Seleccionar página

Para los que todavía no lo sepan, lo que se vio en las instalaciones del CICUS  fue el cierre de unas jornadas de intercambios entre una delegación de profesionales de las asociación de danza proveniente de Portugal, Rede Mo.Re, e integrantes de la PAD (Asociación Andaluza de Profesionales de la Danza). A lo largo de las mismas, han habido puestas en común de cosas propias de la profesión, aproximación a los espacios relacionados con la danza en Sevilla, etc…, haciendo posible que esta segunda edición de este proyecto, Danciberia, sean una base para fortalecer lazos entre profesionales de la danza. Y por qué no decirlo, para que un apoyo mutuo entre los unos y los otros, les conduzca a que las cosas sean algo más habitables de transitar, en el desempeño de tan compleja y a la vez tan hermosa profesión de ejercer.

 

Del mismo modo, este intercambio se reanudará a finales del mes de junio del presente año, con la representación de estas dos piezas, en el Teatro das Figuras (Faro, Portugal) y demás actividades que harán que esta confluencia sea lo más completa posible. Sin más que añadir, les doy paso a mis comentarios sobre las piezas que aquí nos convocan:

 

Foto: Rafa Núñez Ollero

Foto: Rafa Núñez Ollero

 

Sara Anjo (Portugal)
ILHAS – UMA CONSTELLAÇÃO

Fue  tan grande la inmersión a la que se entrega esta profesional portuguesa, que ante las miradas de los espectadores menos experimentados, era alta la probabilidad de que este trabajo fuese juzgado de forma imprecisa. Ya que al final cabo, Sara Anjo apenas dio lugar a concesiones a nosotros los espectadores, para que dicha inmersión se lleve a cabo con todas sus consecuencias.

Piénsese en el riesgo que asumió al poner en escena los frutos de sus investigaciones, al respecto de relacionar el movimiento con sonidos que provenía de diversos puntos de sí. Asimismo, entraba en la diálogo con grabaciones que iban “apareciendo” a lo largo del desarrollo de la pieza, como también, los efectos de sonidos que se generaban porque estaban colgado en escena unos micrófonos, que no dudo en sacarle partido sin caer precipitaciones o abusar de los mismos.

Sara Anjo nos fue introduciendo en el marco de ILHAS – UMA CONSTELLAÇÃO , de tal manera que uno  terminaba impacientándose, porque deseaba que finalice al no estar uno del todo preparados para ver una pieza tan singular; o por el contrario, uno ya se le olvidaba qué tenían en la cabeza minutos antes de que esta pieza diese inicio, dejándose uno hacer por un tan trabajo absorbente.

Esta profesional portuguesa nos ofreció con todo lo que tenía en ese momento en sus manos, un paseo por un imaginario que aunque pertenecía a los ámbitos más privados de su persona, si que estaba a nuestro alcance seguirle a través de lo que iba sacando a relucir por transitarlo frente a nosotros, sus espectadores. Los cambios de estado eran graduales más no predecibles, muestra de ello, es que ella se las ingenió para que si uno consigue “entrar en su juego”, termine cayendo en la cuenta de que lo único que permanecía en el mismo sitio, eran los cuerpos de cada uno de sus espectadores. Era casi como si Sara Anjo buscase que nos “durmiésemos” sentados en la butaca, y tras un “sueño compartido” lleno de sonidos e imágenes difíciles de recordar, volviésemos a la sala a donde a acudimos para empezar a ver este espectáculo.

Si bien es cierto que podría alargarme más comentando el contenido que procuraba transmitir ILHAS – UMA CONSTELLAÇÃO, en este caso prefiero reposarlo. Pero si voy a afirmar, que esta pieza  es uno de esos ejemplos  que favorecen a que las investigaciones escénicas avancen, y nos sirvan para que la danza no se limite a movimientos ligados con virtuosismo  envueltos de un ambiente de júbilo.

 

Foto: Rafa Núñez Ollero

Foto: Rafa Núñez Ollero

 

Álvaro Silva (Andalucía)
EURO

Me resultó de lo más curioso que la representación de  Euro, se haya dado justo en el mismo día y  dentro de las instalaciones del mismo sitio, en el que se expuso ILHAS – UMA CONSTELLAÇÃO. Pues, al igual que lo comenté al respecto de la pieza anterior, ambas nos mostraban a un intérprete transitando en un mundo interno difícil de descifrar. Más no significa, que lo que nos llegase a nosotros los espectadores, tuviese desperdicio alguno.

En este caso, este profesional andaluz nos expuso una suerte de deconstrucción de danzas folklóricas, conversaciones que habrá tenido con quién sabe quién, etc…, casi como si hubiésemos visto a un “sonámbulo” sobre un escenario, y en el “sueño” de aquella noche, todo hubiera encajado, providencialmente, para que nosotros los espectadores viésemos un buen espectáculo.

Álvaro Silva estaba dentro de un mundo en el que si él nos veía, y él caía en la cuenta que le veíamos, ello no daba margen alguno a que haya una interacción. Así a nosotros los espectadores, se nos situaba en un lugar en que estábamos presenciando los hechos que se sucedían en la obra en cuestión, a través de uno de los muros de la «habitación» en la que estaba el que protagonizaba dichos hechos.  Pero al mismo tiempo, él no se privó de mirar directamente a la cara de los espectadores que se iba encontrando en el desarrollo de esta pieza ¿Será posible que era tal su intensión de que la sus acciones se proyectasen hacia el infinito, que más que mirar a nosotros los espectadores como si no fuésemos seres humanos, nos traspasaba con su mirada? Entiendo que con los que digo a muchos les venga la idea de la «cuarta pared» en artes escénicas, no obstante, había algo que me ayudaba a desmarcar la interpretación de este profesional, de los modo más convencionales de actuar, y aún no sabría definirlo con exactitud.

La multiplicidad de movimientos que componen Euro, atravesaban todo el espacio escénico. Daba igual si en situaciones puntuales saltaba en un espacio más o menos reducido o lo que fuese, lo interesante es que este trabajo removía el aire en el que Álvaro Silva se desenvolvía. No importaba si estaba de pie, o repitiendo una vez más esa partitura de movimientos que le hacía revolcarse y levantarse del suelo, el caso es que no había manera de dejarle de seguir la pista.

Sinceramente, animaría a Álvaro Silva a seguir indagando en este trabajo, para que de aquí pueda emerger un solo de al menos cuarenta cinco minutos. Hay un material tan potente en Euro, que no me queda ninguna duda que esto no será más que una parada en su prometedora trayectoria (que aunque hasta ahora no nos ha dejado indiferentes con lo que ha hecho como bailarín, docente y creador); tomo por seguro que un día nos dejará totalmente sorprendidos y desorientados.

 

 

Comparte este contenido