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Atalaya con Elektra.25, nos aportará  su visión de una tragedia universal para celebrar su 25º montaje. De esta manera, el Teatro Central nos ofrecerá la oportunidad de ser una vez más testigos, de la veteranía, la solidez y la capacidad de influenciar que tiene esta renombrada compañía sevillana. 

Foto: Elena Davidson

Foto: Elena Davidson

 

El Teatro Central acoge los días  11 y 12 de diciembre una tragedia griega que aborda la condición humana; en concreto nos referimos al tema de la venganza. No obstante, lo que hace especial la reedición de la misma, es que Atalaya quiere dar muestras del significado que tiene para ellos este trabajo, esto es: se celebraría los 25 siglos del nacimiento de Eurípides (autor de la obra original), 25 años de uno de los principales referentes de esta compañía sevillana, Heine Müller, entre otras cosas; que dan sentido a que se haya apostado por semejante título.

El caso es que, esta pieza junto a otros grandes clásicos, son siempre una garantía de que un montaje teatral hay que verlo desde una butaca: no hay manera de sustituir a este formato, con versiones cinematográficas, o de cualquier otra índole; de lo contario, se trataría de contar la misma historia desde otro punto de vista. Dado que esta tragedia fue hecha para ser vista en persona, posibilitando la mímesis entre los intérpretes y los espectadores: una suerte de fomentar entre los allí reunidos la reflexión y el “reencuentro”. Sí, sucediendo en un “aquí y ahora” irrepetible (por más que los intérpretes lo vayan a reproducir en otro ensayo, o en una nueva actuación de la misma), que nos recuerda el carácter atemporal de las artes escénicas, ya que aunque hayan emergido con el paso de los siglos, otros formatos para contar historias sobre nosotros los seres humanos, las artes escénicas siguen tan vigentes como siempre lo han estado.

En especial, si estamos pasando por una pandemia que ha puesto en riesgo a las artes escénicas a nivel mundial. Lo cual supone, que el ir al teatro se nos presenta (nuevamente) como un acto de apoyo y de reactualización de su necesidad para nuestra sociedad, y nuestro bienestar personal. He allí que asistir a esta versión de Electra, desde el lenguaje contemporáneo de Atalaya, sería un acto más de hacer un homenaje a nuestra herencia cultural, favoreciendo a que ésta se conserve de la mejor manera: yendo al teatro.

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