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Por Laura Matalonga

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La hazaña la protagonizan Manolo Hernández y Vicente García, dos guionistas en paro que rompieron literalmente la hucha para embarcarse en el primer largometraje de su carrera. Una película grabada casi íntegramente en el subsuelo arqueológico de las termas romanas del Museo de Badalona (Barcelona). Un escenario de lujo que, según comentan, “nos ofrecía ese plus que necesitábamos para acabar de armar el proyecto”. Y para ello, tan solo necesitaron 6 días. O más concretamente, 4 noches, 1 día y 2 tardes.

Domo cuenta la historia de una chica –Sira- que trabaja de noche en el Museo Morgen Brandt, un museo que se construyó recientemente sobre lo que fue la casa de una soprano de origen alemán y que dio nombre al museo. Pero empiezan a suceder cosas extrañas y poco a poco el personal que trabaja en el Museo se va marchando dejando así a Sira sola por la noche. Al poco tiempo, empieza a tener miedo y a sentir que no está sola.

Según Manolo y Vicente, se trata de “un guion clásico” aunque creen haber encontrado una fórmula narrativa novedosa basada en un terror paranormal e hipnótico. La mezcla de ambos consideran que puede ser suficiente para dar un paso en firme en la industria cinematográfica y lograr así hacerse un hueco en este ‘mundillo’.

La Bruja de Blair, REC y Paranormal Activity son algunos de los precedentes más conocidos de este género cinematográfico y, aunque creen que “en el cine está todo inventado”, están convencidos que han sabido dar forma a un largometraje original y nada convencional en el que la expectativa que quieren crear es su mayor baza.

“La comodidad mata la impronta y el ingenio”. Este es el lema de Manolo y Vicente, que en todo momento han optado por lo no convencional y más arriesgado. Por eso y por su pasión por el cine, decidieron invertir todos sus ahorros en este proyecto. Y no solo ellos, sino que además cuentan con un equipo de 40 personas que tampoco se han beneficiado económicamente de su trabajo en Domo. Pero, como ellos dicen, “nadie cobra, pero todos son grandes profesionales con experiencia”.

Pese al cortísimo tiempo de grabación, han invertido casi tres años en elaborar el guion. La primera piedra la pusieron en 2010 y no fue hasta mayo de 2012 que empezaron a grabar. “Debido al lenguaje narrativo tuvimos una serie de problemas enormes a la hora de confeccionar el guion. Por eso tardamos tanto tiempo en madurarlo”, aseguran.

Y como todo buen guionista, Manolo y Vicente tienen un cajón lleno de guiones inacabados. Un día decidieron rebuscar entre todos ellos hasta dar con una vieja idea: una chica está sola limpiando en un lugar “x” sin poco misterio. Aunque en ese lugar hay un cuadro con una familia dibujada en él. De repente la chica ve que el cuadro se ha vuelto negro y al final ella acaba por aparecer dentro de él. En ese momento lo llamaron “El cuadro negro” y luego, después de mucho hacer y deshacer, la historia acabó titulándose Domo. Y de esa película ya no queda nada, aunque quizás algún avispado sea capaz de atar algún cabo que otro. “Como cualquier proceso creativo, lo que acaba saliendo no tiene mucho que ver con lo que se empezó a escribir”, dice Manolo. “Esto es pura ficción”, añade. 

@LMatalonga

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