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#Literatura en Achtung! | Por Ignacio Prados 

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 «Creo que la televisión es muy educativa. Cuando alguien la enciende me voy a leer un libro» Groucho Marx.

Este pensamiento de Groucho Marx no es el mayoritario en nuestra sociedad, ya que es evidente que la gente lee menos y que cada día consume más tiempo enfrente de la pantalla, observando imágenes en movimiento. Tanto da cine como televisión, ambos se han convertido en la opción de ocio preferente en nuestra sociedad, mientras los libros han quedado relegados en un segundo plano para muchos. Aún así, lo innegable es que la literatura tiene y ha tenido una influencia decisiva en el devenir de los dos soportes, y ya que estamos en pleno Día del Libro, nada mejor que dar una vuelta por la influencia de los libros en las ficciones televisivas de los últimos años.

 Una vuelta de tuerca a los clásicos

De la última hornada de series hay una en la que destaca el papel del libro, que llega a convertirse incluso en un elemento clave de la acción. Es Once upon a time. Tomando como base los cuentos clásicos la serie nos presenta a la hija de Blancanieves y el Príncipe Encantador, la única persona capaz de romper el hechizo que la malvada reina ha lanzado sobre los personajes de cuento para encerrarlos en nuestro mundo contra su voluntad, más concretamente en un pueblo de Maine, Storybrooke. Además de contar con un referente como son los cuentos más clásicos, un libro en manos de Henry (el niño que desencadena la trama) es un elemento recurrente en la historia, ya que en él se narran los acontecimientos en los que ha derivado la dramática situación de personajes como Pepito Grillo, los siete enanitos o Caperucita, encerrados en un mundo que no es el suyo sin saberlo.

series-cine-literatura-grimm-revista-achtungOnce upon a time no es la única serie que se sirve de estos cuentos de tradición oral para crear su historia, ya que también esta temporada se ha estrenado Grimm. En este caso los personajes de cuento son criaturas maléficas y letales para el hombre que viven ocultas en nuestra sociedad, y solo los Grimm, los humanos elegidos, pueden descubrirlos y acabar con ellos. Así, en este caso los personajes de cuento dejan de ser amables para convertirse en lobos, brujas, parcas y trolls dispuestos a acabar con sus eternos enemigos, los Grimm, y hacer el máximo daño posible a la humanidad.

Pero esta actualización de los clásicos no se queda solo en el campo de las recopilaciones de cuentos orales, sino que afecta a grandes obras de la literatura. Así tenemos a Sons of Anarchy, una adaptación de Hamlet en la que Dinamarca es sustituida por una banda de moteros de California. La reina se cambia por una madre manipuladora y el fantasma del rey por los escritos de un padre que permiten que su hijo cambie la visión que tenía de él y los caballos por motos de gran cilindrada y nos encontramos con una serie merecedora de elogios y varias nominaciones y  algún galardón. Otro gran clásico adaptado a nuestros días es Sherlock, de la BBC, una versión del detective más célebre que ha encandilado a crítica y público por igual. Del mismo creador, Steve Moffat, es también Jekyll, que revisita el clásico de la ciencia-ficción El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde.

 Llevando las páginas a las pantallas

En el cine es habitual ver trasladados a la pantalla novelas, obras de teatro y relatos, pero no así en la televisión. Si exceptuamos las múltiples adaptaciones que ha realizado a lo largo de su historia la BBC de clásicos ingleses (historias de Jane Austen o Charles Dickens entre otros) y algunas cadenas de cable norteamericanas con obras de la literatura estadounidense (Mildred Pierce), nos quedamos con pocas obras que podemos disfrutar en formato televisivo.

La HBO, la cadena de cable más prestigiosa, cuenta actualmente con Juego de Tronos y True Blood, dos series surgidas de dos sagas literarias muy populares. Por un lado, Juego de Tronos es una adaptación de Canción de Hielo y Fuego, del autor George R.R. Martin. Una historia dura en un mundo inspirado en la Edad Media europea, llena de reflexiones sobre el poder, la muerte o la lealtad, está haciendo delicias de los fans de los libros por su fidelidad a ellos (algo tendrá que ver que el propio Martin sea productor de la serie y guionista de  algunos capítulos) y al mismo tiempo cosechando nuevos seguidores para las novelas y alabanzas desde la crítica. Sin embargo, True Blood se aleja de la línea de los libros escritos por Charlaine Harris, y sigue sus propios derroteros. Con el sexo y la violencia rodeadas de un aire a parodia o patetismo, la historia de Sookie y los vampiros, hombres lobo y otros extraños seres que la rodean.

