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Mario

Mario

En los momentos tan complicados que hemos pasado todos donde la COVID-19 se apoderaba de nuestras voluntades, casi como un mal sueño, sentí la necesidad de abstraerme de tanto bombardeo de información.

La falta de los seres queridos y la ausencia de libertad me provocó una necesidad de acercamiento al ser humano. Empecé bocetando, por primera vez en mi vida, algún que otro retrato de familiares y amigos, los que más echaba en falta.

Descubrí, con sorpresa, mi gran capacidad para dibujar, que como una revelación, me ha dado la seguridad y la voluntad de aprender, ahora, a mis 55 años, y demostrarme a mí misma que nuestro camino no tiene edad ni fronteras.

Me queda mucho por recorrer, y grandes retos que conseguir, apenas he comenzado hace cuatro meses. Lo que pretendo es plasmar el alma de las personas, su esencia y sobre todo su mirada, que nos comunique lo que hay detrás.
Tengo muchos proyectos en mente que poco a poco irán saliendo a la luz.

No pienso en el futuro, dejo que el viento me lleve, vivo el hoy, el presente: lo que tenga que ser será. Solo pretendo hacer felices a los demás.

Paco

Paco

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