POP CAAC nos sorprende esta edición con registros diferentes a los que nos tiene habituados tradicionalmente para las noches de verano. Incluir el flamenco en una programación mayoritariamente dedicada al rock, pop e indie, resulta agradablemente refrescante y ayuda a sacarlo al gran público, a que forme parte de las opciones de ocio de la ciudad y no tener que acudir a festivales exclusivamente de flamenco o bienales para disfrutarlo.
Empezó septiembre con Jeromo Segura al cante, Manuel de la Luz a la guitarra y Rafael Campallo al baile, no sólo dejaron una muy buena sensación en el público asistente (por cierto escaso, tónica habitual de esta edición de POP CAAC) sino que siempre estuvieron con ganas de más. Merece la pena hablar de cada uno por separado para hacerse una idea de lo que hicieron juntos.
Jeromo Segura es poco conocido para el gran público aunque muy apreciado en los círculos flamencos. Autodidacta hasta que ganó con 20 años el Premio de Fandango Joven y obtuvo una beca para estudiar flamenco con Naranjito de Triana, que se convirtió en su mentor y al que recuerda frecuentemente en su actuación. Con una progresión extraordinaria que le llevó a ganar años después el prestigioso premio del Festival Internacional del Cante de las Minas.
Manuel Segura, guitarrista músico concertista. Algunos de los muchos artistas a los que acompaña dan una idea del nivel de este músico: Miguel Poveda, Arcángel, Carmen Linares, Lole Montoya. Forma parte del cuarteto de Diego Amador con el que comenzó en la Bienal de Flamenco de Málaga y ha continuado en las Bienales de Sevilla hasta el momento.
El joven bailaor Rafael Campallo tuvo como maestros a José Galván y al grandísimo Manolo Marín, ha trabajado entre muchos espectáculos en el famoso Azabache en la Exposición Universal de Sevilla en el 92 o Tango de María Pagés. Primer bailaor de la Compañía Andaluza de Danza gana el premio de baile El Desplante del Festival de La Unión. Actualmente va acompañado al guitarrista Vicente Amigo.
Pues bien, cuando se juntan tres talentos como estos, el resultado tenia que ser sublime, y desde luego que lo fue. Jeromo como pieza central del espectáculo, ofreció algo sencillo pero contundente, nada más y nada menos que cante y baile con una gran guitarra, sin artificios, a pelo, lo más sencillo y lo más difícil. Comenzó Rafael dando pistas de por donde iban los tiros, expuesto al público en primera línea, clásico, elegante y sin florituras, con fuerza y una gran presencia.
Con un público encantado, le tocó el turno al cante, con una milonga homenaje a Valderrama, unas cantiñas de Cádiz homenaje a Chano Lobato y no podía faltar un recuerdo a su maestro Naranjito de Triana con unos tangos. Después de esto y con los pelos de punta, dejaron solo en el escenario a Manuel Segura que interpretó con la guitarra unas bulerias que daban ganas de saltar al escenario, que es que no se podía con tanto arte, y pa reventar el fin de fiesta, con más bulerias, los tres entregados y disfrutando, Rafael bailando, Manuel tocando y Jeromo cantando ya sin micrófono, a pecho, y ya que estaba, pues acompañando también al baile, que el vale pa to. Y los que los veíamos, pues mira, que más de uno y una nos hubiéramos montado en el escenario con ellos, y seguro que ellos, encantados.
Asistimos a una actuación imprescindible, sin la necesidad de comunicación verbal, donde estos fenómenos lograron una relación artistas-público casi familiar. Confieso mi fascinación por el baile de Rafael, su elegancia, gracia natural y presencia. Todos aportan, transmitiendo un respeto absoluto a sus compañeros y ofreciendo lo mejor que saben hacer, rara avis en un mundo donde los egos están en muchas ocasiones sobrealimentados. A lo largo de la actuación todo se fue volviendo más íntimo, una noche de verano sentados en un césped, ellos fueron los tres amigos que se arrancan por flamenco para convertirla en la velada perfecta, solo faltaba la candela para acompañar……pero claro, Sevilla, verano…..no hubiera sido buena idea.