Aragón

Uno de nuestros mejores y más veteranos directores y guionistas, autor de maravillosas películas como El rey del río, Habla mudita o El corazón del bosque.  Recibirá en breve la Medalla de Oro de la Academia de Cine. Decidió hace años retirarse del mundo del cine tal vez adelantándose a lo que estaba por venir. Tras ganar el Premio Herralde en 2008 con su primera novela, La vida antes de Marzo, nos presenta ahora Gloria mía (Anagrama), una historia sobre un hombre que pasa de luchar como guerrillero en Colombia defendiendo ideales revolucionarios a convertirse en un feroz ejecutivo defensor del peor capitalismo. De manera insospechada el amor tendrá mucho que ver en esta divertida y a la vez dramática historia.

Julio Medem

Verdadero renovador del cine español, icono de una generación con películas como La ardilla roja, Tierra o Lucía y el sexo, Medem paseó su último guión por todas las productoras sin encontrar a nadie que estuviera dispuesto a financiarlo. Decidió desistir y convertir dicho guión en su primera novela, Aspasia, amante de Atenas (Espasa).  Una novela histórica sobre Aspasia de Mileto, que con su sabiduría y belleza enamoró a Pericles y fue amiga de Platón.  A través de sus páginas el lector la acompañará desde su infancia en la ciudad  de Mileto a su adolescencia en el harén de Artajerjes y su primera juventud como esclava en Esparta: un camino de conocimiento y perfección que desemboca, a sus veinte años, en Atenas.

Agustín Díaz Yanes

Escritor y guionista, aclamado por crítica y público por su excelente Ópera prima como director Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto y más bien ninguneado después con posteriores cintas como Alatriste o la también muy recomendable Sólo quiero caminar, su caso es parecido al de Medem, tras no encontrar financiación para su proyecto para una serie de televisión decidió —convencido por una editorial— trasladar su historia al papel impreso. En Simpatía por el diablo (Espasa), Yánez nos ofrece un Thriller cuyo escenario es la actual crisis económica y en el que los poderes económicos socavan a los políticos. Algo que, desgraciadamente, tiene muy poco de ficción.

Nancho Novo

En este caso nos encontramos ante un claro ejemplo de inquietud artística. Nancho Novo es sobre todo conocido por su faceta de actor (muy ligada en un principio a Julio Medem) pero el gallego es un hombre polifacético, músico, director de teatro, escritor o colaborador en radio. Despertar (Bartleby ediciones) es su segunda novela en la que narra la historia, según explica Novo,  de un chaval que deja de serlo en algún punto entre 1978 y 2036. “El personaje, Jaime, tiene una fantasía sexual desde adolescente, y al final la fantasía se acaba enamorando de su creador”. Entretanto, la vida real transcurre entre el Santiago de los 70 y el Madrid de a partir de los 80. “Que son épocas y lugares que conozco, que son mi mundo”, señala Novo. “Pero los personajes son todos inventados, y provienen de un cuento que escribí hace tiempo”. Un libro que conjuga ficción y realidad de manera muy divertida y con muchos giros inesperados, explica su editor.

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Rubén Ochandiano

Otro actor con muchas inquietudes, muy conocido por ser un habitual en series de televisión ha trabajado en cine para directores como Pedro Almodóvar en Los abrazos rotos o González Iñárritu en Biutiful.  Pese a su juventud ya ha dirigido varios cortos e incluso adaptaciones teatrales de la talla de La gaviota de Chéjov.  Aceptó la propuesta de una editorial para convertir un guión propio que tampoco encontró financiación en su primera novela, Historia de amor sin título (Conspicua). En una reciente entrevista para Culturamás comentaba así el argumento de su obra: “Es una historia de amor en el contexto de una familia disfuncional, vista a través de los ojos de una periodista a la que le encargan contar un caso excepcional pero no le explican el por qué. Ella tiene que hacer un reportaje sobre Mario Ruiz, el chico que vivió esa historia de amor y averiguar qué pasó con su objeto de deseo, por qué desapareció.”

Gonzalo Suárez

He querido incluir a Gonzalo Suárez en esta lista a pesar de que su caso pudiera ser más bien el contrario, comenzó como escritor y más tarde se pasó al cine y ha ido alternando un medio con el otro de manera habitual. De hecho su cine está claramente marcado por un poso literario, Reina Zanahoria, Epílogo, Don Juan en los infiernos o Remando al viento son sólo algunos claros ejemplos de ese cine tan maravilloso como necesario. Su faceta como escritor consiguió emocionar al mismísimo Julio Cortázar, ahora tiene una nueva novela en el mercado, lo cual siempre es una magnífica noticia. El síndrome de albatros (Seix Barral) en la que una viuda encuentra entre los papeles de su difunto marido el manuscrito de una obra teatral obscena que él había escrito en secreto. Intrigada por el hallazgo, contrata a un escritor para que investigue la posible existencia, más allá de la ficción, de uno de los personajes femeninos de la obra. El personaje en cuestión es una jovencita cuyo erotismo despierta la curiosidad y los celos de la viuda. Como si de un detective de novela negra se tratara, Ernesto Zóster acaba aceptando este insólito encargo, pero no tardará en verse involucrado en la trama al descubrir cosas de su propia vida.

A pesar de un gobierno que detesta la cultura por miedo a una sociedad capaz de pensar por sí misma, debemos agradecer que los grandes contadores de historias siempre encuentren vías para hacernos llegar sus obras.

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