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Naciones Unidas designa el 20 de junio de cada año como Día Mundial del Refugiado, para honrar a las personas refugiadas y desplazadas de todo el mundo. Siendo una ocasión para fomentar la comprensión y la empatía con quienes se han visto obligadas a abandonar su hogar para escapar de conflictos o persecuciones. Y en esta ocasión se afronta con el lema Esperanza lejos de casa.

 

 

Cada minuto, veinticuatro personas lo dejan todo para huir de la guerra, la persecución o el terror.

 

 

 

En el transcurso de los diez años en los que me desempeñé como Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados fui testigo de la resiliencia y la contribución de los refugiados de toda condición.

 

Su perseverancia frente a la adversidad sigue siendo fuente de inspiración día tras día.

 

Los refugiados representan lo mejor del espíritu humano.

 

Necesitan y merecen apoyo y solidaridad, no fronteras cerradas y devoluciones sumarias.

 

Hoy, Día Mundial de los Refugiados, tenemos que hacer frente al alarmante dato de que más de 100 millones de personas que vivían en países azotados por los conflictos, la persecución, el hambre y el caos climático se han visto obligadas a huir de sus hogares.

 

No son una cifra en un papel: son mujeres, niñas, niños y hombres que recorren un duro camino en el que a menudo son objeto de violencia, explotación, discriminación y abusos.

 

Este Día nos recuerda que tenemos el deber de proteger y ayudar a los refugiados y la obligación de abrir más cauces de apoyo, lo cual incluye soluciones para reasentar a los refugiados y ayudarlos a rehacer su vida con dignidad.

 

Como se pide en el Pacto Mundial para los Refugiados, los países de acogida necesitan más apoyo internacional para impulsar el acceso a la educación de calidad, el trabajo decente, la atención de la salud, la vivienda y la protección social.

 

Y hace falta una voluntad política mucho más firme para lograr la paz con el fin de que los refugiados puedan volver a su hogar en condiciones de seguridad.

 

El tema de este año es “Esperanza lejos de casa”.

 

Pido a todos que hagan suya la esperanza que los refugiados llevan consigo.

 

Respondamos a su coraje con las oportunidades que necesitan en cada etapa del camino.

 

 

António Guterres. Secretario General de Naciones Unidas

 

Refugiados rohingya que huyen del conflicto y la persecución hacia el asentamiento de refugiados de Kutupalong. FOTO:© ACNUR Bangladesh

Refugiados rohingya que huyen del conflicto y la persecución hacia el asentamiento de refugiados de Kutupalong. FOTO:© ACNUR Bangladesh

 

  • Refugiados. Toda persona que debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de su país; o que careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores no quiera regresar a él.

 

  • Solicitantes de Asilo. Quien solicita el reconocimiento de la condición de refugiado y cuya solicitud todavía no ha sido evaluada en forma definitiva. En promedio, alrededor de 1 millón de personas solicitan asilo de forma individual cada año.

 

  • Desplazados Internos. Personas desplazadas internas que no han cruzado las fronteras de sus países para buscar la seguridad. A diferencia de los refugiados, su huida se da dentro de su propio país. Si bien pueden haber huido por razones similares a las de los refugiados, los desplazados internos permanecen bajo la protección de su gobierno, aun en los casos en que el mismo gobierno se convierte en una de las causas de su huida. Como resultado, son de las personas más vulnerables del mundo.

 

  • Apátridas. Personas que no tienen una nacionalidad y pueden tener dificultades para acceder a derechos humanos básicos. Millones de personas alrededor del mundo se encuentran atrapadas en un limbo jurídico y no son consideradas como nacionales por ningún país afectando el disfrute de sus derechos básicos.

 

  • Retornados o repatriados. Quienes consiguen volver a casa. El regreso a casa concluye un tiempo a menudo traumático en el exilio. Puede pasar meses, años o incluso décadas después de que tuvieran que huir, y en ocasiones no llega a suceder del todo.

 

 

 

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