Pero no solo de adultos y de historias truculentas vive la literatura, los adolescentes son grandes consumidores de libros y eso se refleja de algún modo en las adaptaciones televisivas. La CW, esa cadena cuyo principal público son mujeres jóvenes cuenta con tres de ellas en su programación. Gossip Girl, adaptación de las novelas de Cecily von Ziegesar, es un retrato de las jóvenes socialités de Nueva York, con sus amoríos y sus desencuentros. Todo un fenómeno en su momento, se convirtió en un icono de la moda catapultando a sus actores a la fama, actualmente va por su quinta temporada. The Vampire Diaries es la respuesta de la cadena al fenómeno Crepúsculo, una serie sobre vampiros enamorados de humanas en un instituto de la América rural que va ya por su tercera temporada. Su autora, L.J. Smith, también lo es de The Secret Circle, una serie sobre magia y hechicería con mucho de telenovela en medio. En su primera temporada la serie ha ido cuesta abajo en las audiencias, así que su posible renovación es bastante dudosa.

El escritor como personaje

El escritor siempre se ha rodeado de cierto misticismo y misterio en el imaginario popular. Del Poe borracho al Lovecraft enfermo, o el solitario Salinger, los literatos han gozado de cierto estatus en la sociedad, bueno o malo, pero son personajes que siempre han despertado el interés de la gente. Así, las series no los han olvidado y los han incluido en diversas ocasiones, muchas de ellas como protagonista.

series-cine-literatura-bones-revista-achtungJessica Beatrice Fletcher (Angela Lansbury), la autora de novelas de misterio de Se ha escrito un crimen, quizá es una de las más populares. Una mujer ya mayor que investiga crímenes mientras escribe sus libros o los promociona por Estados Unidos adelante. La serie, que cuenta con 256 capítulos y que se emitió entre 1984 y 1996, es sin duda alguna de las series más recordadas de los últimos años. Otro autor de misterio que investiga crímenes es Richard Castle (Nathan Fillion). Sarcástico, seductor y muy dado a meterse en líos, Castle ayudará a un grupo de la policía de Nueva York a resolver asesinatos gracias a sus instintos adquiridos escribiendo sus bestsellers. Otra escritora de novelas policíacas es la doctora Temperance Brennan (Emily Deschanel), de Bones, una forense especial que resolverá homicidios con la ayuda de su equipo. Este personaje está a su vez inspirado en una escritora de verdad, Kathy Reichs, una forense que ha plasmado en novelas su vida profesional.

Otro escritor, en este caso rayano con lo patético, es el interpretado por Jason Schwartzman, Jonathan Ames, escritor neoyorquino que ejerce como detective privado sin licencia en la comedia de la HBO Bored to death.

El libro como elemento clave

El libro como objeto a veces tiene mucha importancia dentro de la historia. Ahí tenemos a la ya mencionada Once upon a time, donde el libro de cuentos nos va desvelando la historia real de algunos personajes. Las hermanas Halliwell de Embrujadas contaban con otro libro que las ayudaba en su lucha contra el mal, El Libro de las Sombras, una especie de enciclopedia sobre todo monstruo que se encontraran estas brujas. Curiosamente ese mismo término es usado en la serie de la CW The Secret Circle, Libro de las Sombras, para referirse al libro en el que reside la sabiduría de brujos de cada familia. Otra serie del mismo corte, en este caso Supernatural, también tiene un libro como punto de referencia para las dudas de los protagonistas.

Hasta aquí este repaso de la relación entre literatura y televisión, una relación que ha dado no muchos pero grandes resultados. Aún se puede hacer mucho en y hay mucho que explorar, pero hay cierto interés creciente en el mundo de la ficción televisiva por la literatura y viceversa, por lo que seguramente en los próximos años la televisión y el mundo de las letras van a ir estrechando su relación.

@Victimista

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