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Una vez escuché decir a la escritora vasca Espido Freire, que el éxito de las versiones de Disney de diversos cuentos ha sido tan grande, que las mismas son las que se han hecho con la hegemonía discursiva y práctica. Así la forma de contar dichas narraciones, se adecuan más a lo expuesto en estas películas que a sus fuentes originales como las recogidas en las publicaciones de los Hermanos Grimm, de Hans Christian Andersen, etc… El caso es que este Libro de la Selva Reimaginado de Akram Khan Company, tuvo el acierto de no recurrir a hacer alusión alguna a ninguna de las dos versiones disponibles de Disney provenientes del clásico Rudyard Kipling; ya que se hizo con tal independencia que no es de extrañar que más de uno de nosotros los espectadores, nos hayamos preguntado qué ha formado parte del texto original, y qué ha sido fruto de ese ejercicio de “reimaginación” que ha configurado esta compañía británica a través de este montaje.

Foto: Ambra Vernuccio

Foto: Ambra Vernuccio

 

Hecho que me ha resultado de lo más sugestivo, dado que más de uno se habrá sorprendido con  que el personaje de Baloo en esta pieza, al no cantar una canción pegadiza que promueve la despreocupación y una actitud abierta a lo que fuere que nos ofrezca la vida, o que el vínculo materno-flial que más peso tiene Mowgli , está focalizado en los recuerdos de cuando convivía con su madre, y demás cosas por el estilo. Cosas que de un modo u otro, han favorecido a que la relectura que hizo Akram Khan Company se alce en un lugar en el que las personas que no conozcan esta historia puedan seguirla sin especiales dificultades, como también, para quienes la conozcan localicen matices que entrarían en diálogo con  las versiones que se han hecho hasta ahora del Libro de la Selva, incluyendo, por supuesto, la original.

La apuesta por exponernos un futuro post apocalíptico, en el que los efectos del cambio climático de ningún modo permitirían que mantengamos los modos de vidas a los que estamos acostumbrados en nuestras sociedades occidentales, es una opción “actualizada“ que se correspondería con uno de los posibles escenarios que nos podemos encontrar (de reproducirse el contexto en el que se desarrollan los hechos de El Libro de la Selva Reimaginado). He allí que uno de los retos que se propuso este montaje a enfrentarse, es el cómo replantear una historia que ha valido de alegoría de cómo el ser humano se ha desconectado del reino animal, la naturaleza… Lo anterior fue integrado  en esta pieza, pero no fue su eje principal, pues, la cuestión estaba en visibilizar las diversas complejidades que se dibujaban cuando una persona inocente se ve forzada a irse al exilio, corriendo el riesgo de ser cosificada dado que numerosos de los habitantes del lugar que dio a parar, lo percibían bajo una extrema condición de extranjería.

Foto: Ambra Vernuccio

Foto: Ambra Vernuccio

 

Mowgli no es del todo ajeno a lo que  va sucediéndose antes sus ojos, siendo que la barbarie desencadenada por los efectos del cambio climático, van más allá de la subida desmedida de los niveles del mar. A dónde quiero llegar, es que salen a relucir las contradicciones que se llevan arrastrando entre los que confluyen entre sí para que a raíz de hacer comunidad es más fácil que nadie se quede atrás, en conflicto con un grupo más o menos reducido que abusa de su privilegiada posición, para acaparar el máximo de recursos, aunque ello implique dejar a algunos cadáveres en el camino. No faltarán aquellos que no sean humanos que abusen de sus privilegios (en las versiones antes mencionadas del Libro de la Selva), aunque éstos no les garanticen una vida plena. Es más, las versiones de esta narración hacen incidencia en las graves consecuencias de la avaricia, las cuales fueron uno de los motores para que se hayan ido confeccionado las calamidades con las que tiene que lidiar el personaje de Mowgli. Por si queda alguna duda, no me gustaría que ustedes los lectores se queden con que mi interpretación se basa en que este espectáculo se centra en darnos “moralinas” sobre que hemos de cuidar más el único planeta que disponemos, pero sí que es interesante extraer el cómo emergen comportamientos humanos llevados a un extremo en contextos que son de lo más inhabitables.

Para la representación de todo esto, se sirvió de diez intérpretes extraordinarios cuya versatilidad conseguía que la pieza se articulase escenas, propias del teatro físico-gestual y la danza contemporánea. Cosa que por más que en la dirección se haga una ardua tarea en la dramaturgia, el caso es que obtener que ello uno lo materialice luciéndose, no está al alcance de cualquiera. Sobre todo, si se trata de un montaje en el que los intérpretes se encontraron con el desafío de interpretar los textos de esta pieza con danza. Lo anterior no es que sea especialmente novedoso (en especial en sesiones de improvisación), pero es un hecho que cuesta dar con la tecla para que una idea atrevida, evite quedarse en una buena intención.

Foto: Ambra Vernuccio

Foto: Ambra Vernuccio

 

Encima los mismos, fueron interactuando con las espectaculares proyecciones que situaba a la palabra atrezo, ante la coyuntura de ser reconfigurada usando esta pieza como ejemplo (dado que iban más allá de generar paisajes de fondo, o un elemento útil para dotar de mayor riqueza visual al conjunto de esta pieza). Es que la cosa transcendió a tales niveles, que incluso los recuerdos de Mowgli o sus contactos con los venerables elefantes, se representaban mediante el uso de estos medios que hacían intuir que en este montaje, convivían varias dimensiones que se desarrollaban en paralelo cuando se relacionaban con el protagonista de esta historia.

El uso de estos medios tecnológicos de primera generación  para contarnos una historia representada con esta calidad, para mí es motivo de celebración y esperanza. O dicho de otra manera: Numerosas creaciones han sido dotadas de un sinfín de recursos y se han quedado en una gran oportunidad desaprovechada, para alcanzar la excelencia en todos los ámbitos.  Tanto es así que afirmaría, que El Libro de la Selva Reimaginado es un trabajo que pone en dudas eso que los efectos especiales  son cosas que mantienen al cine en un plano insuperable en lo visual (en contraposición con las artes escénicas); con el aliciente, de que en éstas últimas los hechos se representen  en directo, es algo que siempre será inalcanzable para la cine. No obstante, no voy a dejar de decir que este trabajo fue tan ambicioso en las direcciones hacia dónde se proyectó, que considero que se puede llegar mucho más lejos (composición de la dramaturgia, la dirección de los intérpretes, la relación de los intérpretes con las proyecciones, etc…). Pero  no en este espectáculo en concreto, sino más bien usándolo como una experiencia que se ha transitado, en la que se extraerían una serie de notas, para que los siguientes que se valga de estos recursos, consigan dar muestra de una mayor madurez gracias al dominio de dichos medios. Siendo justos, éstos son de muy reciente implantación en las artes escénicas.

 

 

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