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Por Antonio Jesús Reyes 

David-Bowie-Where-Are-We-Now-revista-achtung

“El camaleón siempre intenta adaptar su color a lo que le rodea, y no creo que sea por esto por lo que se me conoce”. (David Bowie, 1997)

Resulta raro que con la falta de imaginación en la música actual en los grandes circuitos, y el éxito de esta, no haga falta reivindicar la figura de David Bowie. Siempre ha sido un referente, pero quizá no un ejemplo en el que muchos hayan triunfado. La inteligencia y el acierto, la visión de futuro y creatividad con las que ha pasado etapas en su música, adaptándose e inventando no es nada comparada con la audacia implícita en todo esto; desprenderse del pasado, cambiar de imagen y músicos, y seguir adelante como un nuevo artista. Muchos han sido los que comparados con él sólo por el cambio de aspecto a lo extravagante, como poniéndoles una medalla que desaparece al día siguiente, y muchos son los que han cambiado de sonido para estrellarse. La lista de nombres va desde grandes estrellas a mindundis que nos dejaron uno o dos temas para el recuerdo. Según él,  hay una continuidad en lo que hace, que es expresarse “de manera contemporánea”, pero mucho de esta afirmación es una muestra más de humildad. Pocos músicos se explayan en las entrevistas o incluso en el escenario como David alagando o declarándose fan de otros músicos de todas las generaciones y géneros. No es de extrañar que  fuera él quien, a contracorriente con lo correctamente establecido y en detrimento de sí mismo dijera que “los ochenta son de Prince”, y haya rechazado honores como el título de Sir o cantar “’Heroes’” en las Olimpiadas de 2012. Parece que Bowie está más allá del bien y del mal.

De todos modos, lo llamativo, lo mágico y lo genial de Bowie no reside en su cambio de imagen, ni su éxito depende de videoclips, que han elevado a estatus de reyes de la ceniza a artistas nada prolíficos, que se han acercado a la composición de puntillas, y debajo de polémicas para llenar revistuchas y listas de ventas, en lugar de mentes y corazones. Prueba de esto para los neófitos es acercarse a un recopilatorio, como el doble The Best Of David Bowie. La calidad y el número de los tesoros que guarda, son y serán la envida de cualquier músico. Así lo llevan confirmando generación tras generación gente de todas las edades, como la que quedó prendada con “The Man Who Sold The World” interpretada por Nirvana en su Unplugged, pensando erróneamente que era otra genialidad de KurtCobain, y que era su mejor tema. Su música es atemporal, no en sonido, sino en tiempo (la atemporalidad en el arte no es signo de calidad). La música de Bowie tendrá vigencia siempre, porque viene sencillamente de la creatividad, de ser distinto en el buen sentido, no simplemente por destacar de forma ridícula, como nos estamos acostumbrando a ver en los medios.

Y es que Bowie siempre tiene al público con el alma en vilo. Cuando pensábamos que jamás oiríamos nada nuevo, aquí le tenemos de nuevo con single el día de su cumpleaños “Where Are WeNow?” y nuevo álbum en marzo, The Next Day, todo grabado en el más absoluto secreto en Nueva York. El sencillo ha ido directo al número uno de iTunes en diecisiete países, y al seis de ventas en Reino Unido. Desde su percance cardiaco en 2003 había aparecido en contadas ceremonias y cortas y escasas actuaciones en directo hasta 2006. Paralelo a esto, reediciones de algunos de sus discos, y la aparición de Toy, grabado en 2001 y que se filtró sospechosamente en internet en 2011. Sin embargo la mayoría de este álbum resultaron ser versiones rehechas de antiguos temas, y otras que entraron en Heathen. El resultado es mucho mejor en las canciones nuevas. Visto lo visto, se dejó filtrar. Desde sus problemas legales con la propiedad de su obra, Bowie se lo piensa dos veces. De ahí que rechazara Toy, y la tardanza en su nuevo álbum, con una nota de prensa que acompaña su web: “David es ese tipo de artista que escribe e interpreta lo que quiere y cuando quiere… cuando de verdad tiene algo que comunicar, en lugar de vender”.Comprobado que puede hacer ambas cosas a la vez. De nuevo, juega y gana a ser distinto, enigmático. De ahí todos los papeles que ha interpretado en el cine, desde Jareth de Dentro del Laberinto, John, el vampiro de El Ansia, el mismísimoNikola Tesla en El truco final o Andy Warhol en Basquiat, por nombrar sólo algunos.

bowie-musica-discos-revista-achtung“Where Are We Now?” es casi con toda seguridad la segunda parte de la legendaria “’Heroes’”, en la que dos amantes se encuentran junto al muro de Berlín en una historia de amor que los haría “héroes… sólo por un día”. En esta segunda parte, él recorre las calles de Berlín con la esperanza de encontrarse con ella, con un sentimiento bien marcado de nostalgia y esperanza. Una vuelta con una producción austera y brillante, sin voces de acompañamiento. No sería la primera vez que revive una canción haciéndola de ella algo nuevo y dándole valor por sí misma, como fue el caso de “Space Oddity” y su continuación (o aclaración) “Ashes To Ashes”. Y como siempre a contracorriente, en lugar de un romántico videoclip en blanco y negro con hermosas imágenes de Berlín, una impenetrable filmación digna de Buñuel o David Lynch.

En resumen, se estima que las ventas en la carrera del de Brixton ascienden a ciento treinta millones de ejemplares. A los que le siguen, esta cifra les da igual, y seguro que a él también, porque seguirá haciendo lo que le motive, y no se repetirá por mucho que las cifras bailen hacia arriba o hacia abajo. Y no es la actitud de alguien que tiene un presente cómodo, sino de un artista, de los de antes, hoy en día.

Antonio Jesús Reyes es colaborador de The Complete David Bowie, de Nicholas Pegg, con toda probabilidad la guía más completa de su obra. Además lleva adelante Solo En Las Nubes, el blog en español dedicado a Syd Barrett, quizá el artista más cercano a David Bowie.

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