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Croacia en Achtung! | Por Marta García Márquez

Croacia es una contradicción. Por una parte está el tumulto, las calles de las principales ciudades atestadas de turistas pero por otra el silencio. Quizás por lo que les ha tocado vivir, los croatas son unos grandes amantes del silencio. Es por eso que lejos del mármol que funciona de adoquín en este país, los vecinos se reúnen por las noches en grupitos para tomar una cerveza o un café en un modo casi mute y rodeados de gatos, que también aman el silencio. Nadie levanta la voz por encima de los umbrales permitidos y es genial porque tú puedes disfrutar de esto gracias a la red de habitaciones de alquiler establecida en todo el país y que te permite llegar hasta la cocina y saludar a la abuela centenaria. Croacia se puede conocer de mil formas diferentes aunque en todas te encontrarás con turistas. Es lo malo de que esté tan de moda. Da igual que chantes tu maleta en lo recóndito de un parque natural o decidas dar la vuelta a la muralla de Ston que en los meses de verano e incluso septiembre te vas a encontrar con personas de la misma especie intentando hacer lo mismo que tú. Indispensable, alquilar un coche porque con él puedes atravesar toda la lengua adriática y alcanzar la vecina Bosnia o visitar los idílicos paisajes de Montenegro sin que esto suponga un tostón de viaje.

revista-achtung-viajes-croacia-guiasSi no hay mucho tiempo, lo ideal es intentar quedarse con un poco de todo. Por un lado, es recomendable visitar las grandes ciudades como Dubrovnik. El centro histórico amurallado, que mete la nariz en el Adriático, se caracteriza por tener calles empinadas y muchas escaleras y el efecto teja, donde por encima de las nuevas están las viejas. La ciudad está completamente reconstruida. Por eso, si lo que se va es buscando restos del conflicto lo mejor es acudir a la galería de fotos War Photo Limited con imágenes exquisitas sobre todo lo que aconteció. Eso sí, nadie se queda indiferente al verlas, así que lo mejor es que después, uno intente desconectar y se pierda por el laberinto “dubróvniko” hasta localizar uno de los dos garitos situados en los acantilados a los que solo se accede por pasadizos. La recompensa será una cerveza bien fría con vistas a un mar que, en esta parte del mundo, es del mismo color que el jade. Aquí toman dos tipos de cerveza. La Ozujsko guarda un gran parecido con la Estrella Galicia. Igual de recomendable es ir hasta Mostar por una carretera con lápidas en los arcenes y puestos de comida donde lo más común es encontrarse con botellas de aceite y miel. Una vez en la ciudad con puente, el turista puede jugar a ser Pérez Reverte en el 91 pero si lo que piensan es que Mostar está menos explotado que Dubrovnik están equivocados. Las calles que rodean al puente viven del souvenir así que lo mejor es salir del meollo y respirar del silencio, que en Mostar es especial para tirar hacia uno de los parques naturales de Croacia, pongamos por caso Krka, y darse el gusto de pegarse un chapuzón entre lo verde. Desde allí, lo más próximo es Split, que llama la atención por las dimensiones de un palacio de Diocleciano que lo abarca casi todo o Trogir, una ciudad con catedral y edificios románicos y renacentistas que la hacen merecedora de lo que es. Patrimonio mundial.

Además, Croacia permite realizar un turisteo alternativo por sus islas. Cada una con un encanto diferente. Korcula es muy recomendable por su tranquilidad y una rica gastronomía regada de caldos con personalidad para encontrase al otro lado del charco, en Orebic, con un paraíso de playas. Ahora bien, no se esperen grandes arenales. En Croacia, abundan las pequeñas lengüetas de guijarros rozando el mar o los muelles, donde cada uno es libre para fijar su parcela. Lo que sí es cierto es que desde Istria a Dubrovnik de todas y cada una de las maneras posibles, Croacia convence, sobre todo, cuando se hace de noche y nadie habla. Tan solo el silencio.

Dónde alojarse

Apunten esta palabra: “sobe”. Significa “habitación” en croata. Croacia es un claro ejemplo de cómo la economía puede estar distribuida de forma equitativa. Aquí los beneficios que reporta el turismo no se reparten entre unos pocos y los grandes monopolios hosteleros se sustituyen por particulares que ofrecen alcoba desde los 30 euros. Uno puede preguntar por ellos en los puntos de información y turismo o bien llamando directamente a la puerta. No hay compromiso alguno pero las habitaciones suelen estar limpias y en buen estado. La mayoría están registradas dentro de una red estatal. Además, disponen de aire acondicionado que, en los meses de calor, es indispensable y baño individual o compartido.

Equipamiento

Se recomienda llevar pies de agua. El fondo del Adriático está lleno de pedruscos que hacen difícil el baño si no se utiliza protección en los pies. En Decathlon se pueden comprar unos de goma por ocho euros. Además, son igual de necesarios si entre los planes está el de adentrarse en las cascadas de Krka sin escartar en el intento. Si cabe en la maleta, no duden en meter gafas de buceo y tubo. Las profundidades del mar croata ofrecen una gran variedad de peces de colores. Incluso los hay que tienen lengua bífida. Lo que sí, hay que tener cuidado con los erizos. Los fondos están plagados.

Gastronomía

revista-achtung-viajes-croacia-guias2Croacia tiene un poco de todo. Aunque la fama se la lleva Istria por sus especialidades y su aceite, en cualquier sitio se puede comer bien por un módico precio. Se recomienda probar alguno de sus pescados y mariscos. Por las noches, uno podrá ver terrazas atiborradas de turistas comiendo toda clase de bichería de la costa adriática y muchos mejillones. Los hay que utilizan cuchillo y tenedor para comerlos.

Dos restaurantes

Restaurante Tragos (Trogir. Budislaviceva, 3) El local está regentado por una familia y ofrece todo tipo de pescados y carnes y un plato estrella que quita el hipo. Se trata de la Trogirska pasticada, una especie de ternera que se macera en vino durante 24 horas y que se acompaña de ñoquis. Espectacular. Los postres también están muy buenos. Hacen una especie de pastas de almendra con azúcar glasé muy ricas. Konoba Marul (Split. Zupina, 34). Cualquier plato de la carta es un éxito. Se recomienda el bistec de Zagreb que está empanado con jamón y queso y lleva una salsa espectacular.

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