Recientes investigaciones en el terreno de la conducta animal han permitido descubrir que la forma de la estructura social de España es la de un zigurat, cada una de cuyas terrazas o plataformas estaría adjudicada a un numen y a una característica o rasgo en particular, siendo así su composición como sigue:
La base, la gigantesca, ciclópea y monstruosa base sobre la que se asienta la obra, toneladas y toneladas de recio y zafio adobe extendidas sobre muchos kilómetros cuadrados, se llama Ignorancia, y es de tan colosal tamaño que, al igual que en otras señeras pirámides escalonadas, posee en cada una de las cuatro esquinas de su descomunal mole otros tantos templetes exentos a la estructura principal, cada uno bajo la advocación de alguna divinidad menor y relacionada directamente con la base de la construcción. Estos cuatro templetes menores son Superpoblación por estupidez, Ehpaña é lo mehó der mundo, Si tenemos turismo, ¿para qué queremos progreso?, e Incapacidad para planificar, ¡viva la chapuza hispánica!
Sobre la casi infinita base se levantan las terrazas 2 y 3, conocidas respectivamente como Recursos limitados y mal gestionados y Para obtener mis recursos lo mejor es que se los quite a otro español. Y, a su vez, sobre éstas se levantan la cuarta plataforma: Abusaré siempre que pueda, sin contemplaciones y la quinta: Odio perpetuo (y justificado) entre españoles. Muy relacionada con esta última encontramos la sexta, de denominación algo más extensa: La verdadera fiesta nacional es la guerra civil; los toros sirven sólo para mantener el rescoldo de la ferocidad de los salvajes entre una guerra civil y la siguiente.
Estas seis terrazas integran el cuerpo principal del zigurat, y sobre ellas ya sólo encontramos plataformas progresivamente menores, entre las que podemos citar La Contrarreforma nunca acabó; seguimos en el siglo XVIII, o ¿Para qué queremos un ejército que no conoce lo que es ganar una guerra, excluidas civiles y coloniales, desde 1801 (Guerra de las Naranjas, contra Portugal, gran potencia militar)? o No es que la monarquía o el caudillismo funcionen, sino que una república también sería española, y por tanto incompetente y corrupta.
Finalmente, en la cúspide del zigurat se encuentra el templo principal, el sancta sanctórum al que toda la construcción está de un modo u otro supeditada. En nuestro caso se trata de la capilla de la Completa incapacidad de cualquier organización social española, porque aquí sólo funciona la individualidad, preferiblemente contra otra individualidad.
Y ya, por encima, únicamente el aire limpio y puro, pero sólo a partir de los 7 kilómetros de altura.