El próximo 12 de diciembre se representará en el Centro Cultural la Atarazana (Bormujos, provincia de Sevilla), Contadoras de Garbanzos, de la mano de la compañía Silenciodanza. Este trabajo que viene a través de la Red Andaluza de Teatros Públicos de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Bormujos, llevo un tiempo viendo imágenes enigmáticas y potentes en la red, lo que se suma a portar el recuerdo de lo que me supuso ver a Nieves Rosales actuar este año. Pues, que menos que seguirle la pista ahora que vuelve a pisar un escenario en la provincia de Sevilla.

Foto: Francisco Urri

Han pasado unos meses de la última vez que vi a la bailarina, actriz, docente y creadora andaluza Nieves Rosales, sobre un escenario. De aquella ocasión, me quedó una suerte de “huella” en la que me resulta irrenunciable recordar la mirada que portaba mientras interpretaba junto a Raúl Durán Muñoz,  La Ceremonia de la Despedida. Una de esas piezas que aunque se aborden temas que nos son de sobra conocidos, que se han tratado muchísimas veces…, ambos intérpretes los llevaron a unos niveles de emotividad en donde exponían su  vulnerabilidad en tanto seres humanos, que al menos en mi caso, pasó un buen rato hasta que mis ojos dejaran de estar llorosos.

En este caso, no necesito entretenerme demasiado en verificar que en la trayectoria profesional de Nieves Rosales, hay los suficientes elementos que la avalen como una intérprete extraordinaria. Tan sólo su presencia escénica, ya te está emitiendo un discurso capaz de amoldarse a la escena en la que esté sumergida en ese momento. Les aseguro que no tenía previsto cubrir Contadoras de Garbanzos, pero en cuanto me enteré que volvería actuar en la provincia de Sevilla, me he precipitado a buscar la fórmula que haga posible estar allí dejándome hacer con su arte.

Es súper bonito ver a profesionales portando diferentes “pieles”  en tan poco tiempo, dado que es como si le hubieses visto la semana pasada y ahora le preguntas “¿Cómo te fue en eso que me contaste que ibas a hacer el miércoles de esta semana?” Supongo que estas y más cosas, son propias de las “metaficciones” (si se me permite la expresión) que nosotros los espectadores nos representamos en nuestras cabezas, para conectar no tanto una obra con otra, sino tratar de identificar cuál ha sido el tránsito por el que ha pasado ese profesional, entre ese último día que uno le vio en escena, y el que está por venir.

Al mismo tiempo, cabe cotejar cosas como que Contadora de Garbanzos  tiene en su palmarés  ser nominada a mejor espectáculo en la edición de los Premios Lorca en 2019, nominado a mejor coreografía en los Premios Lorca en 2019, Premio Ateneo a mejor espectáculo de danza, X Premio Internacional de autor Pérez Minik o la mención especial del jurado en el Festival Internacional de Teatro de Buenos Aires. En fin, esto os lo enumero no sólo porque es verdad, y quizás para que las personas que vivís fuera de la localidad de Bormujos, les ayude a reequelibrar la balanza para que no suponga un esfuerzo extra, trasladarse a un municipio diferente del cual vosotros residís: La de cosas que nos habremos perdido, las personas que residimos en capitales de provincia…

Sin más que añadir, les dejo con la información básica para ir entrando en contexto a la hora de ver Contadoras de Garbanzos:

“A lo largo de sus seis años de trayectoria, SilencioDanza ha trabajado en pos de una identidad propia, un leguaje definido que se fundamenta en la unión del teatro y la danza.

En esta ocasión, la directora vuelve la mirada una vez más al dramaturgo Raúl Cortés. El montaje se inspira en la palabra para ir más allá de ella, trascenderla a través de la danza y darle entidad propia. Un texto eminentemente teatral y poético llevado al cuerpo.

Seguir adentrándonos en las bases de un flamenco conceptual y contemporáneo; buscar los límites de su expresión con una estética austera, sobria, atendiendo al nacimiento de una propuesta que pretende dar un paso más en el trabajo de creación y dramaturgia de SilencioDanza.

Contadoras de garbanzos, pretende alejarse de todo artificio en pro de una línea limpia, más cercana a lo teatral bien entendido desde la danza para lanzar un mensaje claro y directo conectando con el espectador desde la emoción. Un trabajo que da un paso más hacia la investigación. Contadoras… convierte a la mujer, en su condición de mujer, con toda su lucha histórica, en el vehículo apropiado para reflexionar al respecto. Contadoras de garbanzos, siembra de espejos los caminos que transitamos y escruta el valor de la imagen reflejada: cuánto se empeña en miedos y cuánto en culpas».