De lo místico y lo absurdo es la exposición virtual de Juan Manuel Moreno Sánchez en Galeria Zunino, con 15 piezas entre pintura de gran formato y obra en papel realizadas durante los últimos diez años.
Es muy complicado, a día de hoy, saber cuáles fueron las motivaciones que incitaron a los hombres y/o mujeres del paleolítico superior a llevar cabo las primeras manifestaciones pictóricas. A pesar de que siguen dándose múltiples incógnitas al respecto, existen evidencias de que estas pinturas no eran simplemente decorativas, lo cual ya nos dejaría entrever el valor estético de la que estarían cargadas. Sin embargo, en la cueva de Altamira, por ejemplo, los lugares donde aparecen las famosas pinturas, por su difícil acceso y localización, sugieren que no eran simples lugares de habitabilidad doméstica, sino espacios donde llevar a cabo ciertos rituales, espacios sagrados.
Si bien la fenomenología de los procesos y lenguajes estéticos han ido trasformado sus valores a lo largo de la historia del arte, siempre han estado rodeados de un carácter trascendental. No sólo se trata del arte religioso, se trata de esa capacidad que tiene el arte de dotar de extraordinariedad a lo representado. Este fenómeno se da tanto en una representación religiosa como en un retrato o en un paisaje. El arte como vehículo capaz de perpetuar u otorgar el carácter místico de lo que se representa.
Unos 15.000 años después de la realización de aquellas pinturas de Altamira nos encontramos con la obra de Juanma Moreno Sánchez (Alcalá la Real, Jaén, 1986). Siendo consciente de este poder de la pintura, Juanma Moreno hace uso de ella para elevar al campo de lo trascendental una serie de imágenes que emergen desde una implacable cotidianidad. Esto tampoco es muy diferente a lo que suponemos que ocurrió en Altamira: la gestación de una iconografía a partir de una realidad estética concreta (en este caso bisontes, ciervos o caballos) para transmutar lo ordinario en extraordinario. La cotidianidad que trata Juanma Moreno circunda un imaginario muy concreto, relacionado directamente con la imagen generada individual y colectivamente en las redes sociales. Un reflejo de la sociedad actual, que como cualquier reflejo, es la representación sesgada de una realidad, pero de una realidad, al fin y al cabo.
Pongamos el ejemplo de un espejo. Si te colocas frente a un espejo, en este se refleja un plano concreto de tu cuerpo, ocultándose el resto de planos. A nada que gires un poco todo tu cuerpo, la imagen reflejada cambiará, mostrando un nuevo plano y ocultando otros tantos.
A Juanma Moreno le interesa el cómo, casi de forma ritual, se construye una proyección homogénea en la sociedad actual, donde de forma generalizada individuo por individuo, se intenta generar una misma proyección (sin importar las interminables variables que pueden diferenciarlos entre ellos). El artista pone el punto de atención en esa estética, gestualidad o pose que poco se sabe sobre dónde o cómo se origina, pero que invaden las redes sociales a través de usuarios de todo tipo de edades, género, clases o países del mundo. Sería relativamente sencillo catalogar estos acontecimientos virales como absurdos, pero, ¿acaso no se da en todos los fenómenos rituales ese mismo cariz irracional e incluso extravagante?; ¿acaso no reside en lo absurdo el carácter de lo místico (aquello a lo que no se puede llegar a través de la razón)?